violencia generalizada de las pandillas y la doméstica, la pobreza, la represión política luego de una reñida elección presidencial y la discriminación contra la comunidad transgénero son algunas de las razones por las que centenares de personas decidieron abordar los buses de la caravana que recorre México y pretende cruzar la frontera azteca hacia Estados Unidos.
Los buses que están llenos de inmigrantes en su mayoría hondureños, no solo participan en la peregrinación anual para darles luz a las plegarias de los inmigrantes sino para entregarse a las autoridades estadounidenses y solicitar asilo.
El número de personas que participaban en la caravana de inmigrantes era de 1.200 y provenían de Centroamérica y otros 600 llegarán en las próximas semanas; sin embargo, algunos grupos pequeños se separaron en el camino y otros prefirieron buscar asilo en México, consideran que «no vale la pena el riesgo de llegar a Estados Unidos».
No obstante, algunos miembros de la caravana que llegaron a Tijuana aseguran que decidieron continuar con el viaje peses a los riesgos que se presentan, debido a que no tienen otra opción.
No han sido persuadidos por el mensaje de Trump
Los inmigrantes manifestaron que los mensajes publicados en la red social Twitter por el presidente de Estados Unidos Donald Trump no los persuaden ni tampoco les intimida el despliegue de tropas de la Guardia Nacional.
“Entiendo que puede que no seamos bienvenidos del todo”, dijo una mujer de 38 años a CNN en españo al destacar que no tiene otra opción «Si me quedo en El Salvador me van a matar”.
Otra mujer de 34 años, quien prefirió no revelar su identidad comentó : “Si me devuelven, también me enviarán a la tumba”.
Despliegue fronterizo
Hace días, Trump ordenó el despliegue de un grupo de la Guardia Nacional en la frontera a través de un memorándum en el que alertó sobre una crisis de seguridad.
A pesar de los anuncios de la Casa Blanca los inmigrantes continuaron con su viaje en la caravana y han detallado los pasajeros durante semanas han recorrido varios departamentos de México a través de una caminata de la misión humanitaria.
Los extranjeros han reiterado que no representan una amenaza para la nación norteamericana donde esperan encontrar refugio. “No traemos ningún arma”, señaló Karen Gallo, de 32 años, en la ciudad mexicana de Puebla al tiempo que expresó: “No hay trabajo, justicia, no hay leyes en Honduras”.