A mediados de diciembre cuando la mayoría de los peruanos empieza a dejarse llevar por el cada vez más visible ambiente navideño. De pronto, poco después del medio día aflora el rumor (que ya había estado dando vueltas en algunos círculos durante la mañana): el Presidente del Consejo de Ministros (CM), Salomón Lerner, habría presentado su renuncia al cargo.
En unos minutos, la ciberesfera local se llena de comentarios, especulaciones y, por supuesto, más rumores. Al poco tiempo, los medios empiezan a brindar avances -sin confirmar- sobre la noticia. Finalmente la carta de renuncia del Presidente del CM es hecha pública. En dicha carta el alto funcionario alude a la necesidad de dar un paso al costado para que el Presidente de Perú, Ollanta Humala, pueda dar inicio a una nueva etapa de trabajo gubernamental.
¿QUÉ MOTIVÓ LA RENUNCIA?
Si se lee detenidamente lo expresado por el Primer Ministro renunciante, vemos que dice lo siguiente: 1) que se abocó a ejecutar las políticas públicas resultado del consenso ciudadano que eligió a Ollanta Humala como presidente, y 2) que ahora esa etapa ha concluido y que él deja en libertad al presidente para realizar los ajustes que considere convenientes en esta segunda etapa.
Esto, en pocas palabras, significaría que no funcionó el llamado gabinete de consenso, o “de todas las sangres”, en donde estaban representadas tanto la derecha como la izquierda, así como la facción militar relacionada con Ollanta Humala, que constituye uno de sus núcleos más cercano y en donde mayor confianza deposita.
Los trascendidos coinciden en señalar que Ollanta Humala le pidió a Salomón Lerner reestructurar el gabinete, pero con una serie de cambios que evidenciaban un giro político a la derecha. Dado que esto implicaba desprenderse de ministros muy afines a él, el antiguo Presidente del Consejo de Ministros optó por presentar su renuncia, misma que tomó por sorpresa a Humala pero que terminó por aceptar.
Si bien se había sabido de tensiones previas en el gabinete por decisiones tomadas directamente entre algún ministro y el Presidente Humala, sin participación del Presidente del Consejo de Ministros, todo indica que la definición presidencial a favor del controvertido proyecto minero aurífero Conga, fue la que empezó a resquebrajar el gabinete. Esta decisión ya había originado un paro indefinido por parte de los pobladores de la región Cajamarca, a quienes el presidente Ollanta Humala dijo que era absolutamente necesario realizar el proyecto para el desarrollo del país, contrariamente a lo que el Humala candidato les había dicho apenas unos meses antes durante la campaña presidencial.
TIEMPO DE DEFINICIONES
Así pues, parece que el presidente ha decidido prescindir de la izquierda que lo apoyó en su campaña, dando un giro a la derecha, esa derecha que lo satanizó durante meses y que una vez investido Humala como presidente, casi silenciosamente se hizo presente en los más altos cargos públicos. Hay que recordar que la existencia de la famosa “Hoja de ruta” ya era una señal de que Humala aceptaba jugar según los parámetros que el poder económico dictaba.
Si bien el tema de la “inclusión social” siguió presente estos meses -y el mencionado gabinete de consenso era una muestra de ello-, poco a poco Humala ha ido dando señales de que seguirá a pies juntillas el modelo económico que los anteriores gobiernos le heredaron, desoyendo así el mandato de un pueblo que lo vio como opción de cambio frente a la candidatura fujimorista.
Hay que mencionar, sin embargo, que sin los recursos económicos que dejan las grandes inversiones extranjeras, sobre todo las del sector minero, no hay muchas opciones de donde sacar el efectivo necesario para ejecutar precisamente las acciones y obras del plan de “inclusión social”, que en otras palabras no es si no reducir la terrible desigualdad que existe en el país.
Sin embargo, es indudable que este gobierno cruzó un límite cuando declaró el estado de emergencia en la región de Cajamarca para neutralizar el mencionado paro indefinido que los pobladores estaban realizando en defensa de las lagunas de la zona. Para los campesinos de la región, estas lagunas son la fuente de agua para sus labores agrícolas, ganaderas y su propia subsistencia. Las subsiguientes medidas represivas que se han dado en contra de los líderes del movimiento de protesta no hicieron sino aumentar la percepción de que el gobierno prefería cuidar los intereses del empresariado antes que los del pueblo.
Así pues, es opinión casi generalizada que la renuncia de Lerner es uno de los costos políticos del manejo dado a estas protestas contra el proyecto minero Conga. Dado que Lerner siempre se mostró dialogante y a favor de la concertación en este conflicto, parece lógico pensar que el presidente ha optado por soluciones más verticales y de mano dura.
EL REEMPLAZO
El anuncio del nombramiento del actual Ministro del Interior, Óscar Valdés, como nuevo Presidente del Consejo de Ministros parece una señal en este sentido. Valdéz es un empresario, ex militar, que precisamente conoció a Ollanta Humala en el ejército. No pertenece al ala izquierdista del gabinete, sino al sector que se acusa de ser responsable del viraje ideológico del Presidente Humala luego de asumir el mando.
Según Gregorio Santos, presidente regional de Cajamarca y uno de los líderes del paro, Óscar Valdés tuvo una intervención bastante discutible durante las negociaciones previas a la dación del estado de emergencia, interfiriendo negativamente en las mismas y causando que no se llegara a ningún acuerdo. Lo hace además responsable político de los siete heridos resultado de la represión policial a las protestas. Aquí un testimonio recién salido: “con Valdes no tenemos ninguna esperanza“.
Las primeras reacciones a este nombramiento son divergentes, dependiendo del espectro político: los sectores socialistas hablan de una preocupante militarización del gobierno, mientras que el sector empresarial saluda el nuevo nombramiento que, esperan, contribuya a poner orden en el país (Perú enfrenta hoy en día más de 200 conflictos sociales de diverso orden). Sea cual sea el caso, parece probable que la actitud del gobierno frente a paros, huelgas, bloqueos de carreteras y otras medidas que suelen tomar los manifestantes, será del tipo “golpea primero y pregunta después.”
LO QUE SE VIENE
En sus primeras declaraciones a los medios luego de ser designado como Presidente del Consejo de Ministros, Valdés negó que hubiera una crisis de gobierno y también negó la militarización. Luego confirmó en sus puestos a los ministros de Economía e Inclusión y Desarrollo Social, quienes no pertenecen al sector izquierdista del gabinete.
En esta reestructuración salen del gabinete básicamente todos los ministros de orientación socialista. En cuanto a los nuevos que ingresan al gabinete no hay mayor sorpresa hasta el momento, aunque ya se ha empezado a escuchar algunos cuestionamientos.
Se espera que este gabinete ministerial trabaje de una forma más sólida, al no tener las tensiones obvias de un gabinete de consenso. Aunque no es probable que haya cambios radicales en los grandes lineamientos del gobierno, sí habrá diferencias significativas en su aplicación.
Queda en manos del Presidente Humala explicar cómo continuará con su plan de inclusión social con un equipo que pareciera estar más preocupado por el modelo económico que por el aspecto social del gobierno. Desde ya el tema de los Derechos Humanos es uno de los aspectos por el que los analistas manifiestan preocupación.
Juan Arellano
*Editor de Global Voices en Español.