Al menos 282 palestinos han muerto y 900 han resultado heridos en el bombardeo aéreo israelí en la franja de Gaza iniciado ayer y que ha continuado esta madrugada con unos veinte ataques, informó el responsable del servicio médico de emergencias en Gaza, Moawiya Hasanein, a la prensa. De los 900 heridos, unos 120 se encuentran en estado crítico, por lo que el número de víctimas puede aumentar en las próximas horas, añadió Hasaneín.
Por el elevado número de víctimas, la operación supone el más sangriento ataque israelí contra los palestinos desde la Guerra de los Seis Días de 1967.
Unos 65 palestinos perdieron la vida en la última oleada de ataques de la Fuerza Aérea israelí contra sedes de Hamás, talleres metalúrgicos y mezquitas, según ese responsable médico. A primeras horas de la pasada noche, la aviación militar israelí destruyó la carretera Saladino, la principal de Gaza, a la altura norte. Luego, durante la noche, los F-16 israelíes bombardearon 23 objetivos, entre ellos el edificio donde se reúne el Gobierno de Hamás en consejo de ministros, un almacén en la ciudad sureña de Rafah, y lanzaderas de cohetes, según fuentes de la seguridad palestina.
Fuentes médicas palestinas informaron que entre los muertos hay niños, mujeres y civiles. El Ejército israelí ha subrayado que la operación «prosigue y lo hará mientras sea necesario».
Resumen del ataque
Decenas de cazas y helicópteros participaron en esta operación sincronizada cuyo objetivo primordial fueron las comisarías de policía de Hamas en la principales ciudades de la franja, aunque algunos bombardeos se dirigieron hacia otros objetivos.
El primer ataque tuvo por objetivo una ceremonia de graduación de la Policía de Hamas a la que habían acudido oficiales de alto rango. El jefe de la Policía de Gaza, Taufik Yaber, murió en el ataque junto con otros responsables y oficiales del cuerpo.
Veinte minutos después, los cazas y helicópteros sobrevolaron simultáneamente la franja de Gaza descargando las bombas en decenas de objetivos hasta 150 según los palestinos causando una carnicería que estranguló los servicios de emergencia del principal hospital de Gaza, el Shifa, y del resto de centros médicos.
Los heridos fueron trasladados a los hospitales en ambulancias y en coches particulares. Los médicos no sabían a quienes atender primero puesto que el número de heridos graves era muy elevado y se amontonaban en los pasillos de los hospitales.
La mayoría de los bombardeos se centraron en la ciudad de Gaza, pero el norte y el sur de la franja no se libraron de las bombas. Por todas partes había muertos y heridos, así como edificios reducidos a escombros que poco a poco se fueron retirando para recuperar más cadáveres y heridos.
Tregua se había respetado hasta el día de las elecciones en EE.UU.
Al no poder atacar a los escurridizos milicianos, el Ejército israelí optó por atacar las comisarías que habitualmente se encargan de la seguridad pública y no participan en los ataques contra Israel. Sin embargo, el ministro de Defensa, el laborista Ehud Barak, calificó de «centros terroristas» las comisarías.
Con lo ocurrido ayer, culmina la tensión que surgió el 4 de noviembre, cuando Israel puso fin a la tregua de seis meses lograda bajo mediación egipcia y que hasta el día de las elecciones presidenciales estadounidenses se había respetado con bastante rigor. Ese día Israel entró en Gaza y mató a siete milicianos de Hamas.
Desde entonces, las milicias de Hamas y de otros grupos palestinos habían intensificado sus ataques con cohetes y granadas de mortero contra las poblaciones israelíes cercanas a la franja. Hamas acusó a Israel de romper la tregua y exigió una revisión de sus cláusulas. En las últimas semanas, ninguna de las partes ha realizado ningún esfuerzo para reanudar el alto el fuego.
Otros bombardeos se centraron en «infraestructuras», según el Ejército, como el estadio deportivo de la Universidad Islámica, donde cursan sus estudios 18.000 estudiantes. Una cárcel situada al norte de la franja fue destruida causando la muerte de un número indeterminado de guardianes y de varios presos de Fatah, explicó Yaser Abed Rabbo, del comité ejecutivo de la OLP.
Barak dijo que las operaciones militares contra la franja de Gaza seguirán adelante si es necesario. Parece muy probable que los bombardeos continúen si Hamas y las demás milicias no detienen sus ataques, algo que no parece que vaya a ocurrir. La titular de Exteriores y líder de Kadima, Tzipi Livni, dijo que Israel está actuando en defensa propia. En el seno del Gobierno hebreo existe unanimidad a la hora de juzgar la situación y todos están de acuerdo en que a Israel le interesa responder a los ataques de Hamas de una manera desproporcionada, como ocurrió ayer.
Respuesta palestina
Desde primera hora, las milicias dispararon decenas de cohetes caseros Qasam y granadas de mortero contra las poblaciones israelíes. Los cohetes caseros Qasam lanzados desde Palestina son erráticos y su ruta es difícil de predecir. Los palestinos los lanzan en trayectoria parabólica ascendente y pueden caer en cualquier lugar; en días pasados cayeron en territorio palestino, dejando dos habitantes muertos.
El sábado los palestinos lanzaron decenas de cohetes Qasam, pero sólo uno mató a un civil e hirió a cuatro en la localidad de Netivot. Las agencias internacionales hablan de que los cohetes produjeron «crisis nerviosas» entre la población israelí, pero no habla nada sobre los efectos psicológicos de los bombardeos de Israel contra los palestinos, en los que se usan armamento de alta precisión, aviones F-16 y helicópteros Apache con misiles guiados por láser y satélite.
El presidente palestino, Mahmud Abás, calificó los ataques de «agresiones cobardes» y «masacre». En casi todas las ciudades de Cisjordania se convocaron manifestaciones de protesta, y lo mismo ocurrió en Jordania, Siria y Líbano, donde viven cientos de miles de refugiados palestinos.
EE.UU. exigió a Hamas que detenga los ataques contra Israel y a los israelíes que eviten bajas civiles. Washington no pidió al Gobierno de Ehud Olmert que detenga los bombardeos, lo que fue duramente criticado por el presidente venezolano, Hugo Chávez.
El primer ministro israelí dijo ayer que los ataques podrían durar varios días: «Podrían durar cierto tiempo y cada uno de nosotros debe ser paciente para poder completar la misión». Los políticos israelíes se encuentran en plena campaña para las elecciones del 10 de febrero.
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