Defensores ambientalistas integrantes de Pueblos Unidos se pronunciaron esta mañana en Juan Crisóstomo Bonilla sobre los cambios de suelo que se han estado presentando en los campos de cultivo de la zona, y que alcanzan su máxima expresión en el fenómeno edafológico e hídrico conocido como “el socavón”.
En el pronunciamiento estuvo presente el equipo periodístico de El Ciudadano, quien mantiene el compromiso con sus lectores de proporcionar una cobertura del fenómeno desde todos los ángulos posibles.
Quienes hicieron uso de la palabra invitaron a la sociedad poblana a reflexionar sobre el hecho de que el socavón, fenómeno que tanto la población como los medios conceptualizan como una zona turística, para quienes tienen ahí sus tierras de cultivo constituye una zona de desastre.
Los activistas refirieron que han estado visitando casas en la zona, junto con representantes del Colegio de Ingenieros, evaluando el nivel de daño estructural que ahí se ha presentado.
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Asimismo, señalaron que ninguna autoridad ha dado información real sobre lo que está aconteciendo en las tierras de cultivo de Juan Crisóstomo Bonilla.
Los propietarios también refirieron que cuando intentaron dialogar con el comisario ejidal de Juan Crisóstomo Bonilla, el acceso les fue denegado bajo la promesa de instalar más adelante una mesa de diálogo; esta negativa a una discusión directa con el comisario cercenaría cualquier arteria de comunicación con la autoridad municipal y con el Gobierno del Estado.
El alcalde mayor elegido por usos y costumbres señaló que en su territorio, desde hace dos décadas se ha intentado instalar el Proyecto Integral Morelos, consistente en un gasoducto en un territorio volcánico. Para despejar el camino al desarrollo de este gasoducto, se habría recurrido al hostigamiento, encarcelamiento y hasta ejecuciones de activistas.
Los defensores de la tierra se valieron de un mapa para proporcionar una explicación gráfica de la conformación de la zona geológica del acuífero de Puebla que se forma entre el Iztaccíhuatl, el Popocatépetl y la Malinche. Este acuífero, según el concepto de los defensores, es como una enorme olla de agua, que ha sido sustraída a niveles industriales durante el último medio siglo por más de 150 empresas que han saqueado el agua, despojado el territorio y talado árboles.
Asimismo, los activistas nombraron algunas de las empresas que, según refieren, han abusado de las reservas acuíferas, ya sea drenándolas o contaminándolas.
En breve, El Ciudadano publicará un extenso reportaje a cargo de la periodista Kara Castillo en el que se documentarán a profundidad los reclamos de estos defensores de la tierra y el contexto en que estos se presentan.