Unos doscientos líderes aborígenes e isleños del Estrecho de Torres se reúnen este viernes en el centro de Australia en una cumbre que busca fórmulas para alcanzar el pleno reconocimiento de los indígenas en el país oceánico.
El encuentro, que tiene lugar en la montaña Uluru, coincide con el 50 aniversario del referéndum que permitió incluir a los indígenas en el censo nacional y autorizó al Gobierno federal a elaborar leyes específicas para este colectivo.
La cumbre debe consensuar la manera de lograr el reconocimiento de los indígenas, quienes habitan el continente desde hace unos 50.000 años, pero no son mencionados por la Constitución australiana. Las opciones que se barajan pasan por la negociación de un tratado y la reforma de la Constitución, que elimine designaciones consideradas racistas del documento fundacional y permita crear un organismo propio de representación política, según informó la cadena ABC.
A fines del siglo 18, la Corona británica declaró que el territorio conocido hoy como Australia estaba deshabitado y se amparó en el concepto de «Terra Nulis» (Tierra de Nadie) para reclamar su posesión. Desde entonces los indígenas han sido víctimas de constante maltrato, además de haber sido desposeídos de sus tierras y discriminados sistemáticamente. Unos 100.000 menores aborígenes, calificados como «la generación robada», fueron separados de sus familias entre 1910 y 1970 y entregados para su educación a familias o instituciones de blancos.
Esta semana el primer ministro, Malcolm Turnbull, pidió perdón en nombre del Gobierno al recibir un informe sobre la persistencia de los traumas entre las víctimas de la «generación robada».
Actualmente los indígenas, que representan el tres por ciento de una población de más de 22 millones, viven en su mayoría sumidos en la pobreza, en zonas remotas o pobres, y con unos ingresos por hogar que apenas alcanzan el 62 por ciento de la media nacional.