Ban ki-moon exige fin al gobierno de facto en Honduras

El secretario general de la Organización Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, manifestó este lunes que «ningún cambio inconstitucional de gobierno es aceptable», en referencia al golpe de Estado en contra del presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya


Autor: Mauricio Becerra


El secretario general de la Organización Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, manifestó este lunes que «ningún cambio inconstitucional de gobierno es aceptable», en referencia al golpe de Estado en contra del presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya. «El principio fundamental de la democracia es que cuando un líder ha sido elegido por un procedimiento constitucional su autoridad y mandato como líder de un país deben ser protegidos», dijo el Secretario, en apoyo al regreso del presidente electo por el pueblo de Honduras, secuestrado y expulsado del país hace nueve días por fuerzas militares de la nación.

Durante una rueda de prensa en la sede de la ONU en Ginebra instó al gobierno de facto liderado por Roberto Micheletti a dejar los caminos de represión y «proteger la vida humana y la seguridad de todos sus ciudadanos».

En un intento conciliador, Ban les solicitó a las partes contrapuestas en la nación a que unan esfuerzos para «encontrar una solución a través del restablecimiento de los procedimientos constitucionales».

Con respecto al papel de la Organización de Estados Americanos (OEA), elogió el liderazgo que ha asumido en esta situación y sus esfuerzos por encontrar una solución pacífica.

La OEA ha rechazado de manera categórica la instalación del Gobierno de facto. El pasado sábado mediante una resolución, los Estados miembros del Sistema Interamericano, decidieron suspender a Honduras del organismo, tras no reconocer a las autoridades que intentan gobernar bajo el marco de la inconstitucionalidad.

Ban Ki-moon dijo desconocer «cuál sería la solución práctica después de lo que hemos visto ayer (domingo)», en relación a la dos muertes que se registraron en la represión policial en los alrededores del aeropuerto de Tegucigalpa.

El pasado domingo el presidente Manuel Zelaya viajó a Honduras acompañado por el presidente de la Asamblea General de la ONU Miguel D’Escoto, con el fin de retornar a su cargo, pero el Gobierno golpista no lo dejó aterrizar en el aeropuerto de Toncontín, Tegucigalpa, donde miles de seguidores le esperaban.

La Fuerza Especial del Ejército hondureño estuvo desplegada en toda la pista. Pocos momentos antes de que apareciera en el horizonte la aeronave que transportaba a Zelaya y Miguel D’Escoto, los militares arremetieron con disparos y gases lacrimógenos contra las cientos de personas congregadas en las afueras del aeropuerto para esperar a su Presidente.

El ataque contra los civiles desarmados dejó dos muertos, uno de ellos un menor de edad, y una cantidad de heridos aún inderterminada.

Imágenes difundidas por teleSUR demostraron de que se trató de una emboscada, pues los militares permitieron el ingreso de los manifestantes al aeropuerto internacional de Toncontín y luego arremetieron contra el pueblo. En la pista estuvieron militares en posición de combate.

El presidente Manuel Zelaya impulsaba en la nación una convocatoria a una consulta popular  no vinculante, en la que los hondureños dirían si estaban de acuerdo o no con la colocación de una cuarta urna en las elecciones del próximo 29 de noviembre.

La cuarta urna permitiría votar en favor o en contra de la instalación de una asamblea constituyente en la nación centroamericana.

Esta iniciativa fue rechazada por el Parlamento de la nación y a partir de ese momento comenzaron los movimientos golpistas.

El mandatario Zelaya fue secuestrado y obligado a abandonar el país. Fuerzas Militares lo trasladaron a Costa Rica y se instauró el Gobierno de facto de Roberto Micheletti, quien hasta ese momento ejercía la presidencia del Congreso.

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