Manuel Varese Cabrera y Matilde Fourey González solicitan al Ayuntamiento de Barcelona, España, retirar las estatuas de los indígenas arrodillados que actualmente forman parte del Monumento a Colón, ya que es una representación indigna de los pueblos originarios de la actual América.
Este pedido lo hacen, primero en su condición de ciudadanos y segundo como co-autores de www.nextia.uno, una página dedicada a posicionar diversos temas relativos a los avances como humanidad. Es por ello que exige trasladar dichas estatuas a un museo y contextualizarlas, explicando su carácter alegórico, racista y discriminatorio, propio de un momento histórico determinado y contrario a los valores actuales de la ciudad de Barcelona.
Asimismo, piden sustituir las estatuas retiradas por esculturas que representen a los pueblos originarios de la actual América Latina de manera digna, respetuosa e inclusiva.
Esta solicitud es precisamente que los indígenas arrodillados ofenden a los viandantes y atentan contra los valores como la igualdad y la dignidad.
Para los expertos consultados por el Ayuntamiento de Barcelona no es suficiente paliar la imagen pese a la contextualización que transmite el monumento.
“Representarlos arrodillados, infantilizados y en posición de sumisión fue una elección de los escultores Manuel Fuxà i Eduard Alentorn. Respondía a ideas y valores imperantes en 1888, que ya no forman parte de nuestra sociedad, nuestra cultura o nuestra ciudad. Si bien es evidente que los indígenas deben formar parte de un monumento que representa el encuentro entre dos continentes, deben ser representados dignamente y de una forma que siga construyendo nuestra sociedad pluricultural e inclusiva”, reza la misiva de solicitud enviada al Ayuntamiento y, que además, ha sido rechazada.
El monumento, de 57 metros de alto, fue inaugurado el 1 de junio de 1888 con motivo de la Exposición Universal de Barcelona en un acto presidido por la entonces reina regente María Cristina, y con la presencia, entre otros, del presidente del Gobierno, Práxedes Mateo Sagasta; el rey de Italia Humberto I, y el presidente de Estados Unidos, Grover Cleveland.
“La colonización de América Latina fue violenta, no es la historia de una rendición inmediata. Hubo dignidad en la resistencia de los
pueblos indígenas, y no representarla en el Monumento a Colón fue una liberalidad artística”, suscribe la carta.
Barcelona tiene unos 1,6 millones de habitantes y se ha convertido en el hogar de cientos de miles de inmigrantes, de los cuales los latinoamericanos conformaban en 2019 cerca del 30%6. Ese mismo año, recibió más de 20 millones de turistas. “¿Cuántos de ellos visitan el Monumento a Colón? A todos ellos, esa es la imagen que manda Barcelona de los pueblos originarios de América Latina”.
Consideran que el Ayuntamiento de Barcelona, que ha demostrado ser pionero en este tipo de análisis, debería tomar la decisión de retirar las figuras de los indígenas actuales y sustituirlas por una representación digna.
“El innegable valor histórico de las figuras retiradas debería poder ser contemplado en un museo, donde ambas obras alegóricas sean contextualizadas con una explicación sobre su mensaje racista y denigrante de la población latinoamericana. Mantenerla en la vía pública resulta ofensivo independientemente del color de piel o lugar de proveniencia del espectador, y contrario al Código Ético del que se ha dotado la ciudad”, señalan.
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