Solid es un protocolo desarrollado por Tim Berners-Lee con el objetivo de devolver a los usuarios el control sobre su información personal en Internet. A través de este sistema, los datos no se almacenan en servidores controlados por grandes empresas, sino que permanecen en «pods» (unidades de almacenamiento personal) que los usuarios gestionan directamente. Esto permite que los usuarios decidan cómo, cuándo y con quién compartir su información, evitando la explotación de sus datos por parte de grandes corporaciones.
En su declaración de principios señala «Nosotros, como miembros de la comunidad Solid, nos comprometemos a hacer de la participación en nuestra comunidad una experiencia libre de acoso para todos, independientemente de la edad, tamaño corporal, discapacidad visible o invisible, origen étnico, características sexuales, género, identidad y expresión de género, nivel de experiencia, educación, estatus socioeconómico, nacionalidad, apariencia personal, raza, casta, color, religión o identidad y orientación sexual.»
Tim Berners-Lee, el inventor de la World Wide Web, nos recuerda que otra web es posible. Y si lo dice él, el creador mismo de esta revolución, ¿cómo no creerle? A veces, atrapados en la rutina y preocupados por los problemas actuales, olvidamos que nuestro mundo siempre puede transformarse.
Hace unos días, en un auditorio lleno en Oxford, las sillas estaban tan pegadas a las paredes como fuera necesario para acomodar a todos los asistentes. Berners-Lee, el hombre que hizo posible la web, estaba allí para compartir su visión de cómo cambiarla.
En 1990, trabajando en el CERN en Ginebra, Berners-Lee desarrolló la arquitectura que permitió navegar por el incipiente Internet. Llamó a su creación World Wide Web, una herramienta que, como él mismo explicó, actúa como los «camiones que transportan el correo» en la superautopista de información que es Internet. En 1995, el New York Times destacó cómo esa red nacida en un laboratorio estaba «dando la vuelta al mundo». Tras pasar por el Instituto de Tecnología de Massachusetts, Berners-Lee fue clave en la creación de las herramientas fundamentales para Internet tal como lo conocemos: el lenguaje HTML, el protocolo HTTP y las URL que seguimos utilizando hoy.
Desde el principio, Berners-Lee fue consciente de los peligros de que grandes empresas se adueñaran de lo que debía ser un sistema descentralizado y abierto. Lamentablemente, esa advertencia no se cumplió. Ahora, él aboga por un cambio radical en la arquitectura de la web.
En su conferencia en Oxford, mostró gráficos sobre cómo añadir dos capas a la web para devolver a los usuarios el control sobre su información personal. La idea es cambiar el centro de la web, desplazando el enfoque desde la «explotación de la atención», que es el modelo actual de negocio dominado por gigantes como Google, Amazon y Apple, hacia lo que él llama «la intención de los individuos». Es decir, que sea el usuario quien tenga el control.
Hace un año, Berners-Lee lanzó una carta abierta pidiendo la intervención de instituciones y gobiernos para construir una nueva web y apoyar el protocolo Solid, un proyecto que busca devolver el poder a los usuarios y que ya está en funcionamiento. De hecho, ya lo utilizan entidades como la BBC y el Gobierno de Flandes, en Bélgica.
El inventor también es muy crítico con las redes sociales, especialmente con X (anteriormente Twitter) y Meta. Hace unas semanas, apoyó el discurso de Pedro Sánchez en Davos, en el que se pedía más regulación para frenar los peligros del oligopolio de pocas empresas tecnológicas. La victoria de Donald Trump, en alianza con los oligarcas de la tecnología, evidenció más que nunca los riesgos de este poder concentrado.
En la charla de Oxford, había jóvenes estudiantes, incluidos ingenieros a los que Berners-Lee animó a desarrollar código para el bien común. En 1989, cuando intentó por primera vez ordenar Internet, sus ideas parecían utópicas. Sin embargo, el apoyo de instituciones dedicadas al progreso y la innovación convirtió su visión en una realidad. Hoy, su mensaje sigue siendo el mismo: la buena gobernanza y la responsabilidad institucional son fundamentales, tanto como el trabajo de científicos y desarrolladores. Sin embargo, ahora, además, es crucial la reacción popular frente al modelo actual. Un factor que no existía en sus primeros esfuerzos por crear una web abierta y descentralizada.
Tim Berners-Lee nos lo dice: otra web es posible. Y si el creador de esta tecnología lo dice, ¿cómo no creerle? Quizás, entre la rutina y los problemas actuales, olvidamos que siempre podemos imaginar y crear un mundo diferente.
El Ciudadano