Cuba, revolución, fuerza, libertad, igualdad: son algunas de los conceptos que se vienen a la cabeza cuando pensamos en Fidel Castro. Ya retirado esta figura política latinoamericana y mundial es la encarnación de una serie de problemáticas y choques culturales e ideológicos que aún persisten en nuestro mundo. Siendo uno de los impulsores y el rostro visible de la revolución cubana, Castro debió sortear una serie de atentados: en total suma 634 intento por acabar con su vida.
Dentro de los atentados cuentan, cargas explosivas utilizando C3 y C4, sustancias químicas y venenosas en una veintena de oportunidades, así como armamento de todo tipo.
La mayoría de estas maniobras, que se iniciaron a finales de la década de 1940, cuando Castro comenzó a destacar como dirigente estudiantil, con firmes posturas contra los regímenes dictatoriales de la época, han estado dirigidas y financiadas por el gobierno de Estados Unidos.
Los autores han sido diversos, pero en los 60 la CIA reconoció haber organizado ocho de estos eventos, aunque algunos ni siquiera llegaron ha efectuarse.
El analista del Centro de Investigaciones de la Seguridad del Estado cubano, Pedro Etcheverry, detalló en entrevista con la agencia Xinhua que uno de estos planes incluso comprendía la participación de figuras de la mafia estadunidense.
En 1963, uno de los camareros que servía a Fidel fue reclutado por la CIA con la instrucción de envenenarlo con un batido de chocolate
. El plan fracasó porque la pastilla de veneno se congeló en la nevera de los helados y se rompió recordó Etcheverry.
La revolución cubana: Tras el golpe de Estado perpetrado en 1952 por Fulgencio Batista, Castro organizó y entrenó a un centenar de jóvenes con quienes asaltó el 26 de julio de 1953 los cuarteles Guillermo Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. La acción militar fracasó. Castro fue condenado a 15 años de prisión, de los cuales sólo cumplió 22 meses debido a un indulto presidencial.
Tras su excarcelación fundó el Movimiento 26 de Julio y unos meses después, mostrada la imposibilidad de proseguir la lucha contra Batista por medios legales, Castro partió hacia México para organizar la insurrección armada. Allí se le unieron su hermano Raúl Castro y otros revolucionarios, como Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos.
Entrenaron durante un año y medio y en diciembre de 1956 formaron parte de la expedición del yate Granma, a bordo del cual 82 combatientes navegaron desde el río Tuxpan, Veracruz, hasta las costas del oriente cubano.
Al llegar a la isla combatieron con las tropas de Batista y sólo sobrevivió un reducido grupo, el cual logró reagruparse y dirigirse a la región de la Sierra Maestra, para continuar desde allí la lucha revolucionaria. A partir de entonces el ejército rebelde comenzó a crecer y fortalecerse con Castro como comandante en jefe, durante 25 meses de combate.
Luego de obtener contundentes victorias contra las tropas de élite del gobierno de Batista, al amanecer del primero de enero de 1959, Batista huyó del país y triunfó la revolución con Fidel Castro a la vanguardia, quien comenzó a fungir de comandante en jefe de las fuerzas armadas y un mes más tarde, asumió el cargo de primer ministro.
Durante cinco décadas, el comandante Fidel impulsó y dirigió la lucha por la consolidación del proceso revolucionario en la nación caribeña y su avance hacia la construcción de una sociedad socialista con características propias.
Como secretario general del Partido Comunista de Cuba (PCC) y presidente de los consejos de Estado y de Ministros, volcó sus energías en desarrollar la educación, la salud, el deporte, la cultura y la ciencia, concebidos como derechos adquiridos por la totalidad de la ciudadanía desde enero de 1959.