Si bien popularmente a veces se recurre al acervo arqueológico para reafirmar el chovinismo, los conocimientos más importantes de esta disciplina científica aún está lejos de ser conocidos por la mayoría de nuestra población. Por eso el libro del arqueólogo Rodrigo Riveros Strange, “Chile Arqueológico: 10 hallazgos fundamentales para comprender nuestro pasado”, tanto por forma y contenido, es un aporte esencial a la divulgación del patrimonio arqueológico de esta zona del mundo llamada Chile.
Decimos en forma, porque la manera de divulgar el bagaje y los avances en la materia -que suelen socializarse en instancias especializadas y en formatos académicos- es el de una historieta gráfica que, en trece capítulos, da un recorrido no lineal al norte, centro y sur, incluyendo el mundo subacuático y dando pinceladas de las técnicas de recolección de datos de un ámbito de conocimiento más o menos desconocido, tal como ocurre con otras áreas de la investigación científica.
A nivel de contenido, la historieta introduce la labor arqueológica, adentrándose luego en hitos como Monte Verde y los primeros americanos, el notable capítulo sobre las momias de Chinchorro, pasando por Tulán 54 y las primeras sociedades aldeanas -basadas en la ganadería camélida para la carga- hasta llegar al patrimonio arqueológico descubierto bajo Santiago y en el sur.
“Chile Arqueológico…”, además de presentar la historiografía arqueológica local se da tiempo de reflexionar sobre fenómenos como el paso de algunas comunidades desde las actividades de caza y recolección a las sociedades aldeanas como Tulán 54 en la Región de Antofagasta, un proceso de varios miles de años que detonó una nueva organización social, política, económica y religiosa; en la influencia de la civilización Tiwanaku en la zona andina o de la anexión no violenta del Inka en el Cerro La Cruz.
Asimismo, a través del relato podemos enterarnos de formas distintas de vida, como la de la Cultura Llo Lleo, más vegetarianos que carnívoros y cuya organización tribal carecía de diferencias de rangos ni jerarquías institucionales, antípoda de la realidad de la sociedad establecida en Pica-Tarapacá; o conocer el destino de la fragata británica HMS Wager, hundida en la Región de Aysén en el siglo XVIII, introduciendo el patrimonio subacuático como otro ámbito de investigación.
Como historieta, quizás podría haber funcionado mejor si los personajes que abren el libro hubiesen estado presentes guiando todo el relato, ya que los cortes de paso entre tema y tema son demasiado abruptos, pero aún así los toques de humor blanco refrescan el contenido, humanizando animales y dotando a los indígenas de razonamientos que, si bien son de dudosa ortodoxia, permiten establecer un nexo con el lector, considerando que, idealmente, podrá ser un niño o niña.
De todas maneras, “Chile Arqueológico…” tiene un valor pedagógico importantísimo y posee la capacidad de sintetizar la numerosa y árida bibliografía que le sirve de fuente en una publicación amena, logrando a momentos evocar el pasado de manera vívida y colorida.
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano
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Este trabajo contó con el apoyo del Colegio de Arqueólogos de Chile, el Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, el Consejo de Monumentos Nacionales y la Sociedad chilena de Arqueología. Su publicación fue posible gracias al financiamiento del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Se puede adquirir en la Galería Plop, Librerías Qué Leo, Librería Lea+ del GAM, Librerías Metales Pesados, para compras online en www.dinova.cl. El libro tiene un valor de 4.000 pesos.