El derecho a la tierra, con servicios básicos como caminos, salud y educación, sigue siendo el principal motivo de lucha de los pueblos indígenas en territorio nacional.
En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemoró este jueves, algunos líderes hablaron sobre la falta de voluntad política que existe para resolver los problemas que afectan a las diferentes comunidades.
Como ejemplo, citaron los casos resueltos hace años por la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor de las comunidades Yakye Axa y Sawhoyamaxa del pueblo Enxet: de 36 medidas que deben ser adoptadas, de acuerdo con la sentencia, el Estado paraguayo apenas cumplió seis.
Ana Romero, de la Unión Juvenil Indígena del Paraguay, resaltó también que en salud pública y en educación, el acceso es muy precario aún.
Los pueblos originarios paraguayos piden un cambio en la estructura agraria del país, ante la problemática que afecta a las comunidades campesinas e indígenas, entre las que destacaron la expulsión y abandono que sufren estos sectores de la población en medio del avance de un modelo de agronegocios.
La población indígena de Paraguay asciende a unas 120.000 personas, el 76 % de las cuales vive en situación de pobreza extrema, según datos oficiales, en su mayoría debido a que fueron desposeídas de sus tierras ancestrales durante la dictadura (1954-1989) y en la primera década de democracia.
Promesas de dignidad
El presidente electo, el conservador Mario Abdo Benítez, se comprometió a dar una «atención especial» a las necesidades de los pueblos originarios de Paraguay cuando asuma el cargo el próximo 15 de agosto.
«Mi Gobierno dará una atención especial a los pueblos originarios para que los bienes y servicios del Estado les permitan alcanzar una vida digna«, dijo en su cuenta social Abdo Benítez.