Al menos 40 personas murieron y decenas resultaron heridas de gravedad como consecuencia de dos atentados con bomba en sendas estaciones del Metro de la capital rusa ocurridos a primera hora de este lunes, sin que hasta el momento se sepa quién puede estar detrás de lo que las autoridades locales calificaron de «ataque terrorista coordinado».
Las explosiones sucedieron en las estaciones de Lubianka, muy cerca de la sede del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso, organismo sucesor del KGB soviético) y de Park Kultury, en la misma línea.
La primera tuvo lugar cerca de las ocho de la mañana y la segunda, 40 minutos después, es decir, en hora pico, lo cual provocó –según testigos citados por emisoras de radio moscovitas– escenas de pánico en ambas estaciones, que de inmediato fueron cerradas por la policía para facilitar las labores de rescate de los heridos.
En medio de la confusión corrió el rumor de una tercera explosión en Prospekt Mira, otra estación del Metro, versión que fue desmentida por un vocero del Ministerio del Interior ruso.
Durante varias horas el centro de Moscú fue cerrado al tránsito vehicular, mientras ambulancias y helicópteros trasladaban a hospitales a decenas de heridos, la mayoría en estado grave.
Yuri Siomin, procurador de Moscú, informó que el primer atentado, en la estación de Lubianka, sucedió en el interior del segundo vagón del convoy, poco antes de que se cerraran las puertas y, en forma preliminar se calcula que tuvo una potencia equivalente a tres kilogramos de TNT.
La segunda explosión, en la estación de Park Kultury, también fue en el segundo vagón y, de acuerdo con las primeras investigaciones, se puede hablar de un artefacto de similares características.
No es claro, por ahora, si las bombas fueron activadas por atacantes suicidas o a distancia, mediante teléfonos celulares. Los investigadores, que por el momento no descartan ninguna hipótesis sobre la eventual autoría de los atentados, centran sus esfuerzos en esclarecer lo anterior porque ello, están convencidos, puede aportar pistas clave.
Por lo común, los grupos islamitas y separatistas del Cáucaso del Norte utilizan atacantes suicidas en sus atentados, en tanto las organizaciones clandestinas de corte neonazi y ultranacionalista colocan bombas y las detonan con celulares.
Ni unos ni otros, al cierre de esta edición, habían reivindicado la autoría de los atentados.
Los habitantes de Moscú despertaron este lunes con una noticia que hizo revivir en la memoria el anterior atentado en el Metro, ocurrido hace seis años y el cual causó cerca de 41 muertos y 250 heridos.
En aquella ocasión, dentro de un vagón que circulaba por uno de los túneles entre las estaciones de Avtozavodskaya y Paveletskaya, una atacante suicida chechena hizo explotar los explosivos que llevaba adheridos al cuerpo, de igual manera que, unos meses después, también en 2004, lo hizo otra mujer junto a la entrada de la estación Rizhskaya.
Por Juan Pablo Duch
Corresponsal Periódico La Jornada