Tras bambalinas: Cómo se gestó la restricción de acceso del Colegio de Periodistas a la SIP

El saludo de Agustín Edwards a personeros de gobierno, los desafíos de los periódicos tradicionales frente al surgimiento de las redes sociales y medios digitales, y la censurada entrega de una misiva que atacaba la concentración de la prensa escrita en Chile, y que provocó el susto de los organizadores del evento, fueron la tónica de la 70ª Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) realizada el lunes pasado en dependencias de Naciones Unidas, en Santiago.

Tras bambalinas: Cómo se gestó la restricción de acceso del Colegio de Periodistas a la SIP

Autor: Matías Rojas

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A inicios de esta semana, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), integrada por los representantes del duopolio chileno Copesa/El Mercurio, se reunió en el edificio de la CEPAL de Vitacura, conmemorando veinte años de la Declaración de Chapultepec. Firmada el 11 de marzo de 1994 en México, el documento establece como principio fundamental que “no debe existir ninguna ley o acto de poder que coarte la libertad de expresión o de prensa, cualquiera sea el medio de comunicación”.

Agustín Edwards Eastman, coronado presidente de la SIP en 1968, fue captado el lunes mientras deambulaba por el recinto de Naciones Unidas a la espera de la presidenta Michelle Bachelet y sus ministros Heraldo Muñoz y Álvaro Elizalde, junto a los cuales la entidad daría apertura a su asamblea número 70.

Como timonel de una organización que fue “financiada por la CIA” y que contaba exclusivamente en su nómina con “editores de periódicos latinoamericanos de la derecha”, según escribe el galardonado investigador del caso Watergate, Carl Bernstein, Edwards profundizó sus contactos en Washington para el devenir del golpe de Estado de 1973, actuando como el principal agitador de la Operación Sinsonte, la cual fue dejada al descubierto en el Comité Church del Senado de Estados Unidos cuando el director de la Agencia, William Colby, reconoció que había personas encargadas de “remitir publicaciones a periodistas” a fin de desestabilizar gobiernos o crear un escenario favorable para los intereses del gran capital.

El 31 de octubre de 1969, ante el pleno de la SIP, Richard Nixon había señalado que la Casa Blanca no permitiría la existencia de naciones que “exportaran revolución” a otros países del hemisferio. “Es bueno estar con ustedes esta noche, en especial porque el presidente saliente es un viejo amigo, el Sr. (Agustín) Edwards de Santiago”, afirmó el republicano compadre de Kissinger. Asimismo extendió saludos al nuevo presidente de la sociedad, James Copley, sindicado también por Bernstein como un estrecho colaborador de la CIA.

Copley falleció el mismo año en que Pinochet llegó a La Moneda, pero Edwards continúa en pie. El siniestro heredero de la familia que desembarcó en La Serena desde un barco pirata inglés, se encontraba rígido en la Sala Raúl Prebisch de la CEPAL cuando llegaron las autoridades de gobierno, a las que saludó cordialmente.

heraldo muñozPues bien, tras la exposición de la jefa de Estado – una breve reseña de las reformas que pretende impulsar la Nueva Mayoría – tomó la palabra el canciller Heraldo Muñoz, quien abordó la importancia de la tecnología en los medios de comunicación, y los desafíos editoriales de los grandes periódicos frente a la revolución digital instalada por redes sociales y blogs. “Hoy con internet, con Facebook, con Twitter, con WhatsApp, es muy difícil que un régimen pueda reprimir a sus ciudadanos sin que se conozca inmediatamente”, afirmó. “En un mundo digital, es muy difícil ocultar la verdad”.

En el café del receso, algunos participantes de la asamblea traían volteada la identificación que colgaba de sus cuellos. Fue difícil dirigir la palabra haciendo mención a nombres o cargos y sólo algunos quisieron comentar el impacto de la llamada “era de la información” que la semana anterior había sido protagonizado sendas discusiones en el Hotel W, donde la mayoría de los asistentes se encontraban hospedados.

“Las redes sociales, bajo mi punto de vista, no tendrían la fuerza que tienen sin la existencia, sin la calidad informativa y la veracidad que aportan los medios de comunicación”, opinó Francisco Flores, director periodístico del Grupo Epensa de Lima a cargo de Correo, Ojo, Ajá y otras publicaciones peruanas.

Hace algunos meses, el Grupo El Comercio adquirió el 54% de las acciones de Epensa, concentrando el 80% del mercado de medios escritos en el país vecino.

Fabricio Altamirano, CEO del Grupo Altamirano que dirige El Diario de Hoy de El Salvador, expresó una visión más romántica de los paradigmas que nacieron junto a internet. “Con las tecnologías se ha aplastado completamente la jerarquía que impedía que el público incidiera en los gobiernos”, afirmó. “Los medios tradicionales nos volvemos en administradores de esa conversación. Tenemos que reflejarla, alimentarla, pero no dirigirla. Si pretendemos aplastarla, nos aplastaría a nosotros como medios tradicionales”.

En tanto, en el pasillo que dividía el cóctel con el pleno de la SIP, en sesión abierta, la encargada de prensa de la CEPAL corría de lado a lado intentando aunar esfuerzos para solucionar un problema de último minuto: el equipo periodístico de HispanTV le había preguntado en qué lugar recibirían a la presidenta del Colegio de Periodistas, Javiera Olivares, quien estaba a punto de cruzar la Avenida Dag Hammarskjöld en dirección al edificio para hacer entrega de una carta a las autoridades de la SIP. Por internet se difundía un comunicado que anticipaba la dura crítica del colegio al duopolio de prensa imperante en Chile. La secretaria comentó a viva voz que si permitían el ingreso de los manifestantes, sumado a la concurrencia de canales de televisión, podría formarse “un lío”.

equipo-sip2En primera instancia no había seguridad de quién sería la persona que recibiría la misiva. Presente en la discusión de pasillo se encontraba el periodista Mauricio Montaldo, ex director ejecutivo de la revista Newsweek en español y coordinador de la SIP. “Yo no voy a recibirla”, señaló. Pronto se sumaron Juan Pablo Illanes, ex director del diario “El Mercurio”, y Marco Antonio González, secretario general y editorial del Grupo Copesa, uno de los cuales afirmó: “me pueden entregar la carta a mí, pero si quieren venir a usar el micrófono, vamos a tener problemas”. Concluyeron que lo mejor era detener a Olivares y al grupo de directores de medios independientes – entre los que se encontraba Bruno Sommer, del diario El Ciudadano, Paul Walder de Clarín y Patricio Segura, vicepresidente del Colegio de Periodistas – en la guardia del edificio.

El relator de Libertad de Prensa e Información de la sociedad, el uruguayo Claudio Paolillo, bajó al primer nivel junto a los representantes del duopolio, y detrás de él, descendieron los pocos reporteros que allí se encontraban para cubrir desde adentro el escueto recibimiento de la SIP.

Sorpresa hubo cuando la secretaria de prensa de CEPAL impidió que los medios – en su mayoría digitales presentes – entraran a la sala de recepción donde se entregaría la carta. “Después entra prensa”, dijo. El después nunca llegó. Tras 20 minutos de conversación, los representantes de Copesa y El Mercurio volvieron a ingresar al recinto de Naciones Unidas sin emitir declaraciones. “¿Por qué no hace ningún comentario, si se ha hablado de libre acceso?”, preguntó el periodista de HispanTV, Alejandro Kirk, al antiguo hombre fuerte de la Fundación Jaime Guzmán, Marco Antonio González.

El único que decidió hablar fue el uruguayo Paolillo: señaló que la restricción de ingreso había sido determinada por la CEPAL. De igual forma, anunció que se había ofrecido invitación al Colegio de Periodistas para que esa tarde concurriera a entrevistarse personalmente en el hotel con la presidenta del SIP, Elizabeth Ballantine, la misma que momentos antes había señalado en cámara que Bolivia, Ecuador y Venezuela eran los países más estrictos en materias de libertad de expresión de Latinoamérica.

despues-entraA las afueras del perímetro, resguardado por perros detectores de bombas, los periodistas colegiados terminaron su cometido, extendiendo un lienzo en el que pidieron “más libertad de expresión”.

Consultada por la presencia de Agustín Edwards en el cónclave de la SIP y las eventuales sanciones que pudieran cursarse en contra del magnate por su participación en montajes mediáticos durante el régimen militar, Javiera Olivares señaló que “lo que hemos dicho es que vamos a ser severos en hacer cumplir nuestro Código de Ética y éste establece que ningún periodista que atente contra los derechos fundamentales de las personas y sea cómplice de atentados contra la democracia, debiera estar cumpliendo su ejercicio periodístico y ser parte de este gremio”.

“Estamos ad portas de presentar un requerimiento al Tribunal de Ética para que analice si las actitudes del señor Edwards fueron o no reñidas con los derechos y la democracia en algún momento histórico de Chile, y si la expulsión es necesaria, de acuerdo al fallo del tribunal, seremos los primeros en acatarla”, concluyó la presidenta del Colegio.

Matías Rojas


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