Comienza juicio a Shell por abusos en el delta de Nigeria

La multinacional petrolera angloholandesa Shell se sienta desde el 26 de mayo en el banquillo en un tribunal de Nueva York para responder de una acusación sin precedentes: dos demandas acusan a la compañía de complicidad en los abusos cometidos contra los derechos humanos del pueblo ogoni de Nigeria , uno de los países donde […]


Autor: Mauricio Becerra


La multinacional petrolera angloholandesa Shell se sienta desde el 26 de mayo en el banquillo en un tribunal de Nueva York para responder de una acusación sin precedentes: dos demandas acusan a la compañía de complicidad en los abusos cometidos contra los derechos humanos del pueblo ogoni de Nigeria , uno de los países donde operaba.

Ejecuciones sumarias, torturas, detenciones ilegales o tratamiento inhumano son algunos de los delitos de cuya complicidad se acusa a la compañía. Y, entre las ejecuciones sumarias, figura una célebre: la del poeta y activista medioambiental Ken Saro.

El fundador del Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP en inglés) fue ahorcado por el Gobierno del dictador Sani Abacha el 10 de noviembre de 1995 junto a ocho de sus compañeros. Todos ellos habían llevado a cabo una campaña no violenta para denunciar la destrucción de su ecosistema y modo de vida a resultas de la producción petrolera.

LA MAYOR EMPRESA DEL PAÍS

«Esperamos que el jurado decida que Shell estuvo implicada en el proceso que llevó a las ejecuciones», explica Paul de Clerk, de Amigos de la Tierra Internacional, una de las organizaciones que apoyan la demanda. «Creemos que Shell fue cómplice con el Gobierno nigeriano y le aprovisionó con armas con las que las fuerzas armadas reprimían las protestas de los ogoni. Si Shell hubiera usado sus contactos, hubiera podido evitar las muertes. Era la mayor empresa del país», añade.

El caso ha sido planteado en nombre de los familiares de Los nueve ogoni, como se llegó a conocer a Saro-Wiwa y sus colegas, juzgados en un proceso rápido y sin garantías.
Saro-Wiwa fue ahorcado por denunciar abusos y contaminación

Los abogados del Centro de Derechos Constitucionales y de Earth Rights International alegan que, con el objetivo de producir a toda costa, Shell no sólo perturbó por completo la vida y el medio ambiente de los ogonis, sino que actuó en connivencia con el Gobierno militar dictatorial para reprimir violentamente las protestas pacíficas de la población.

«El caso es muy importante por dos motivos: por un lado, hace una brecha en el muro de impunidad que rodea a la violación de los derechos humanos en Nigeria; y por otro, es un caso alentador, pues refuerza la idea de que existen mecanismos para que las empresas rindan cuentas» , opina Ignacio Saiz, director del Centro para los Derechos Económicos y Sociales, que tras la ejecución de Saro-Wiwa presentó el caso ante la Comisión Africana de Derechos de los Pueblos.

Con él coincide De Clerk. «Si Shell es hallada culpable, sería un hito, ya que normalmente es casi imposible lograr que las empresas rindan cuentas sobre su actividad en países en vías de desarrollo», señala.

Shell comenzó a producir petróleo en el delta del río Níger en 1958.

DEVASTACIÓN AMBIENTAL

El MOSOP fue fundado en los 90 por Saro-Wiwa para denunciar lo que la producción de petróleo estaba suponiendo en la tierra de los Ogoni: devastación ambiental derivada de la combustión de gas y de los vertidos de petróleo y las roturas de los oleoductos. Ríos contaminados y sin peces. Lluvias tóxicas que contaminaban cosechas. Modos de vida destruidos. Y pobreza. Incluso en la actualidad, más del 57% de los nigerianos viven por debajo del umbral de la pobreza y no se están beneficiando de los ingentes beneficios que el petróleo reporta al octavo exportador mundial.

La empresa niega las acusaciones. «La ejecución de Saro Wiwa y sus compañeros fue un acontecimiento trágico. Fue llevada a cabo por el Gobierno de la época y Shell trató de persuadirle de que les diera clemencia. Desafortunadamente, los llamamientos fueron desoídos» , dijo a Público Rainer Winzeried, jefe de prensa de la compañía, que dejó de operar en tierra ogoni tras las ejecuciones. «Las pruebas mostrarán que las acusaciones son falsas», añadió.

El caso ha sido planteado amparándose en dos leyes: el Alien Tort Statute, una norma de 1789 que permite a ciudadanos no estadounidenses presentar casos en los tribunales por violaciones internacionales flagrantes de los derechos humanos, y la Ley de Protección de Víctimas de Tortura, que facilita a individuos la búsqueda de reparación por tortura o ejecuciones extrajudiciales.

«Saro-Wiwa reveló el verdadero precio del petróleo», afirma Steve Kretzmann, de Oil Change International. «Su lucha continúa, pues la combustión de gas y la contaminación siguen hoy envenenando a las comunidades del delta».

UN CONFLICTO QUE SE REMONTA A 1958 Y QUE EMPEORA

En el delta del Níger se hallan las décimas reservas de petróleo del mundo, que han hecho de Nigeria el octavo ex portador mundial.

El conflicto en el delta se remonta al descubrimiento del petróleo en 1958, cuando Nigeria era aún colonia británica y los grupos étnicos no tenían voz alguna en los acuerdos de explotación. Hasta 1993 Shell extrajo de la tierra Ogoni 634 millones de barriles, según International Crisis Group. Las protestas de los líderes ogoni fueron ignoradas.

Según Amnistía Internacional, la situación en el delta no ha mejorado tras el fin de la dictadura en Nigeria. “Marginación, injusticia, violencia y el daño medioambiental continúan siendo la realidad cotidiana de muchos habitantes”, señala. Desde 2000, enfrentamientos entre el Ejército y grupos de militantes que boicotean las instalaciones o secuestran a trabajadores han causado miles de muertos.

Isabel Coello

Público


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