El 14 de febrero de 1655 se organiza un “weychan”, cuyo término en la lengua mapuche significa “la guerra” o “pelear en la guerra” de acuerdo a fuentes lingüísticas como Luis de Valdivia (1684) y Andrés Febres (1765). Esto es, hace exactamente 368 años, el pueblo mapuche inicia un levantamiento militar coordinado, entre el Maule y Osorno, contra los españoles.
La maniobra, comandada por los toqui Ñamku, Chikawala, Lebupillan, entre otros, buscaba recuperar territorio usurpado y liberar a las personas mapuche víctimas de la esclavitud, puesto que el rey Felipe II aprobó dicha sumisión para indígenas belicosos mayores de 9 años debido a que no podía frenar las escaladas de los originarios contra sus ejércitos.
Así, el alzamiento sincronizado arrojó que muchas y muchos mapuche se liberaran por sus propios medios y la caída de la mayoría de los fuertes entre el río Maule y Chillán, cuyo avance además significó que las huestes mapuche lograran recuperar miles de propiedades “españolas” comprendidas entre tal territorio.
Asimismo, otros inmuebles fueron totalmente destruidos y saqueados. Pero ocurre un tipo muy particular de pillaje.
Según Guillaume de Boccara, el saqueo, por ejemplo de objetos, tenía una finalidad simbólica para los mapuche, puesto que dichas adquisiciones connotan otros significados relevantes en las batallas. “El punto que queremos enfatizar aquí es el aspecto particular del weichan que hace que los guerreros busquen adquirir bienes que se convertirán en símbolos de coraje e intrepidez en el combate, y que les permitirá hacerse respetar y adquirir prestigio dentro de su grupo (quiñe lob y rewe) e, incluso, más allá de éste (ayllarewe)” (Boccara, 2009).
Es decir, obtener un bastón, un uniforme o la cabeza del enemigo, por ejemplo, en esta cosmovisión significa que de cierta forma adquirir la experiencia del oponente o que fuiste capaz de derrotar a un enemigo respetado, por lo tanto se potencia la imagen de quien utiliza el objeto entre los que lo rodean. Imagínense a un toqui exhibiendo la cabeza de un español sobre una lanza en plena batalla frente a sus rivales. Salían arrancando los europeos.
De ahí que Boccara exprese que el término weychan supone no solo la lucha por defender el territorio y la autonomía, sino que también se asocia a un simbolismo que implica rituales muy organizados que encarnan múltiples significados, cuya trama expresa la memoria de un pueblo. “Esta lucha por la preservación de la independencia no se realiza mediante cualquier medio ni de cualquier manera. Existen códigos que rigen esta actividad a través de los cuales es posible percibir que el weichan constituye algo más, y a la vez distinto, que la simple lucha por la libertad. Más precisamente se dirá que, a través de la lucha por la libertad, es toda la sociedad la que se moviliza y reproduce su diferencia” (Boccara 2009).
Referencias
- Boccara, Guillaume. (2009). Los vencedores. Historia del pueblo mapuche en la época colonial. Ocho libros. Santiago.
- Febres, Andrés. (1765). Arte de la lengua general del reyno de Chile. Lima.
- Valdivia, L. (1684). Arte y gramática general de la lengua que corre en todo el Reyno de Chile, con un vocabulario y confesionarios compuestos por el Padre Luis de Valdivia, de la Compañía de Jesus, en la provincia del Perú.