El día sagrado para los musulmanes empezó con la quema, esta madrugada, de la tumba de José, en Nablus, al norte de la Cisjordania ocupada. El espacio -venerado por cristianos, judíos y musulmanes- se ha incendiado cuando centenares de jóvenes palestinos acudieron al complejo y lanzaron cócteles Molotov. “Hoy será un día de rabia popular en Palestina ocupada, en Al-Quds Jerusalén, Cisjordania y la Franja de Gaza contra el terrorismo de la ocupación israelí», cita el diario palestino Palsawa.
La reacción de los atacantes fue la profunda muestra del rechazo a los ataques que Tel Aviv perpetró durante los últimos días a la zona de Jerusalén Este, en general, y en la mezquita de Al-Aqsa, en particular. Según información de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, entre el 6 y el 12 de octubre, 2.311 personas han resultado heridas a causa de la arremetida de las fuerzas israelíes.
El punto de inflexión tuvo lugar el pasado 13 de septiembre, cuando soldados israelíes irrumpieron en la Mezquita Al-Aqsa y atacaron a los que oraban con granadas de aturdimiento, gases lacrimógenos y balas de goma.
Tras las agresiones de los últimos días, militantes del Movimiento de Resistencia Palestina (Hamas) junto con miembros del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) han salido a las calles para defenderse y rechazar la violencia ejercida por las fuerzas israelíes.
El mandatario palestino, Mahmud Abbas, advirtió a Netanyahu que sus acciones en Jerusalén amenazan la paz y la inestabilidad en la región y ponen en riesgo el proceso de negociaciones de paz con miras a la creación de un Estado palestino que sea reconocido por el régimen sionista.
Volver a las piedras
La situación que vive hoy día la región ha encendido las alarmas de la comunidad internacional. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas llevó a cabo este viernes una reunión de emergencia para tratar el agravamiento de la violencia israelí en Palestina.
En 2000 el entonces líder de la oposición israelí, Ariel Sharón, visitó el recinto de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa. La acción fue considerada como una provocación por los palestinos, quienes se armaron con piedras ante posibles choques con las fuerzas israelíes. Empezaba la segunda Intifada, que terminaría cinco años más tarde y que dejó un total de 5.100 muertos en Palestina además de suponer un retroceso en las negociaciones de paz de Camp David.
Como un dejavú, incremento de las tensiones entre israelíes y palestinos de los últimos días reproducen muchas las escenas vividas en 2002, como la que tuvo lugar durante la tarde de hoy, cuando las fuerzas de seguridad israelíes irrumpieron en Jerusalén y cientos de judíos sionistas atacaron a los palestinos.
Según informa Telesur, el primer ministro israelí envió a unos 300 soldados a la ciudad ocupada como apoyo a la Policía que recrudeció la violencia y provocó el temor en los palestinos a una tercera Intifada.