En Río de Janeiro las protestas han aumentado considerablemente a 50 días del inicio de la Copa del Mundo. La ciudad mantiene una crisis de seguridad puesto que gran parte de las favelas del sector se encuentran movilizadas.
Desde la turística zona de Copacabana, hasta la periferia de la ciudad se han producido manifestaciones. La intervención de la policía se ha hecho notar pero en ciertas ocasiones se han visto disminuidos. En la favela de Pavao y Pavaozinhon es donde más ajetreo se constata.
El epicentro turístico de Río ha visto como los últimos días policías, narcotraficantes y vecinos se han enfrentado a raíz de sus intereses. Van dos personas muertas hasta la fecha. El precio del transporte, la represión policial –aludiendo a la muerte de jóvenes en manifestaciones- son algunas de las demandas de la población.
Dicha muerte es la de un joven bailarín, de 25 años, conocido en la favela, quien resultó lleno de lesiones en su cuerpo, hecho detonante que produjo la violencia en Copacabana. Las autoridades forenses confirmaron el fallecimiento del hombre a causa de golpes en su cabeza. Su madre, María de Fátima, explicó a los medios que su hijo “tenía un corte en la ceja, una perforación el tórax resultado de un disparo. Además tenía la espalda arañada señal que demuestra que fue arrastrado muerto”.
Las exigencias de las personas radican en tres puntos. La subida de los precios en el transporte público, el enorme gasto en los eventos públicos en desmedro de las condiciones de los habitantes de la ciudad, la excesiva brutalidad policial, el malestar de la clase media y la corrupción.
El fin de semana manifestantes de diversas organizaciones incendiaron 9 vehículos en señal de protesta por la muerte de los dos jóvenes en un operativo de la Policía que realizó la policía en una favela del sector. El primero es un menor de edad que murió atropellado por uno de los vehículos blindados de las fuerzas de seguridad el pasado jueves Santo mientras que el segundo joven tenía 21 años y fue baleado en un tiroteo antes de la procesión de Viernes Santo.
La versión oficial que entregaron las autoridades aseguran que la situación está bajo control, pero las manifestaciones siguen creciendo, el descontento en la población cada vez se agudiza.
Federico Caldas, coordinador de la Policía Pacificadora de Río de Janeiro, agregó: “Nuestra política de seguridad no puede estar supeditada a los grandes eventos, nuestra política tiene por objetivo garantizar una ciudad segura, ya que el concepto del evento supone dicho estado”. El evento que hace referencia es la Copa del Mundo que esta a menos de 50 días de comenzar.
En el estado de Río se producen cerca de 500 muertes mensuales, según las estadísticas oficiales, en su gran mayoría víctimas de la violencia