La represión al pueblo mapuche ha transgredido los derechos sexuales y maternales de Lorenza Cayuhan

El 14 de octubre de 2016 Lorenza Cayuhan dio a luz engrillada a su hija

La represión al pueblo mapuche ha transgredido los derechos sexuales y maternales de Lorenza Cayuhan

Autor: mauriciomorales
Lorenza junto a su hija Sayén. Créditos: La Estrella

Lorenza junto a su hija Sayén. Créditos: La Estrella

El 14 de octubre de 2016 Lorenza Cayuhan dio a luz engrillada a su hija. Más allá de las razones de su detención, nos encontramos ante un caso que encarna toda la opresión que ejerce el Estado chileno sobre las comunidades mapuche, y con más fuerza, sobre las mujeres indígenas. La violencia empleada contra la mujer mapuche y su hija pasan a llevar los derechos sexuales, maternales de Lorenza y los derechos infantiles de la menor.

¿Cuáles son las violencias ejercidas?

Al ser durante el trabajo de parto y dentro de la clínica Sanatorio Alemán [de Concepción], podemos decir que es violencia obstétrica el trato que recibió durante su estadía en el recinto hospitalario, pues pasaron a llevar la privacidad de Lorenza y su hija, ya que no le dejaban llamar a sus familiares, sacar fotos a la recién nacida, y además estuvo a cargo de personal de gendarmería masculino cuando entró a evaluaciones antes iniciar el proceso [de parto].

Esto viola derechos fundamentales de la madre, al no poder dar a luz en un buen ambiente y bajo los tratos correspondientes; como también los derechos de la niña al no poder tener acceso a un ambiente propicio y buenos tratos después de nacer.

Este hecho es parte de la tortura a la que pueden ser sometidas las mujeres mapuche y a la que también fueron sometidas las mujeres chilenas durante la dictadura.

Amenazarnos con quitarnos nuestros hijos es una medida que toman contra nosotras, en primer lugar porque nosotras parimos, pero también, porque el Estado se ha encargado de reforzar nuestro rol de madres. Las mujeres en la dictadura daban a luz como lo hizo Lorenza, eran amenazadas por Gendarmeria sobre la continuidad de su maternidad, ya que muchas veces les quitaban a sus hijos.

Y aunque la comunera no vivió el parto en una cárcel, sí lo hizo en medio de un trato indigno, que refleja toda la herencia de la dictadura y la violencia de género a la que seguimos siendo sometidas las mujeres.

¿Por qué se habla de violencia de género?

Como mujeres debemos tener derecho a poder parir en un ambiente sano, sin violencia obstétrica, ni que se pase a llevar de ninguna forma nuestra integridad. A su vez debemos poder decidir y tener conocimiento sobre qué procedimientos se van a ejecutar en el proceso. Estos derechos básicos deben ser garantizados por el estado. El hecho de que hoy estos métodos sean usados para torturar y amedrentar, muestra un tipo de violencia institucional, violencia machista que el Estado y sus instituciones despliegan contra las mujeres.

Pero el caso de Lorenza tiene que ser una razón más para que las mujeres salgamos a organizarnos este ocho de marzo, contra todas las violencias que son ejercidas contra nosotras para acabar con este sistema patriarcal que cobra miles de víctimas por femicidio cada año.

Por Lorena Gjik

Estudiante de licenciatura en música UA

Edición El Ciudadano


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