Recientes estudios y los síntomas detectados en usuarios acérrimos al WhatsApp alertan de una adicción a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en esta nueva era digital.
Si eres de los que al usar esta herramienta tecnológica, se te va el tiempo sin darte cuenta, dejas de socializar en el entorno real, abandonas literalmente tus obligaciones laborales o académicas, o eres de los que entra en ataque de ansiedad si no tiene acceso o la batería se agota, estás en serios aprietos.
Especialistas en materia de psicología ya se lo están tomando en serio, más allá de que dicha aplicación tenga poco más de una década de haber cambiado la forma de comunicarnos en el plano virtual y de que haya establecido nuevas formas de interrelacionarnos con nuestros similares.
Si bien todavía no se encuentra en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), es posible la existencia de un nuevo tipo de adicción, esta vez al WhatsApp, que vale decir, tiene más de 1.500 millones de usuarios activos en su plataforma.
Erika Villavicencio Ayub, coordinadora de Psicología Organizacional de la Facultad de Psicología de la UNAM, afirma que existe una discusión sobre si se trata de una adicción a la aplicación tecnológica.
Aún no está claramente definido si se trata de una adicción o es un paradigma para los psicólogos y especialistas. Pero existe al menos una serie de indicadores que se deben tomar en cuenta.
Síntomas de dependencia:
- Tiempo excesivo dedicado a esta aplicación.
- Mentir sobre cuánto tiempo se usa.
- Alucinaciones o vibración fantasma sobre notificaciones.
- Descuido de horas de sueño y de cuidado personal.
- Bajo rendimiento laboral o académico.
Síntomas de abstinencia:
- Rechazo a la abstinencia de no revisar el celular.
- Dependencia absoluta del celular.
- Altos niveles de ansiedad, depresión, fatiga, alteraciones de concentración y memoria a falta del WhatsApp.
- Incapacidad para modificar la conducta negativa.
- Inquietud, irritabilidad, conductas violentas.
- Fobia social.
- Síntomas depresivos.
- Sentimientos crónicos de vacío.
- Rol de personalidades inmaduras.
Jóvenes, caldo de cultivo
Ayub advierte que este tipo de adicción tiene su mayor caldo de cultivo en la población juvenil, y dice que ha avanzado a niveles alarmantes, superando los videojuegos.
A nivel neurológico, explica la especialista, se crea una adicción cuando se usa el celular por demasiado tiempo, debido a que reduce los receptores de dopamina en el cerebro.
En ese sentido, el uso de WhatsApp estaría dando a los usuarios una sensación placentera, pues las notificaciones automáticas activan las zonas del cerebro que ponen en alerta para atacar o escapar de un estímulo peligroso, “nos obliga a mirar los diferentes mensajes que llegan”.
Por ejemplo, “se ha visto evidencia empírica de que el uso de este tipo de aplicaciones tiene el mismo efecto que los opiacios en el cerebro. De ahí, la sensación placentera, como cuando consumes una droga”.
¿Tiene tratamiento?
Tomando en cuenta los niveles de consumo de datos en la plataforma, la versatilidad y eficacia comunicacional de la aplicación, el número de usuarios que existen y la forma en que se va mejorando en cada actualización para hacer más dependientes a las personas, las esperanzas son escasas.
Sin embargo, los especialistas recomiendan hacer un diagnóstico para saber si se trata de una fase inicial adictiva a WhatsApp, y hacer terapia cognitivo-conductual.
En el caso de estar en una fase más avanzada, indican un tratamiento mixto (farmacológico y conductual).
“Es importante sensibilizarnos en que las TIC son parte de la vida actual y no se pretende luchar contracorriente. Sin embargo, debemos aprender a usarlas correctamente para beneficiar la vida en sus diferentes áreas sin afectar la salud o cualquier otra área del individuo”, sostiene Ayub.
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