Colombia: La candidatura continuista de Santos ¿garantiza la gobernabilidad democrática?

Tras la renuncia del Ministro de Defensa de Colombia, José Manuel Santos, para ser candidato a la Presidencia de ese país, se pone término a un hecho esperado por muchos


Autor: Mauricio Becerra

Tras la renuncia del Ministro de Defensa de Colombia, José Manuel Santos, para ser candidato a la Presidencia de ese país, se pone término a un hecho esperado por muchos.

Dicho anuncio ocurre días después de un nuevo llamado a la comunidad internacional efectuada por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sobre la crítica situación de trabajadores vinculados a la atención de refugiados. En esta denuncia, se afirma que las amenazas al trabajo que realizan las agencias internacionales y nacionales colombianas a favor de los desplazados internos, perjudica el apoyo necesario a miles y miles de personas, a la vez que constituye el testimonio de la presencia de nuevos grupos ilegales en el país, en particular en el campo, que pretenden vulnerar la ley y el Estado de Derecho.

Lo anterior se enlaza sin dudas con la discusión, sin resolución aun, sobre la continuidad del Plan Colombia. La polémica administración de Bush aplicó esta iniciativa con dudosos resultados en la lucha anti narcóticos y convirtió a Colombia en el mayor benefactor del continente americano de ayuda militar estadounidense. Esta ayuda provocó el desplazamiento de centenares de miles de los campos sin que hayan disminuido las hectáreas dedicadas al cultivo de coca. Y en cuanto a la guerrilla de las FARC, a pesar de haber sido duramente golpeada, sigue en guerra con el Estado. En conclusión – raya para la suma – el Plan Colombia no aportó a la solución de ningún problema y más bien ha creado nuevos. Mientras el gobierno colombiano siga recibiendo esa ayuda, el desplazamiento será una realidad y los autores del desplazamiento seguirán intimidando a las agencias que procuran desarrollar su trabajo de colaboración en una relación que bien vale la pena investigar.

Por otra parte, es un hecho que el TLC de Estados Unidos con Colombia, no llegará a ninguna parte. Colombia no puede hacer nada mas para congraciarse con la Casa Blanca que no sea hoy, tomar en serio las criticas sobre derechos sindicales. Durante la era Bush, no había problema porque la guerra contra el terror daba para justificar cuanto abuso se produjera, pero evidentemente la situación ha cambiado y ahora, el gobierno de Uribe está claramente ante una disyuntiva de fondo; salvaguardar los derechos laborales como lo pide el Gobierno norteamericano o seguir permitiendo el abuso y la impunidad de quienes asesinan a los dirigentes sindicales. El ahora candidato Santos tampoco podrá resolver este dilema de continuar con la misma política de Álvaro Uribe. Si unimos a esta consideración, las protestas en Guatemala por el posible involucramiento del Presidente Colom en la muerte de un abogado, país que sigue en el ranking de asesinatos a sindicalistas detrás de Colombia, la situación se complica para el gobierno de Uribe y en consecuencia, para Santos, su heredero político y representante del continuismo liberal de Colombia.

Es muy difícil que la Administración Obama quiera impulsar la aprobación del TLC con Colombia y es improbable también que quiera seguir aportando millones de dolares al cuestionado Plan Colombia. Desde luego, la situación de los desplazados y la creciente inseguridad en los campos y ciudades colombianas amparada por la impunidad que aun tienen amplios sectores paramilitares, hacen de esta nominación una candidatura dudosa toda vez que Santos representa la continuidad de una política en torno al TLC, el Plan Colombia, los desplazamientos, etc. ¿Es eso lo que necesita Colombia?

Con toda seguridad, la situación política se agravará en medio de un aumento en la violencia del país andino a no ser que hechos, como los denunciados por Naciones Unidas, tengan respuestas claras de los gobiernos de la región y del propio gobierno colombiano, muchos de cuyos funcionarios están entre los amenazados. Deben los gobiernos de la región cooperar para que la futura elección presidencial colombiana acompañando el proceso electoral colombiano, mas aun cuando abundan informaciones sobre corrupción y casos como los “falsos positivos” que empañan el régimen democrático y se alejan de las tendencias reformistas que hoy cruzan nuestro continente.

Carlos Arrué
Cuentista político Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz


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