Las elecciones legislativas de este lunes en Egipto fueron precedidas de violentas manifestaciones en la Plaza Tahrir que exigen la renuncia de la Junta Militar que sucedió a la dictadura de Mubarak. Ya hay 11 muertos.
La tensión prevalece hoy en Egipto luego de enfrentamientos callejeros entre manifestantes y policías, causantes de dos muertes que obligaron al Gobierno a congelar su pretensión de manipular la Constitución antes de las próximas elecciones.
Tras una noche de sobresaltos y desvelos en la plaza Tahrir, que fue cercada con barricadas por sus ocupantes, la atmósfera potencialmente explosiva se respiraba por una posible acción de efectivos de seguridad para restablecer el tráfico vehicular en ese sitio de El Cairo.
Datos manejados por el Ministerio egipcio de Salud reconocieron que un joven de 26 años del partido islamista Al-Tayyar Al-Masry murió esta madrugada en Alejandría por heridas de bala en la cabeza, presuntamente disparadas por la policía durante una protesta en esa ciudad costera.
Ese deceso se sumó al de otro hombre de 23 años, también de una organización islamista, que falleció el sábado en la noche en Tahrir por un disparo en el pecho, mientras el total de heridos hasta el amanecer de hoy era de 750, según reportó la televisión estatal.
Manifestantes comentaron a Prensa Latina en Tahrir que prevén una represalia de la policía por orden del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), blanco fundamental de las críticas y movilizaciones del viernes y ayer para exigir la transferencia del poder a civiles.
Mohammed Ezabi, un integrante de la Hermandad Musulmana, pronosticó más incidentes violentos derivados del desencanto de la mayoría de los egipcios con la actuación de la Junta Militar, que -dijo- se siente respaldada por Estados Unidos y sólo busca sus propias cuotas de poder.
En diálogo con este reportero, mostró su decepción por el enfoque que en círculos gubernamentales estadounidenses se hace de las protestas en Tahrir, y recordó que Washington aporta anualmente mil 300 millones de dólares de asistencia militar a El Cairo.
Asimismo, otros entrevistados desestimaron el llamado del primer ministro egipcio, Essam Sharaf, para que los activistas evacuen la plaza Tahrir tras los incidentes de ayer, retiren las barricadas de las calles y permitan reabrir la circulación automovilística.
Dada la magnitud de los enfrentamientos, el viceprimer ministro Alí Al-Selmi afirmó anoche que la comisión encargada de redactar la futura Constitución de Egipto deberá ser aprobada por el Parlamento que resulte electo en los comicios del 28 de noviembre.
La decisión, aunque no constituyó una cancelación de los planes de Al-Selmi de incluir un borrador de principios supra-constitucionales, trató de aplacar el malestar por las presiones para condicionar la Carta Magna favorable al CSFA incluso antes de las elecciones.
La policía se mantiene a prudencial distancia de la plaza después de haberse replegado anoche por el empuje de la multitud de opositores que presionó para recuperarla, desafiando los bastonazos y gases lacrimógenos, así como el arresto de una veintena de inconformes.
Organizaciones políticas y sociales como el Frente Democrático 6 de Abril deploraron la «brutalidad policial», la «barbarie» y los «ataques sangrientos» contra activistas pacíficos, por lo que instaron al ministro del Interior, Mansour El-Essawy, a renunciar.
Ulises Canales
Prensa Latina
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