Con el riesgo todavía presente de un conflicto armado en Ucrania la guerra de la propaganda lleva tiempo efectuándose en la antigua región de la URSS. Los actores políticos en el conflicto ayudados por los medios han venido provocando un efecto intoxicador que ha impedido a la mayoría de la población conocer los matices de lo que allí ha ocurrido.
Identificar la información entre la propaganda resulta una tarea hercúlea cuando se juega una batalla geopolítica y económica de la dimensión de la que está ocurriendo en Ucrania. Los elementos políticos presentes que se dan cita en los sucesos que se producen en el ámbito postsoviético acaban por desdibujarse por la inevitable presencia de los elementos históricos que se sucedieron durante la Guerra Fría y la posterior desintegración del espacio soviético. La polarización de la guerra informativa hace casi imposible identificar las verdaderas causas y orígenes de la caída del gobierno de Yanukovich sin caer en uno de los dos bandos propagandísticos.
La batalla que se juega en Ucrania posee una diversidad de elementos que complican analizar y cribar la información que nos llega. Tendemos a analizar los sucesos históricos con los parámetros ya conocidos y aplicando la lógica de los sucesos pasados. Es muy sencillo caer en el error de analizar de ese modo la información en un territorio donde hace tan solo unos pocos años los mismos actores jugaron un papel geopolítico de vital importancia. El conflicto que se está desarrollando en Ucrania podría considerarse por las peculiaridades que tiene sin antecedentes conocidos, lo que se llama un “Cisne Negro”, concepto acuñado por el filósofo Nassim Nicholas Taleb. El autor definió así el Cisne Negro.
“En primer lugar, es un caso atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas regulares, porque no hay nada en el pasado que puede apuntar de manera convincente a su posibilidad. En segundo lugar, conlleva a un impacto extremo. En tercer lugar, a pesar de su condición de rareza, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones de su presencia después de los hechos, por lo que es explicable y predecible”.
Si tendemos a explicar el caso de Ucrania basándonos en la historia reciente de los elementos que participan en el conflicto se corre el riesgo de dejar fuera circunstancias de vital importancia que no son coincidentes con esa realidad histórica. Pero que por otro lado son vitales para entender los sucesos presentes. La propaganda de ambos bandos en conflicto conocedores de este proceso juegan con elementos que nos llevan a confirmar nuestros marcos mentales. El motivo de esto es que la simplificación favorece que los receptores de la información se adscriban al bando del emisor de la propaganda. El conocido como principio de simplificación y enemigo único.
En el proceso emisor de la propaganda en Ucrania ha jugado un papel importante la posición de dos ejes de relato basados en la antigua percepción de la Guerra Fría y la Segunda Guerra Mundial. El Eje USA-Rusia y el Eje Nazismo-Comunismo. Estos ejes otorgan preeminencia a elementos como el anticomunismo, las injerencias externas de EEUU en las movilizaciones, o la presencia de elementos nazis en las movilizaciones y la oposición rusa a estos elementos. Estos mensajes dejan de lado otros elementos de igual importancia con el fin de construir un relato que apoye las estructuras mentales preexistentes y los prejuicios. El objetivo es dificultar la comprensión del conflicto y el análisis del conjunto de las causas para que el mensaje propagandístico sea el que predomine.
Los elementos desechados del conflicto
Los orígenes y participantes en la protestas del Euromaidan han jugado un papel fundamental en la percepción del conflicto y de los relatos propagandísticos de ambos bandos. Se ha pretendido presentar los sucesos como una confrontación entre pro rusos y pro europeos, presentando a la oposición, tanto política como en la calle, como un sector próximo a Europa y al gobierno de Yanukovich como cercano a Rusia y Putin. Esta visión simplista del conflicto deja de lado un elemento primordial del problema. Tanto la oposición, liderada por Yatseniuk, Klitschko y Tiagnibok, como el gobierno de Yanukovich, están formados por una casta de oligarcas que luchan por repartirse los beneficios derivados de la consecución del poder. Siguiendo unos parámetros parecidos a lo que ocurrió con la privatización de las empresas de la RDA tras la caída del Muro de Berlín a cargo de la Treuhandanstalt. Los ciudadanos son solo parte instrumental de un conflicto que los utiliza en beneficio de unos intereses superiores, como prueban las injerencias externas que se han visto durante las protestas en la Plaza de la Independencia de Kiev. Intentar justificar si las protestas fueron provocadas por esas injerencias y la oposición o instrumentalizadas a posteriori no debería ocultar que los ciudadanos no hubieran salido a la calle con tal virulencia si el descontento con el gobierno de Yanukovich no existiese. Las líneas de propaganda de ambos bandos han necesitado eliminar una serie de componentes de la realidad para simplificar el mensaje y que calara de forma efectiva.
Anticomunismo
El relato de la Guerra Fría y la Segunda Guerra Mundial lleva implícito el papel del comunismo en ambos procesos. Primero como adversario del nazismo y posteriormente como enemigo de EEUU. Ese relato ha estado muy presente en un país como Ucrania en la que una parte importante de la oposición y de anteriores presidentes como Yuschenko son y fueron muy beligerantes con el periodo comunista de la antigua URSS. La presencia de elementos anticomunistas en las protestas, especialmente el partido fascista Svoboda, propició que los sucesos y actuaciones contra el Partido Comunista tomaran una importancia muy relevante en la guerra informativa durante las protestas en Kiev.
Una de las noticias que circuló por parte de los contrarios a las protestas y que fue minusvalorada por parte de los que las defendían fue la ilegalización del Partido Comunista y sus símbolos en las regiones de Ternipol e Ivano-Frankist. La ilegalización del Partido Comunista a pesar de que se hizo por la presencia de grupos violentos en los parlamentos de ambos Oblasts ya contaba con el favor del alcalde Victor Anushkevychu que en una declaración pública hablaba de la necesidad de ilegalizar el Partido Comunista, tal y como fue recogido en una nota de prensa de la página web del Oblast. Sin embargo, la ilegalización del Partido Comunista en estas dos regiones no puede circunscribirse exclusivamente a las movilizaciones del Euromaidan, aunque sin duda fueron el detonante para que se produjera.
La intención de ilegalizar el Partido Comunista ya estaba presente desde antes de las movilizaciones. El Partido Svoboda llegó a presentar en el Parlamento la proposición de ley número 3530 para prohibir el Partido Comunista y declarar ilegal la ideología comunista por el genocidio cometido en territorio ucraniano. La propuesta de ley fue debatida en el Congreso y rechazada por atentar contra las libertades esenciales recogidas en la constitución. Sin embargo estas prohibiciones no puede limitarse a ese sentimiento anticomunista propio de un sentimiento nazi presente en Ucrania, como prueba la prohibición en Lviv de la exhibición de banderas nazis y comunistas con motivo de la fiesta nacional del 9 de mayo en el año 2012.
Las injerencias externas
Otro de los elementos prioritarios de la propaganda ha sido la polarización de los orígenes de la protesta. Mientras un sector acusaba a EEUU, la UE y la oposición de estar detrás de las protestas de Euromaidan menospreciando el descontento de los ciudadanos y su participación activa en el origen de las movilizaciones, el otro sector intentaba ocultar las evidentes injerencias extranjeras que se produjeron en la manifestación que comenzó en noviembre de 2013.
La protesta del Euromaidan nació en un mensaje de Facebook del periodista de origen Afgano Mustaphá Nayyem, las noticias relativas a los primeros días de las manifestaciones dejaban claro que las movilizaciones fueron organizadas de forma espontánea por los ciudadanos a través de las redes sociales, como en esta noticia del Kyiv Post. Sin embargo los orígenes del conflicto no pueden ocultar las injerencias de elementos de EEUU y la UE en la perpetuación de las protestas a pesar de que la UE había reconocido la victoria electoral de Yanukovich en 2010. La presencia del senador de EEUU John McCain apoyando las protestas en diciembre de 2013, la reunión de Catherine Ashton en diciembre con los líderes de la oposición incluido Oleg Tiagnibok, o el paseo por la plaza de la Independencia de Kiev de la Vicesecretaria de Estado Norteamericana, Victoria Nuland, repartiendo alimentos dejaban en evidencia el interés de EEUU y la UE en el éxito de las movilizaciones.
Los manifestantes nazis
Uno de los elementos primordiales de la argumentación contra las protestas en Euromaidan era la presencia de elementos nazis en ellas. La existencia de estos manifestantes era evidente y numerosa, el Pravy Sektor, una organización paramilitar fascista, se introdujo entre los manifestantes y con sus tácticas de guerrilla fueron tomando mayor importancia en las protestas diluyendo a otros sectores civiles que en un principio fueron los que se manifestaron contra el gobierno de Yanukovich. Es importante también la presencia de los militantes y miembros de Svoboda, el partido Libertad, que con un 10% de presencia en el parlamento también fueron parte importante del Euromaidan y de la radicalización que se produjo a partir de enero de 2013. Esta presencia de estos elementos fascistas fue utilizada para denostar al resto de elementos participantes en la protesta que desde el 21 de noviembre comenzaron las movilizaciones en la Plaza de la Independencia tras la suspensión del acuerdo por parte de la RADA del acuerdo de asociación con la UE. Timothy Snyder cuenta en una serie de artículos en New York Review of Books [1] y [2] como en un principio la propaganda rusa acusaba a los protestantes de formar parte de lo que Putin considera la conspiración gay, además de la participación miembros de la comunidad judía [1] [2]. La notable contradicción entre la presencia de estos elementos y la versión de los manifestantes nazis quedó completamente desdibujada cuando la protesta se reactivó en 2014, una carta presentada por 40 expertos hablaban del verdadero papel de los grupos de extrema derecha en las protestas y el peligro de circunscribirlo solamente a estos elementos.
La propaganda y la desinformación son elementos políticos que se manejan para lo que Noam Chomsky llamaba la creación de consenso. Los participantes en un conflicto tienen la necesidad de transmitir un mensaje que una a sus aliados y menoscabe la cultura disidente y a la oposición, tanto interna como externa. La propaganda es una forma de construir una realidad que sea beneficiosa para el interés del que la emite, es por ello que sirve para instaurar el pensamiento único o al menos polarizarlo de tal manera que se pueda presentar la otra versión como enemiga. En palabras del Psicólogo Paul Watzlawick e ideólogo de la Teoría de la Comunicación Humana “De todas las ilusiones la más peligrosa consiste en pensar que no existe sino una sola realidad”.
Antonio Mastre