A fines de 2013, el diario norteamericano The New York Times divulgó información desclasificada donde se daba cuenta que, durante el año 2007, Estados Unidos incrementó notablemente su política de vigilancia e investigación sobre las actividades realizadas por un grupo de países no alineados con Washington: Venezuela, China, Rusia, Corea del Norte, Irán e Irak, entre otros. La novedad de los recientes datos, difundidos esta semana por el diario alemán Der Spiegel en base a nuevas revelaciones de Snowden, es que Washington también investigó a jefes de Estado de América Latina que sí estaban abiertamente alineados con sus políticas, como Álvaro Uribe -ex presidente colombiano- y Alan García -ex presidente peruano-, ambos “firmantes” de Tratados de Libre Comercio tras la derrota del ALCA en Mar del Plata 2005.
Además se divulgaron nuevos datos de la vigilancia de EEUU sobre Alemania: el nombre de la canciller alemana Angela Merkel aparece con 300 entradas, ingresando al “top ten” de la “Base de datos para el conocimiento de objetivos”, tal como fue caratulado el reciente informe sobre las actividades de estos 122 presidentes. Hay que recordar que, en octubre pasado, el propio Der Spiegel había informado que el teléfono de Merkel había sido “pinchado” durante años por la NSA, hecho que desató un escándalo internacional e hizo que Obama anunciara una serie de modificaciones -menores y parciales- a la recopilación de datos telefónicos por parte de los Estados Unidos.
¿Han sido casos aislados las investigaciones de la NSA sobre los presidentes de Venezuela (2007), Colombia y Perú (2009)? No. Como vimos, en América Latina se desplegó una política que no hacía -ni hace- distinciones ideológicas o económicas, en el “catch all” -atrapatodo- de espionaje del Departamento de Estado. Esto también fue demostrado por la cadena brasileña O´ Globo cuando, en septiembre de 2013, reveló que la NSA había investigado a la presidenta Dilma Rousseff e incluso al actual presidente mexicano Peña Nieto -quien, al momento de ser espiado, aún estaba en campaña presidencial-. Dicho esto, sí hay que aclarar que, entre los casos más investigados, se destaca el de Venezuela, siempre presente en las constantes y sucesivas revelaciones. Esto ha sido así al punto de que The New York Times llegó a revelar que, en 2007, el entonces presidente norteamericano George W. Bush se veía a sí mismo “compitiendo por el liderazgo en Latinoamérica con el líder venezolano” Hugo Chávez -siendo este el mandatario más investigado en ese entonces.
Para concluir, algunas conclusiones y otras preguntas. Las recientes revelaciones demuestran una indisimulable voracidad de Washington en lo referido a saber los movimientos precisos de cada país y, sobre todo, el comportamiento de cada jefe de Estado (para adelantar negociaciones y/o conflictos, y actuar en consecuencia). Sin embargo, se sabe, tras cada revelación hay cientos de datos que no se conocen sobre estas propias investigaciones, por lo cual podría surgir el siguiente interrogante: si Washington ha investigado hasta a sus “hombres de confianza”, como Uribe y García, ¿hasta dónde llegará la vigilancia referida a los procesos políticos posneoliberales en nuestro continente, y en especial a aquellos proyectos que se han planteado una ruptura más radical del orden preexistente?. Por último, ¿qué sucederá en los ámbitos de la diplomacia internacional tras estas nuevas revelaciones, que manchan aún más a EEUU en su política de espía global? ¿El país gobernado por Obama tendrá que dar nuevas explicaciones sobre su política de vigilancia internacional, cuestionada ya por un amplio espectro de gobiernos de todo el mundo? Lo que sabemos, hasta el momento, es que las revelaciones de Snowden parecen lejos de haber terminado, sumando nuevos escándalos día a día.
Juan Manuel Karg *
*Licenciado en Ciencia Política UBA
Investigador del Centro Cultural de la Cooperación – Buenos Aires