Encargadas de las tareas básicas de la reproducción, en el mundo rural mexicano las mujeres conservaron y mejoraron el uso de las semillas agrícolas, a la vez que tejieron el vínculo entre la tierra y la mesa de cada hogar, por medio del recetario tradicional de la cocina mexicana.
De las más de 65 millones de mujeres de mujeres que viven en México, la gran mayoría —50 millones— lo hacen en zonas urbanas. Apenas 15 millones de las mujeres en México viven en zonas rurales del país y de ellas, la mitad —51%— son indígenas, mestizas y afrodescendientes.
Enfrentan situaciones de mayor desigualdad que las mujeres urbanas en cuanto a los ejes básicos que estructuran el ascenso social: pobreza y pobreza extrema, educación y acceso a servicios de salud.
En México, puede verse el siguiente panorama entre mujeres rurales y urbanas:
- Mientras 56 de cada 100 mujeres viven en pobreza en los campos mexicanos, en la ciudad, la relación es de 38 cada 100.
- La pobreza extrema se presenta en 17 de cada 100 mujeres rurales, mientras en el ámbito urbano es en 4 cada 100.
- Las mujeres rurales mayores de 15 años tienen un promedio de 6,6 años de estudio, cuando el promedio nacional se ubica en 9 años de escolarización.
- En cuanto al acceso a los servicios públicos de salud, la medición más reciente de 2015 indica que sólo el 13% de las mujeres rurales tenía cobertura médica.
La situación replica cuando se compara la situación entre mujeres y hombres del medio rural, que se materializa en la tenencia de la propiedad de la tierra.
Desde la década de 1980, el número de mujeres propietarias de tierra en México, según el Registro Agrario Nacional es de 1%. De los 4,9 millones de personas que figuran como propietarias en núcleos agrarios, el 73% son hombres y el 27% son mujeres, aunque ellas participan y son responsables del 50% de la producción de alimentos de México.
El 20% de los dos millones de jornaleros agrícolas en el país, son mujeres.
Para la ingeniera Natividad Díaz, una de las colaboradoras de la Subsecretaría de alimentación y competitividad del Gobierno Federal, las mujeres han tenido un papel fundamental en la seguridad alimentaria del país y en contribuir a la erradicación de la pobreza.
«Las mujeres han sido las encargadas de la selección, preservación e intercambios de semillas nativas, son quienes han producido el mejoramiento genético del cultivo», apuntó Díaz.
A su vez, las mujeres rurales «han heredado» las recetas de madres y abuelas, con las que «hacen el tránsito de la cosecha a los platillos, que forma la cultura y los gustos locales de las comunidades mexicanas», apuntó.
En la quinceava conferencia virtual sobre Soberanía Alimentaria organizada por su cartera, Díaz sostuvo que desde su área en la Secretaría de Agricultura mexicana, el Gobierno busca «cerrar brechas de desigualdad de las mujeres rurales con sus pares urbanas».
La ingeniera señaló la importancia que reviste el Programa de producción para el Bienestar —a cargo de la cartera que representa—, el cual brinda apoyos económicos directos a los productores de granos básicos, de milpa y también de caña de azúcar, «para que tengan liquidez para invertir en sus predios», apuntó la fuente.
En este ´programa, de cada diez beneficiarios, tres son mujeres. En total, brindó apoyos económicos a 668.500 mujeres, que están asentadas en 1.876.000 hectáreas. Díaz señaló que una parte de estas mujeres están a su vez incorporadas en una estrategia de acompañamiento técnico para transitar a una producción agroecológica de alimentos.
Cortesía de Eliana Guillet Sputnik
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