A finales de mayo, Shakira decidió «posponer» el concierto que tenía previsto ofrecer en Israel, tras una solicitud que le hizo el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), una campaña mundial cuyo objetivo es incrementar la presión económica y política sobre Tel Aviv.
«La fecha de la llegada de Shakira a Israel se ha pospuesto», fue el mensaje, en nombre de la cantante, que lanzó su productora musical Arbel, encargada de organizar el concierto previsto para el 9 de julio.
En plena preparación para el Mundial de Fútbol Rusia 2018, Argentina tenía pautado un amistoso contra Israel en Jerusalén. Sin embargo, por los reiterados ataques y bombardeos contra el pueblo árabe en la Franja de Gaza, numerosos activistas, organizaciones y hasta niños palestinos le pidieron a la selección albiceleste que no jugara. Lionel Messi y Javier Mascherano fueron los encargados de dar la noticia: no disputarían el encuentro.
El amistoso estaba pautado para el sábado 9 de junio. No obstante, el martes 5 la albiceleste declinó participar. Esta situación podría acarrear sanciones, tras una demanda de «expulsión» que hizo la empresa Comtec, organizadora del partido, por supuesta «discriminación religiosa», según la cadena TyC Sports.
Por otra parte, en mayo pasado, nueve artistas y cineastas de España, Brasil, Francia y Pakistán anunciaron la cancelación de su participación en la edición anual del Festival Internacional de Cine LGTB de Tel Aviv (TLVFest), pautado desde el 31 de mayo hasta el 9 de junio. Ellos son: Dany Campos, Fabia Castro, Linn da Quebrada, Sylvain Coisne, Océane Michel y Cyprien Vial, Haneen Maikey, Claudia Priscilla y Kiko Goifman.
El grupo queer (personas que no son heterosexuales y/o que no se identifican dentro del binario de género hombre-mujer) Pinkwatching Israel, de Palestina, y aliados del movimiento BDS fueron los entes que llamaron al boicot del TLVFest, mediante una carta abierta a artistas y cineastas internacionales.
“Retiren sus películas del festival y respeten la llamada palestina al boicot cultural a Israel hasta que se respeten los derechos humanos del pueblo palestino”, agregó Pinkwatching Israel. Además, denunció que el TLVFest cuenta con el “patrocinio de entidades en Israel vinculadas a violaciones de la legislación internacional”.
Para Pinkwatching Israel, el ataque no es contra el arte ni la cultura. La idea es “no participar en eventos culturales israelíes patrocinados por el estado, como el TLVFest”. También se quiere revertir el uso político que se le da al festival pretendiendo que éste sea una nube de humo para el mundo con el “uso cínico de los derechos LGTB para distraer y normalizar la ocupación, la colonización y el apartheid israelí”
La polémica de Jerusalén
Así como los dos casos anteriores, hoy siguen sumándose otros, ante la desesperación de que los gobiernos del mundo no han podido frenar el genocidio en Palestina.
La gota que recién derramó el vaso fue cuando Israel, con ayuda de Estados Unidos, tras años de violencia y genocidio al pueblo palestino, finalmente logró asumir a Jerusalén como parte de su territorio, gracias al reconocimiento del presidente norteamericano Donald Trump -en diciembre de 2017- como la ciudad capital.
Desde entonces, el Gobierno israelí se encuentra organizando actividades culturales y deportivas con el malévolo propósito de invisibilizar el genocidio y que se reconozca la recién nombrada -arbitraria e ilegalmente- Jerusalén como capital del país.
Ante esta descarada agresión, sin hablar de la creciente cifra de asesinatos en la Franja de Gaza que ha colapsado los hospitales locales, la Organización de Naciones Unidas (ONU) permanece de manos atadas.
Por ello, el Movimiento BDS desplegó una campaña global que busca incrementar la presión económica y política contra Israel, para acabar la ocupación israelí y la colonización de los territorios palestinos y de Altos de Golan.
Además, en las redes y los medios también boicotean, incluso, los productos israelíes con el lema “Unete al BDS: ¿qué productos boicotear?”. En la lista entran rubros perecederos y no perecederos, así como productos de uso personal.
En la página web del movimiento se explica de manera clara el porqué del movimiento: “Los gobiernos del mundo no han logrado proteger a la población de Gaza de los últimos bombardeos israelíes, que han dejado más de 2.160 personas asesinadas y más de 10.000 heridas”.
«La comunidad internacional ha faltado a su obligación de impedir las vulneraciones del derecho humanitario internacional y de derechos humanos cometidas por Israel en Palestina a lo largo de las últimas décadas (…) Ante esta pasividad gubernamental, el boicot contra el apartheid israelí ha surgido como campaña ciudadana global no violenta y antirracista para obligar a Israel a que cumpla con la legalidad internacional».
Dicho por sus creadores, “la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones es una herramienta poderosa que también busca sensibilizar a la población israelí para que se una a la lucha contra el Apartheid sionista y la ocupación de Palestina”.