El libro ‘El Tíbet Y El Mundo Entero. El Conflicto Tibetano-chino Desde Una Perspectiva No Dual’, Christian Palocz, además de introducirnos en una problemática central de la China contemporánea, pone el conflicto independentista en el gran dilema contemporáneo de los objetivos de la sociedad. Si por un lado tenemos una potencia económica concentrada en la producción de bienes, al otro existe una milenaria tradición religiosa que persigue el fin del sufrimiento a través del abandono del apego.
La problemática del Tíbet con China quizás hoy represente el dilema entre la sabiduría del corazón y el conocimiento del cerebro. Es en este eje que Christian Palocz inserta su reflexión sobre el problema entre la nación de los monjes budistas y la China contemporánea en un libro de Editorial Cuarto Propio, que además de ser una introducción al budismo desde una perspectiva histórica, pasa revista al gran conflicto étnico y termina apostando por una solución mediada.
La biografía de Christian Palocz es heterogénea. Intentando perfeccionar su técnica al jugar tenis llegó al yoga y la meditación. Luego se fue a la India, donde se quedó en el ashram de Osho durante 5 años, en la ciudad de Poona, dedicado a estudiar disciplinas y técnicas espirituales. Al tiempo vuelve a Occidente y entra a la Universidad de Columbia en Nueva York, donde se gradúa en Filosofía Analítica con un Master en Religión especializado en filosofía tibetana.
CHINA Y EL TÍBET
La problemática del Tíbet es un asunto de independencia. China sostiene que la meseta tibetana es parte integrante del país desde la dinastía Yuan (1271-1368), por su parte, el Tíbet responde que históricamente ha sido un país independiente y que desde dicha dinastía mantienen una relación de mchod-yon (santo-patrón) con las distintas dinastías chinas y mongolianas.
El valor del libro es que, pese a que la formación y la óptica de Palocz son desde el budismo y la cercanía con el reclamo independentista del Dalai Lama, el autor es capaz de tomar distancia y poner las argumentaciones de ambas partes con ecuanimidad. El intento vale la pena, sobre todo cuando el objetivo del libro es, además de explicar el conflicto, proporcionar caminos de entendimiento.
La propuesta del libro se esboza en las primeras páginas. Palocz dice que “en el Tíbet encontramos importantes tradiciones de conocimiento e investigación de la experiencia interior, de los orígenes del sufrimiento y de cómo vivir una buena vida. El dilema es cómo puede el Tíbet salvar su sabiduría cultural, religiosa y filosófica, y que al mismo tiempo China mantenga su prestigio y unidad como nación, y su poder político, económico y militar en el Tíbet”.
El libro sirve también como una introducción al budismo. La primera parte es un barniz a la civilización tibetana a partir de una explicación del budismo; luego recorre la historia del Tíbet desde sus orígenes mitológicos e históricos. La tercera parte es la historia moderna de la región desde la invasión inglesa y, finalmente, el autor esboza salidas posibles al conflicto desde la teoría de la resolución de conflictos y aplicando la Madhyamika, filosofía tradicional budista.
Si bien Palocz nos ofrece un recorrido por la historia del Tíbet desde la dinastía Tsampo y el advenimiento temprano del budismo, que datan del 127 d.C., su recorrido profundiza el periodo que va desde la invasión británica del Tíbet en 1903 hasta la época actual, pasando por la independencia bajo el gobierno del Gran Decimotercer Dalai Lama, la invasión china, la revolución cultural y la actual tensión política de la región.
En las últimas décadas más de 7 millones de chinos y unos 300 mil soldados se han instalado, o pasado, por el Tíbet. Los tibetanos alcanzan una población promedio de 6 millones de personas. Según los tibetanos, desde 1949, año de la Revolución China, 1,2 millones de habitantes han muerto producto de la persecución política, prisiones, torturas y hambre. También acusan la destrucción de más de 6 mil monasterios y se calculan entre 85 mil y 100 mil los exiliados que huyeron hacia Nepal, India y Bhután.
Pese a las cifras, las políticas de China hacia el Tíbet han sido desde la época de Mao Zedong muy condescendientes con el Tíbet en comparación a las aplicadas a otras provincias chinas, respetando la autonomía, las tradiciones y la religiosidad, pese a las profundas relaciones de servidumbre que aún en el siglo XX perduran en dichas tradiciones.
El intento de Palocz no queda sólo en la entrega de datos para intentar un análisis ecuánime, el autor es capaz de vislumbrar el problema del Tíbet con la incierta revolución epistemológica que el saber experimenta en esta época, luego del derrumbe de las certezas sentadas sobre la base del desarrollo tecnológico y la producción de bienes como horizonte de felicidad humana, proyecto histórico en el que China en las últimas décadas pasó a ser un actor fundamental.
Palocz llega a imaginar que “China podría usar la fuerza política y el prestigio del Dalai Lama (y éste) podría ser útil a la cohesión de la población china fracturada por la desigualdad de la riqueza”.
Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano