Islandia es considerado el país más amigable del mundo para los inmigrantes, según el Índice de Aceptación de la encuestadora Gallup, que recogió opiniones en 139 naciones durante los años 2016 y 2017.
En esta isla perdida en el Mar del Norte, famosa por sus paisajes únicos de volcanes tanto como por sus logros en materia de bienestar social, la llegada exponencial de inmigrantes es un fenómeno reciente, reseña el portal de la agencia BBC.
«Para nosotros, la elección de mudarnos tuvo que ver con que es un lugar ideal para formar una familia«, dice Azahara Bejarano, una catalana que lleva aquí casi tres años. Precisamente, esa opinión la comparten muchos de los migrantes: «es el mejor lugar para tener hijos».
«Como madre, me siento contenida y cuidada», confirma Izabela Sobczak, polaca, de 35 años y madre de una niña de 3. La educación primaria, que es mayormente pública, tiene resultados para mostrar: Islandia se ubica tercera en la lista de las naciones más educadas, después de Finlandia y Noruega, para el año 2016.
En materia de seguridad, este país sin ejército tiene, desde hace décadas, una de las tasas de homicidios más bajas del mundo, de apenas 1,8 por año. En 2017 se registró el menor índice de robos desde 1999.
No por casualidad se ha mantenido consistentemente en el primer lugar del Índice Global de Paz, que categoriza a los países por sus niveles de criminalidad, entre otros indicadores.
Sin embargo, los extranjeros se han convertido en un factor de presión para que el gobierno islandés ajuste las políticas migratorias y las leyes de naturalización que se mantienen casi sin cambios desde 1950.
En el pasado, por ejemplo, los extranjeros que adquirían la ciudadanía debían «islandizar» su nombre – modificando el apellido con el sufijo son para hombres y dóttir para mujeres-, pero este requisito fue ya abolido por el Parlamento. Según proyecciones de la confederación empresarial, el número de inmigrantes se duplicará de aquí al 2040.