Ex jefe de contraterrorismo de Estados Unidos acusa a altos funcionarios de la CIA de encubrimiento antes del 11-S

A una década del atentado a las Torres Gemelas se revelan nuevos datos sobre las fallas en la inteligencia que condujeron a los ataques terroristas contra las Torres Gemelas y el Pentágono han comenzado a atraer nuevos análisis de antiguos funcionarios del contraterrorismo, que han cuestionado la veracidad de varias investigaciones del gobierno que concluyeron […]

Ex jefe de contraterrorismo de Estados Unidos acusa a altos funcionarios de la CIA de encubrimiento antes del 11-S

Autor: Mauricio Becerra


A una década del atentado a las Torres Gemelas se revelan nuevos datos sobre las fallas en la inteligencia que condujeron a los ataques terroristas contra las Torres Gemelas y el Pentágono han comenzado a atraer nuevos análisis de antiguos funcionarios del contraterrorismo, que han cuestionado la veracidad de varias investigaciones del gobierno que concluyeron quiénes sabían qué y cuándo.

Un informe exclusivo publicado por Truthout, basado en documentos obtenidos gracias a la Ley de Libertad de la Información y una entrevista con un ex alto funcionario del contraterrorismo mostró que altos funcionarios del gobierno ordenaron a una unidad poco conocida de la inteligencia militar, sin conocimiento de varios organismos investigadores que estudiaban los ataques terroristas, que dejara de rastrear los movimientos de Osama bin Laden y de al-Qaida antes del 11-S.

En una sorprendente entrevista emitida por una estación afiliada a PBS en Colorado, el ex jefe de contraterrorismo, Richard Clarke, contó explosivas afirmaciones contra tres altos ex funcionarios de la CIA George Tenet, Cofer Black y Richard Blee– acusándolos de ocultar a sabiendas información a la Casa Blanca de Bush y Clinton, el FBI, Inmigración y los departamentos de Estado y Defensa sobre dos de los secuestradores del 11-S que habían entrado a EE.UU. más de un año antes de los ataques.

George Tenet
Richard Clarke, ex jefe de contraterrorismo

Clarke también acusó a los antiguos funcionarios de la CIA de involucrarse en un encubrimiento al no revelar al Congreso y a la Comisión del 11-S detalles cruciales sobre los dos secuestradores.

Tenet, Black y Blee han “logrado superar un comité conjunto de investigación de la Cámara y la Comisión del 11-S y esto nunca se ha hecho público”, dijo Clarke en la entrevista.

Clarke, quien ahora dirige la firma de seguridad Good Harbor Consulting, fue el principal consejero de contraterrorismo de los gobiernos Clinton y Bush. Testificó a las mil maravillas ante la Comisión del 11-S que investigó los ataques terroristas diciendo que “vuestro gobierno os defraudó”.

En octubre de 2009, Clarke habló con John Duffy y Ray Nowosielski, quienes han estado trabajando en un documental sobre Blee y el secreto que rodea su papel en las fallas de seguridad que llevaron al 11-S, que será transmitido este décimo aniversario de los ataques.

Duffy y Nowosielski, cuya cinta anterior Press For Truth, siguió a cuatro viudas del 11-S mientras presionaban a la Casa Blanca de Bush para que convocara a una comisión independiente para investigar los ataques, también han lanzado un nuevo sitio de transparencia en la web, SecrecyKills.com, que apunta a desenmascarar aún más a Blee.

Clarke reconoce que no posee ninguna evidencia para respaldar sus afirmaciones sobre los antiguos funcionarios de la CIA. No respondió a preguntas sobre si todavía insistía en los comentarios que hizo sobre Tenet, Black, y Blee hace casi dos años. Pero Nowosielski dijo a Truthout que habló con Clarke durante este año para informarle que Tenet, Black y Blee habían emitido una declaración conjunta con fuertes críticas a sus acusaciones, y Clarke dijo a Nowosielski que no ha cambiado su posición.

Clarke afirma en la entrevista de 13 minutos de duración que Tenet, ex director de la CIA; Black, quien dirigió el Centro Contraterrorista de la agencia; y Blee, ayudante principal de Tenet quien dirigió la Estación de Temas Bin Laden de la CIA, también conocida como Estación Alec, cuya verdadera identidad fue revelada por primera vez hace dos años, son responsables por el hecho de que el gobierno no haya capturado a Nawaf al-Hazmi y a Khalid al-Mihdhar, quienes secuestraron el Vuelo 77 de American Airlines con otros tres terroristas y hicieron volar el avión directamente contra el Pentágono matando a 189 personas.

«George Tenet siguió toda la información sobre al-Qaida en detalle microscópico”, dijo

Clarke dijo a Duffy y Nowosielski: “Leía los informes de inteligencia en bruto antes que lo hicieran los analistas del centro de contraterrorismo y tomaba el teléfono y me llamaba a las 7:30 de la mañana para hablar de ellos”.

Pero Tenet, quien recibió la Medalla de la Libertad de George W. Bush en 2004, no compartió lo que Clarke dice que sabía sobre el caso al-Hazmi y al-Mihdhar.

Cofer Black

A principios de enero del año 2000, analistas de la CIA fueron informados por la Agencia Nacional de Seguridad de que al-Hamzi y al-Mihdhar se dirigían a una reunión con otros asociados de al-Qaida en Malasia, en una viaje organizado por el centro de operaciones de Osama bin Laden en Yemen. La CIA vigiló la reunión y obtuvo fotografías de los hombres de los servicios de inteligencia malasios.

Desde Malasia, al-Hazmi, al-Mihdhar y Khallad bin Attash, el presunto cerebro tras el atentado contra el USS Cole, viajaron a Tailandia, según informó la CIA en un cable enviado a la Estación Alec. La CIA había afirmado, dice el informe de la Comisión del 11-S, que había perdido el rastro de los tres hombres después que llegaron a un aeropuerto en Tailandia.

Al-Hazmi y al-Mihdhar tomaron después un vuelo hacia Los Angeles, llegaron a la ciudad el 15 de enero del año 2000, y después se encontraron con el profesor de inglés en retiro, Abdussattar Shaikh, quien trabajaba en secreto como informante del FBI

Aún así, y a pesar de saber que al-Mihdhar tenía una visa de entrada múltiple a EE.UU., la CIA no informó al FBI y al Departamento de Estado para que fuera incluido en la lista de vigilancia de terroristas. Notablemente, Mihdhar se fue del sur de California a Yemen a fines del año 2000 y, utilizando un nuevo pasaporte, volvió a EE.UU. sin ser detectado el 4 de julio de 2001.

Clarke sugiere que si la CIA hubiera compartido con él, el FBI y otros, la información sobre al-Hazmi y al-Mihdhar, tal vez hubiera sido posible frustrar el ataque contra el Pentágono.

Como señaló en su libro: Your Government Failed You: Breaking the Cycle of National Security Disasters (Vuestro gobierno os defraudó: rompiendo el ciclo de desastres de seguridad nacional), la Comisión del 11-S nunca expuso la justificación detrás del hecho que la CIA no haya compartido información crucial de inteligencia sobre al-Hazmi y al-Mihdhar con otros funcionarios y agencias gubernamentales.

“Por hastiado y cínico que me sienta sobre fallas del gobierno, todavía pienso que este caso es asombroso e inexplicable”, escribió Clarke. “El informe de la Comisión del 11-S no nos dice mucho sobre cómo o por qué sucedió y sus explicaciones, aunque podrían ser correctas, ponen a prueba la credulidad y dejan muchas preguntas sin respuesta”.

Pero el FBI también conlleva una cierta responsabilidad por el fracaso de los servicios de inteligencia. Un agente asignado a la Estación Alec descubrió en enero de 2000 que al-Mihdhar tenía una visa estadounidense, y redactó un memorando con la intención de alertar a la Unidad Bin Laden del FBI. Pero un oficial de la CIA le prohibió que lo enviara. Además, el agente del FBI a cargo del caso de Shaikh sabía que dos saudíes se habían mudado a su apartamento en San Diego en el año 2000, pero nunca se dieron la molestia de averiguar las identidades de los individuos. Si el agente del caos lo hubiera hecho, habría descubierto que los invitados de su informante eran al-Hazmi y al-Mihdhar.

INFORMACIÓN NO COMUNICADA

Uno de los funcionarios de la CIA que había estado monitoreando la reunión de Malasia era una joven analista de al-Qaida llamada Jennifer Matthews, quien había estado trabajando en la Estación de Temas Bin Laden desde sus comienzos en 1996. Otra analista, quien trabajaba estrechamente con Matthews era una pelirroja quien, en los últimos años, ha estado al centro de un escándalo relacionado con la tortura e información equivocada de por lo menos un detenido. Desde entonces fue ascendida y sigue trabajando para la CIA en temas relacionados con al-Qaida. Un portavoz de la agencia solicitó que Truthout no publique su nombre porque su identidad es confidencial.

En su libro recientemente publicado Triple Agent (Agente triple), el periodista del Washington Post, Joby Warrick escribió que el ex inspector general de la CIA John Helgerson investigó “traspiés de la CIA que habían permitido que” al-Hazmi y al-Mihdhar “entraran a EE.UU. sin ser detectados».

“Helgerson concluyó que el Centro de Contraterrorismo de la CIA no había reaccionado ante una serie de advertencias por cable en el año 2000 sobre” al-Hazmi y al-Mihdhar “quienes después formaron parte de la conspiración del 11 de septiembre…” escribió Warrick. “Los cables fueron vistos por hasta sesenta empleados de la CIA, sin embargo los nombres de los dos agentes nunca fueron transmitidos al FBI, que podría haber asignado agentes para rastrearlos o haberlos compartido con el Departamento de Estado, que podría haber marcado sus nombres en su lista de vigilancia. En teoría, el arresto de uno o el otro podría haber conducido a los investigadores a los otros secuestradores y al posterior descubrimiento de la conspiración del 11-S.

“El informe de Helgerson nombró a ejecutivos que cargaban con la mayor responsabilidad por no asegurar que información vital fuera entregada al FBI. El informe, nunca publicado en su integridad, también recomendó que se considerara a algunos de los ejecutivos para posible acción disciplinaria… Jennifer Matthews estaba en esa lista.”

Matthews, quien según Warrick dirigía la búsqueda por la agencia del primer detenido de alto valor, Abu Zubaydah, y quien también estuvo presente en la prisión oculta de la CIA en Tailandia cuando Zubaydah fue sometido a waterboarding (asfixia artificial)  después que fue capturado en marzo de 2002, fue uno de siete agentes de la CIA muertos en Khost, Afganistán, en un atentado suicida de diciembre de 2009 contra la Base de Operación Avanzada Chapman, cuyo jefe era ella.

UNA DECISIÓN A ALTO NIVEL

Aunque el informe de Helgerson recomendó que Matthews fuera castigada, Clarke no cree que ella o las docenas de otros analistas de la CIA sean responsables en última instancia de no informar el gobierno de EE.UU. durante 18 meses de que al-Hazmi y al-Mihdhar estaban en EE.UU.

“No es como yo pensé originalmente, que fue ese solitario analista de la CIA quien recibió esa información y de alguna manera no reconoció su significado”, dijo Clarke durante la entrevista. “No, cincuenta, cinco y cero, miembros personal de la CIA lo sabían. Entre los cincuenta empleados de la CIA que sabían que esos sujetos estaban en el país estaba el director de la CIA”.

Aún así, Clarke dijo que su posición como Coordinador Nacional de Seguridad e Información significaba que él debería haber recibido información de la CIA sobre al-Hazmi y al-Mihdhar, y explica que “a menos que alguien haya intervenido para impedir la distribución automática normal yo la habría recibido automáticamente”.


“Para mí, es inexplicable hasta hoy por qué, si yo tenía todos los demás detalles sobre todo lo relacionado con el terrorismo, que el director del centro de contraterrorismo no me haya dicho, que los otros 48 dentro de la CIA que lo sabían nunca me lo hayan mencionado o a cualquiera en mi personal en un período de 12 meses… Por lo tanto concluimos que hubo una decisión a alto nivel dentro de la CIA que ordenó a la gente que no compartiera esa información,” dijo Clarke.
“Yo pienso que tiene que la decisión tiene haber sido tomada por el director”, agregó  Clarke: “Tenéis que comprender mi relación con [Tenet], éramos amigos cercanos, me llamaba varias veces al día, compartíamos las informaciones más triviales, no fue por falta de intercambio de información, [la CIA] nos dijo todo, excepto esto”.

Por lo tanto, ¿qué pasó? ¿Por qué no compartió su información sobre al-Hazmi y al-Mihdbar con Clarke y otros funcionarios del gobierno? Clarke cree que la CIA puede haber tratado de “voltear” a al-Hazmi y al-Mihdhar, pero finalmente fracasó.

Es una afirmación que apareció en el innovador libro de Lawrence Wright The Looming Tower: Al-Qaeda and The Road to 9/11. Wright, quien entrevistó a Clarke para su libro, dijo que un equipo de investigadores del FBI y fiscales federales conocido como  Squad I-49 llegó a creer que la CIA “protegía a Mihdhar y Hazmi porque esperaba poder reclutarlos”.

“La CIA estaba desesperada por conseguir una fuente dentro de al-Qaida; había fracasado completamente en la penetración del círculo íntimo o incluso en introducir un colaborador dispuesto en los campos de entrenamiento, que en gran parte estaban abiertos a cualquiera que se presentara”, escribió Wright.

“Mihdhar y Hazmi deben haber parecido ser oportunidades atractivas, sin embargo, una vez que entraron a EE.UU. eran territorio del FBI. La CIA no tenía autoridad legal para operar dentro del país… También es posible, como sospechan algunos investigadores del FBI, que la CIA haya estado colaborando con los servicios de inteligencia saudíes a fin de soslayar esa restricción… Son las únicas teorías sobre la falta de comunicación de información de la CIA al buró… Tal vez la agencia decidió que la inteligencia saudí tendría una mejor probabilidad de reclutar a esos hombres que los estadounidenses. Eso también no dejaría huellas digitales de la CIA en la operación”- agregó.

“Es el punto de vista de algunos investigadores muy amargados del FBI, que se preguntan por qué nunca fueron informados sobre la existencia de agentes de al-Qaida dentro de EE.UU. Mihdhar y Hazmi llegaron diecinueve meses antes del 11-S. El FBI tenía toda la autoridad necesaria para investigarlos y averiguar lo que se proponían, pero como la CIA no divulgó la presencia de dos miembros activos de al-Qaida, los secuestradores pudieron desarrollar su conspiración hasta que fue demasiado tarde para detenerlos”- prosigue.

La Comisión del 11-S no pudo corroborar afirmaciones de que la CIA trató de reclutar a Al-Hazmi y a al-Mihdhar y Clarke nunca reveló esta teoría durante su testimonio ya que fue una conclusión a la que dice que llegó solo años más tarde.

Como respuesta a las acusaciones de Clarke, Tenet, Black y Blee entregaron a principios de agosto una declaración conjunta a Duffy y Nowosielski al enterarse de la programación de la transmisión de la entrevista de Clarke. Los ex funcionarios de la CIA reprendieron a su antiguo colega, señalando que sus comentarios eran “imprudentes y profundamente erróneos”. La inclusión de Blee en la declaración conjunta marca la primera vez que ha hablado en público sobre los eventos que condujeron al 11-S.

“Clarke comienza con la suposición de que se le privó intencionalmente de importante información sobre el viaje de futuros secuestradores a EE.UU. a comienzos del año 2000”, dijeron los ex funcionarios de la CIA. “No fue así. Especula descabelladamente de que tiene que haber sido el director de la CIA quien podría haber ordenado que se retuviera la información. No hubo una orden semejante. De hecho, los antecedentes muestran que el director y otros altos funcionarios de la CIA no conocieron la información hasta después del 11-S.”

“A principios de 2000, una serie de personas subordinadas (incluidos agentes del FBI destacados en la CIA) vieron información sobre viajes de personas que posteriormente se convirtieron en secuestradores, pero la importancia de los datos no fue adecuadamente reconocida en aquel entonces… Basándose en su falsa noción de que la información fue intencionalmente retenida, el señor Clarke sigue especulando –y admite que se basa en nada fuera de su imaginación – que la CIA podría haber estado tratando de reclutar a esos dos futuros secuestradores como agentes. Esto, como gran parte de lo que el señor Clarke dijo en su entrevista, carece terriblemente de fundamento. Testificamos bajo juramente sobre lo que hicimos, lo que sabíamos y lo que no sabíamos. Mantenemos ese testimonio”.

Pero Clarke dice que ya en julio de 2001 –dos meses antes de los ataques terroristas – cuando Tenet y Blee convocaron a una reunión urgente con el presidente Bush en la Casa Blanca, tuvieron una oportunidad de revelar que al-Hazmi y al-Mihdhar estaban en algún sitio en EE.UU., pero no revelaron lo que sabían.

La CIA esperó hasta fines de agosto para informar a agentes de nivel inferior del FBI de que al-Hazmi y al-Mihdhar estaban en EE.UU. y que probablemente planificaban un ataque dentro de su país. Sin embargo, la CIA siguió ocultando la información a altos funcionarios del FBI y del gobierno de Bush una semana antes de los ataques.

Clarke dijo que existe “una respuesta muy obvia” a la pregunta de por qué la CIA siguió reteniendo inteligencia sobre los dos secuestradores, el 4 de septiembre de 2001 en una reunión a la que asistieron Clarke y otros altos funcionarios del gobierno de Bush: fue para proteger a la agencia contra un análisis minucioso.

“Sé cómo funcionan estas cosas. He estado trabajando en eso durante 30 años”- dijo Clarke. “No me pueden atropellar al respecto. Si anuncian el 4 de septiembre en la reunión de directores que esos sujetos están en EE.UU. y se lo dijeron al FBI hace algunas semanas, voy a decir ‘esperad, ¡un momento!’ ¿Hace cuánto tiempo que lo sabéis? ¿Por qué no habéis informado al respecto en las reuniones de amenazas diarias? ¿Por qué no está en la matriz diaria de amenazas? Hubiéramos iniciado una investigación ese mismo día de la mala conducta y el abuso de autoridad de la CIA y por eso no fuimos informados”- sostiene.

Clarke agregó que incluso si la CIA hubiera dado a conocer lo que sabía sobre al-Hazmi y al-Mihdhar recién el 4 de septiembre de 2001, él cree que el FBI podría haber capturado a los hombres y desbaratado sus planes de ataque contra el Pentágono.

“Habríamos realizado una redada enorme”- dijo Clarke. “La habríamos realizado públicamente. Habríamos encontrado a esos idiotas. No me cabe la menor duda. Incluso si nos quedaba solo una semana”- sentenció el agente.

Jason Leopold
Thruthout

Con colaboración de Jeffrey Kaye

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

ORIGINAL EN INGLÉS


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