Antiguamente se reunía la gente en extensas explanadas en medio del campo. Los longko asistían a los diálogos sentados en sus caballos en la posición asignada a su sección en el círculo de la reunión. Importantes asuntos se trataban en esas reuniones.
En esos encuentros hacían un círculo tan grande como fuera la cantidad de gente. Todos ocupan un lugar de igualdad. A la misma distancia del que hable.
Cada territorio ocupa su posición dentro del círculo en el lugar que le corresponde. Ceremonias muy protocolares eran los Koyaqtun o parlamentos entre mapuche o con las autoridades wingka y cada fase era de verdadera diplomacia de nuestro pueblo.
Se reunían nuestros mayores en pleno campo al sol o bajo la lluvia, con el viento o el calor. De pie por horas, escuchando con atención y silencio pues cuando un mapuche habla los demás se callan: tal es el respeto al que tiene la palabra, algo enseñado y heredado por nuestros antepasados.
UN PUEBLO RETÓRICO
La capacidad de diálogo de nuestra gente siempre ha sido el recurso principal para ver asuntos y tomar decisiones por eso tenemos diferentes nombres para las más diversas formas de reunión.
Los mapuche hemos sido los señores de la palabra que en el diálogo es la base de nuestra sociedad aun cuando el wingka ha tratado de crear una imagen bélica de nosotros.
Nuestros wewpife hacen gala de su sapiencia, elocuencia y persuasión.
Estructuran su discurso con todo tipo de arte.
Los cronistas de la conquista española en los primeros siglos y los viajeros extranjeros durante el siglo XIX siempre dieron testimonio de nuestra capacidad oratoria en sus relatos, ellos fueron testigos de la ceremoniosidad en el despliegue del discurso público. De ahí la importancia de los Xawvn.
Kuyfi xawvlekefuy ta che lelfvn mew
Pvrakawelltulelu pu logko
Fvxake monkoll xawvy mapuche
Koyaqtun, xawvn, wewpin
Rvf fvxake zugu nekefuy che ñi mapu mew
Azmapu ta logkontukuniekefuy tayiñ pu fvxakecheyem.
De manera respetuosa de la circularidad se comportaban nuestros bisabuelos cuando teníamos nuestro propio gobierno y nuestra autodeterminación. Ese es AZMAPU, nuestra propia forma de comportamiento social y de trato en el respeto a todo lo existente en la Mapu.
Azmapu que duró por miles de años y que fue reemplazado por la imposición de una ley extranjera de un estado invasor. Esto es hasta antes de la ocupación militar a sangre y fuego hecha por los ejércitos de Chile y Argentina a nuestro territorio hace 129 años atrás en la generación de nuestros bisabuelos (1883).
El pueblo mapuche en su manera de ver la vida y las relaciones sociales siempre privilegió el diálogo como el primer y mejor recurso para resolver conflictos a para hacer acuerdos de buena convivencia.
Mediante la palabra y el diálogo es como seguimos creando nuestra identidad, de esa manera escuchamos de nuestros linajes familiares y nuestra historia.
Hacemos verdadera práctica en la palabra reposada y respetuosa por ejemplo cuando tomamos el mate entre peñi y lamgen. Esa costumbre de beber una infusión que socializa a las personas al beber de un solo mate.
Así, sabemos del valor del silencio también, entendemos que no es bueno interrumpir al interlocutor. Así se va formando la sabiduría.
El mapuche está dotado de altas cualidades comunicativas con los demás e incluso con la naturaleza a través de nuestra espiritualidad. El mapuche habla con las plantas.
El mapuche habla con los animales. ¿Por qué? pues porque tiene vida al igual que nosotros.
El diálogo, los acuerdos, los parlamentos son parteb de nuestro patrimonio intangible, nuestra herencia cultural. La práctica de nuestros antepasados en la circularidad representativa de los xawvn.
LOS XAWVN SON EL RESULTADO DE TODA UNA HISTORIA DE PROTOCOLO Y DIPLOMACIA BASADA EN EL DIÁLOGO.
La retórica y la diplomacia son al más alto nivel entre los mapuche.
Por esa capacidad de comunicar la palabra es que el pueblo mapuche existe aún y seguirá existiendo transmitiendo nuestra memoria.
Y creando la memoria y la palabra del futuro.
Es lo hermoso de ser quien uno es.
Marichiwew pu mapuche inchiñ.
Feley may.
Por Ignacio Kalfvukura