Una preocupación popular por la construcción de la ruta bioceánica que cruzará territorios indígenas en el Chaco paraguayo fue presentada ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) por Faustina Alvarenga, vocera de la Articulación de Mujeres Indígenas del Paraguay, quien solicitó al Gobierno de su país acelerar el avance del “protocolo de consentimiento previo” .
Alvarenga, lideresa del pueblo indígena oriental guaraní, durante la 11° sesión de expertos sobre los derechos de los pueblos indígenas que se desarrolló en Ginebra, Suiza, rechazó que esta gigantesca obra se acometa sin consulta previa a los pueblos indígenas propietarios de las tierras ancestrales donde se realizará este canal intraoceánico.
Asimismo, abogó por la aprobación del Protocolo para la Consulta y el Consentimiento Previo Libre e informado que las organizaciones indígenas entregaron al Instituto Nacional de Desarrollo Indígena (INDI); además de solicitar los buenos oficios del Gobierno respecto a la creación de espacios de información para los pueblos indígenas.
Igualmente, manifestó que espera se puedan abordar todos los temas que implicará esta obra, incluso el impacto en cuanto a derechos humanos, para lo que esperan se constituya una mesa de trabajo y la aprobación del protocolo de consulta.
En marzo de este año después de dos años de la licitación, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones de Paraguay adjudicó, por 421 millones de dólares, la construcción de 300 kilómetros de nueva ruta para el tramo Carmelo Peralta-Loma Plata, que representa el primer tramo del canal bioceánico.
Salida al mar
La idea original de este canal es de Bolivia: unir los océanos Atlántico y Pacífico por medio de un corredor ferroviario que le permita solventar su problema de salida al mar. Cuando fue presentado el proyecto, el presidente boliviano, Evo Morales, expresó que semejante obra de carácter regional está llamada a convertirse en el «canal de Panamá» o en el «Qhapaq Ñan del siglo XXI», del imperio Inca.