Hace 303 años, la madrugada del 10 de Febrero de 1712 los mapuche williche de Chiloé se levantaron contra la tiranía del imperio español atacando de forma simultánea varios puntos de la Isla Grande, tomando el poblado instalado en Cabulco y destruyendo haciendas españolas durante varios días hasta que las fuerzas imperialistas llegaron a Osorno, comenzando una cruenta represión que obligó a la resistencia willliche a replegarse en la Isla de Quinchao.
«El motivo del levantamiento fue la cruel actitud que tuvo Andrade con el tributario Martín Antucan, a quien ató de manos a un manzano y poniéndole los pies sobre una piedra muy alta y bajándole los calzones le azotó las partes con ortiga, y cruelmente después lo envolvió en estopa y le prendió fuego”; Fue la gota que derramó el vaso, junto a situaciones y problemas militares de España hicieron de esta una oportunidad propicia para el levantamiento», narra el comunicado emitido por el Consejo de Comunidades Williche de Chiloé.
Se calcula que en el movimiento represivo cerca de mil williche murieron luchando contra las fuerzas españolas y en aras de recuperar su territorio ancestral.
«Nuestra historia esta llena de conflictos de injusticia, crímenes y atropellos de nuestros derechos identitarios y territoriales, un día como hoy 10 de febrero de 1712 fueron asesinados muchos de nuestros hermanos que murieron por la justicia y la libertad de nuestro pueblo. Recordar a nuestros abuelos, padres, madres, hijos y hermanos que murieron en Wenao Y recordar a quienes después fueron asesinados en represalia por luchar por nuestros derechos y libertad. Hoy se cumple 303 años de un hecho histórico para nuestro pueblo, donde nos revelamos ante el atropello y la injusticia del Imperio Español.»
A partir de la represión ejercida, la protesta se viró en una resistencia pacífica que buscaba boicotear la economía colonial, la que se mantuvo hasta el 26 de marzo de 1783 cuando la encomienda es abolida en Chiloé.
«La encomienda era la forma que utilizaban los conquistadores para recoger las tributaciones para la corona de España y para el enriquecimiento de los encomenderos; Diego Ancaguay, un peñi de la época declaraba lo siguiente: “Andrade (encomendero) mandó a los indios libres que le hiciesen una casa de 40 pies en su pueblo de Paildad Queilen, sin darle paga, ni comida, solo palabras malas y palos y esto, sin que reservasen kacikes , ni fiscales, tan solo una taza de mote de habas o de trigo cada 20 o 24 horas daba a cada trabajador”. Y Andrade no aceptaba que los pu peñi cayeran enfermos en su encomienda, inmediatamente eran castigados y azotados con ortiga de pies a cabeza”.
A pesar de los más de 3 siglos sucedidos desde entonces, muchas de las demandas principales en cuyo nombre las comunidades derramaron su sangre continúan vigentes hoy día.
«Decir a los pueblos de Chiloé que hoy los atropellos siguen vigentes, la esclavitud esta tomando nuevas formas y los territorios se pierden nuevamente por la avaricia de los que ayer eran los encomenderos, y hoy son los capitalistas del mundo, que al igual que ayer ven a nuestra ñuke Mapu y a los pueblos como objeto que pueden moldear a su antojo.
Son muchos los proyectos energéticos, proyectos de conectividad, la invasión forestal, la acuicultura, los que hoy día en Chiloé se pretenden realizar, situació que nos preocupa como Consejo de Comunidades Williche de Chiloé, porque detrás de esto esta la destrucción y contaminación de nuestros mares y nuestras tierras por la industria internacional, que es avalada por el Estado de Chile donde siempre el perjudicado va a ser nuestra gente, porque lo que hoy es bueno para algunos, nunca lo ha sido para todos», denuncian.
«Decimos al pueblo todo de Chiloé que la historia de nuestro pueblo sigue hoy más que nunca viva, que la explotación de nuestra gente y de los pueblos han sido hechos y acontecimientos que aún siguen vigentes, la esclavitud y la libertad son situaciones que penden de un hilo, sólo los pueblos conscientes de su pasado pueden mirar su futuro, para que los hechos acontecidos, nunca más vuelvan a repetirse.»