Este sábado 26 de junio fue un día histórico en la capital del estado de Puebla. Colectivos lesbifeministas y trans marcharon para celebrar la entrada en vigor de la “Ley Agnes”; y para visibilizar parte de los temas de la agenda feminista y de la comunidad LGBTTTIQ+ que el Estado poblano tiene pendientes: entre ellos la despenalización del aborto y el asunto de las infancias trans.
Marcha Lesbifeminista
A las 12 pm el colectivo EL TALLER AC convocó a una marcha pacífica en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBTTTIQ+ y el mes del Orgullo. Convocaron a “lesbianas, machorras, lenchas, marimachas, tortilleras, chilaquilas, unicornias, personas trans y no binaries”. Con el fin de visibilizar la existencia de la diversidad sexogénerica y de orientación sexual/afectiva.
Si bien EL TALLER convocó, los colectivos que participaron y acuerparon la marcha fueron: Red de Mujeres Articuladas Universitarias; LesBis; Kiki House of MarikHa; Colectivo Bisexualas; Fondo Semillas; La Morada; Somos Fuego y el colectivo femciclista Chickwaj.
Todxs buscaron dar a conocer la agenda feminista que las autoridades aún no han atendido. Como la despenalización del aborto que han mantenido en la «congeladora» por ya varios años; dando largas para su discusión en el ámbito legislativo, pero nunca llegando a conclusiones concretas.
Los feminicidios, los altos índices de violencia de género en Puebla, la discriminación y crímenes de odio contra la comunidad LGBTTTIQ+. Por nombrar algunos de los asuntos que el Estado poblano tiene con los defensores de los derechos humanos y la sociedad civil en general.
Este sábado la Marcha Lesbifeminista comenzó en el reloj El Gallito; conocido punto de encuentro para las agrupaciones activistas. Mientras esperaban a que el cuerpo de la marcha creciese más, se escuchaban los tambores de las lesbifeministas: sonando expectantes, bélicos, disidentes.
Alrededor de la una de la tarde un grupo de ciclistas llegó rodando y echando porras, varios portaban alguna referencia a las múltiples banderas LGBTTTIQ+ y feministas. Con su llegada la marcha comenzó a acuerparse: una larga bandera morada era el estandarte.
Iniciaron a marchar rumbo al Zócalo, siempre con los tambores retumbando y los megáfonos empoderando sus voces. Cantaban sus manifiestos con un júbilo contagioso, con un júbilo agridulce.
Entre sus llamados declararon sus cuerpos como suyos, sus derechos, su poder de decisión, su libertad de amar y ser amadxs; en un estado como Puebla es sólo lógico que existan estos llamados, donde la gente, al salir de su casa, corre el riesgo de ser asaltada, golpeada, violada o simplemente no volver.
Conforme avanzaban sobre Reforma se escuchaban las canciones (no encuentro una palabra sustancial para describir estos manifiestos “musicales”) que sentenciaban frases como: “Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo”, “La verdad es feminista”, “Lesbiana porque me da la gana”.
En todo momento buscaron ocupar la mayor parte de las calles posibles, esto con el fin de ser vistas por el mayor tiempo posible; buscando dar otro mensaje. Y es que antes las marchas en Puebla eran estigmatizadas (aún más) y tachaban a sus integrantes de “depravados”, de “antinatura”, de “lo bajo de la sociedad”, de “locos que hablan de una sociedad injusta”.
Continuaron su camino hasta llegar a un costado del edificio Carolino, ahí siguieron con sus manifiestos y una serie de actividades para todas las edades y colores.
1era Marcha TTTrans en Puebla
El 23 de junio entró en vigor, a nivel estatal, la Ley de identidad de género autopercibida, llamada coloquialmente como “Ley Agnes”, en honor a la activista y psicóloga trans, Agnes Torres; quien fue asesinada antes de poder ver esta realidad.
El mismo 23 de junio varias personas de la comunidad trans recibieron sus actas de nacimiento nuevas, en las que se les reconoce de forma legal su cambio de género. Esto suscita todo un hito para los derechos humanos de la comunidad LGBTTTIQ+ en Puebla; con esto la entidad se convierte en ser la 14ª en hacer reformas a su ley en materia de género autopercibido.
En celebración de este suceso, los colectivos Coalición Agnes Torres y Grupo Transgénero Puebla, convocaron a la 1era Marcha TTTrans en el estado. Su marcha pacífica buscaba visibilizar a la comunidad transgénero, transexual, travesti, no binarie y otras diversidades sexogenéricas que conforman a los LGBTTTIQ+.
Alguien me preguntaba recién ¿por qué se complicaban tanto y no hacían una sola marcha? La respuesta, a mi parecer, yace en que sus luchas no son iguales. Si bien se entrecruzan y solicitan cosas sobre los mismos ejes: sus luchas requieren enfoques y atenciones diferentes.
La Marcha TTTrans partió también del Gallito y definitivamente el ambiente era otro: era una celebración. Si bien sus integrantes están conscientes de que este logro es sólo un paso más hacia la completa visibilización y aceptación social; sin duda es un momento que celebrar y compartir.
Durante toda la marcha hubo canciones icónicas del Pride Month, siendo “Born This Way” de Gaga una de las predilectas; así como hubo muchos colores, bailes y sonrisas.
Al llegar frente a Palacio Municipal hubo un momento solemne en el que se dio lectura a una carta a Agnes Torres. En ella Agnes narra un día cotidiano, donde describe sus intereses por ayudar a que la comunidad trans sea visibilizada y escuchada, y culmina con su muerte; cuenta la manera en que muere, con un tono de miedo e impotencia.
Es una verdadera lástima que una persona como Agnes Torres haya tenido que irse así de este mundo, a mitad de una lucha común.
Continuaron su recorrido hasta llegar frente al Carolino; fueron recibidos por los tambores resonantes de las lesbifeministas, en un acto de unión y mutuo respeto. Allí mismo dieron lectura a una serie de acciones pendientes que el estado todavía debe a la comunidad trans.
Entre ellos la reforma a la propia “Ley Agnes” para que se avalen también las infancias trans; la integración real de personas trans en el ámbito laboral; la capacitación a diversos sectores socioeconómicos, de salud y política que dote a funcionarios públicos y servidores de una perspectiva de género concisa y real; así como la erradicación de las llamadas “terapias de conversión”.
Este 26 de junio fue histórico, es una prueba de la incidencia social que puede haber en la organización ciudadana. En El Ciudadano México estaremos al pendiente de las acciones y reacciones que tengan las autoridades a raíz de estas agendas.
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