Un senador del Partido de la Libertad, el partido-empresa del magnate televisivo italiano Silvio Berlusconi, en conferencia de prensa hace algún tiempo atrás, presentó en fotocopias, algunas páginas del diario del dictador fascista Benito Mussolini.
Son cinco agendas de la Cruz Roja Italiana, en las cuales Benito Mussolini anotaba cuidadosamente sus impresiones en un período que va de 1935 a 1939. El senador, brazo derecho de Berlusconi, ha sostenido la autenticidad de los diarios del Duce, despuès haber leído la pericia caligráfica autenticado por un notario de Bellinzona en Suiza
Los diarios se encuentran actualmente custodiados en una cajafuerte y han sido comprados por el senador de un heredero de uno de los milicianos que arrestó a Mussolini en la localidad de Dongo mientras éste trataba de huir hacia Suiza en el Abril de 1945.
Serán publicados, ha afirmado el senador, cuando los editores puedan comprar los derechos de autor de los herederos de Mussolini.
En 1983 las agendas fueron afrecidas al “The Times” de Londres, que inmediatamente se puso en contacto con un histórico inglés que junto a una comisión técnica de estudio verificaron la escritura, la tinta y el papel. Los diarios, afirmáron los expertos, eran falsos. El papel no era del período 1936-1939. Agendas inútiles, sin ningún valor histórico que fueron rechazadas por el diario inglés.
En Junio de 1994, el cuotidiano Sunday Telegraph anunció el descubrimiento de los diarios de Mussolini. Expertos e históricos como el biógrafo de Mussolini, Denis Mack Smith, los consideraron no auténticos; la pericia técnica de la tinta no fue compatible con el período y no fueron publicados por el diario inglès. La famosa casa de remates Shotheby’s hizo examinar dos de los cinco manuscritos a su experto Roy L. Davis que manifiesta ser falsos y no los acepta. En el 2002 la editora Feltrinelli hace verificar las agendas que también este caso se concluye con una declaración de falsidad. El semanario italiano L’Espresso los hace estudiar a una comisión formada por históricos, físico-químicos y grafológos que afirman la falsedad de los diarios.
No sabemos el motivo por el cual el senador del Partido de la Libertad, un partido de derecha aliado en las pasadas elecciones con el partido ex-fascista de Alianza Nacional, ha hecho la declaración de autenticidad de los diarios en este momento de la vida política italiana.
“En las agendas hay un día particular” -ha manifestado el senador- “es el 30 o el 31 de Agosto de 1939 donde se lee: no podemos y no debemos tomar las armas, que no tenemos». “Y ésta es una afirmación bien precisa”, ha concluído el senador.
Que Mussolini escribiese en las agendas sus memorias, es una circunstancia confirmada muchos años atrás por los familiares del Duce. Actualmente casi todos los familiares del dictador italiano han muerto, la esposa Rachele y sus hijos Edda, Vittorio y Romano. Una de los pocos sobrevivientes es su nieta Alessandra hija de Romano, dirigente y fundadora de un partido político de extrema derecha (neo fascista), aliada también en las últimas elecciones políticas con el partido de Berlusconi. La nieta ha manifestado que los diarios son auténticos: “un descubrimiento emocionante, donde se ve a un Benito completamente distinto”, ha manifestado que conocía el hallazgo de los diarios desde hace un año y medio, cuando en un hotel de Roma, el senador del ex.partido de Berlusconi Forza Italia, le ha hecho partícipe de este singular hallazgo. “He visto el material y actualmento los conservo en fotocopias y estoy de acuerdo que sean publicados integralmente, no a extractos, porque de las cinco agendas, finalmente saldrá la verdad y uno se podrá hacer una idea más clara de toda una época, en modo especial del delicado período que va del 1935 al 1939, con las leyes raciales, el ingreso de Italia en la guerra y la definición del aparato fascista”.
Y todo esto, después de haber sido verificados científicamente y declarados falsos los diarios por los editores a los que han sido ofrecidos. No hay duda que estamos frente a una manipulación de la historia.
Rodolfo Faggioni
Desde Milán, Italia, para El Ciudadano