Dispares versiones ofrecidas por peritos de la Fiscalía y, en representación del acusado, la Defensoría Penal Pública, han marcado los últimos días del juicio oral contra Mauricio Ortega por la brutal agresión que despojó de sus ojos a Nabila Rifo, su ex pareja, la madrugada del 14 de mayo de 2016 en la ciudad de Coyhaique.
El miércoles declaró en el estrado la especialista del Labocar, Vivian Bustos, quien tuvo acceso a los peritajes efectuados por Carabineros sobre las muestras de elementos recogidos en el sitio del suceso, tales como, los bloques de cemento usados en el ataque a Rifo, las prendas de la víctima y la llave del vehículo del acusado.
Bustos afirmó que «las manchas de sangre que se habían encontrado en todos esos especímenes eran atribuibles a sangre que era compatible con el patrón genético de Nabila Rifo Ruiz y, además, había mezcla con patrón de sangre asociado al imputado en los trozos de hormigón».
La declaración de la doctora colisiona con un metaperitaje de la defensa de Ortega, elaborado por la bioquímico Shirley Villouta y revelado por este medio, que detectó presuntos errores de interpretación de Labocar y determinó la presencia de un ADN masculino desconocido en un bloque de cemento con sangre de Rifo, consignando explícitamente la ausencia de la huella genética del inculpado tras un ejercicio de exclusión.
Esto, luego de subrayar la existencia de nueve marcadores incompatibles con el perfil de Ortega, número que sería suficiente para descartarlo como sospechoso de manipular el elemento según el mínimo de dos marcadores excluyentes, fijados en la ley 19.970. “De los 23 marcadores genéticos sin considerar el marcador del sexo, es decir el de amelogenina, podemos observar que existen 9 marcadores genéticos donde sus alelos no coinciden con los alelos encontrados en la evidencia”, destacó Villouta.
RAVANAL: «EL QUE LO HIZO ANDA SUELTO»
Al día siguiente de la exposición de Bustos fue el turno del médico forense Luis Ravanal, ex funcionario del Servicio Médico Legal conocido por brindar teorías alternativas en causas penales, siendo una de ellas, la seguida por el fallecimiento del ex presidente Salvador Allende, en la cual descartó el suicidio.
Ravanal dio cuenta de las muestras de tres donantes de ADN encontrados en el cuerpo de Nabila, dos de ellos identificados – entre ellos, el de Ortega – y uno desconocido, producto de una actividad sexual reciente de no más de 24 horas previas al maltrato vivido por la víctima en la esquina de calles Lautaro y Monreal.
“Esto demuestra que no hay una investigación completa, en cuanto a indagar quién fue efectivamente el aportante de material –genético- y ese individuo que lo hizo, anda por ahí suelto. Esto no se trata de una opinión, se trata de contrastar resultados genéticos que así lo demuestran”, detalló el perito de la Defensoría.
Tras dejar la sala, Ravanal señaló que «tuvo en sus manos diversas pruebas, incluidas los bloques de concreto, en donde según su pericia no habrían los suficientes marcadores de ADN para dar compatibilidad con Mauricio Ortega, sino que, tal como exige la Ley, se contaría con dos marcadores de exclusión, lo que eliminaría el hecho de que el imputado, haya tomado los bloques de cemento», publicó El Diario de Aysén.
«Según la Ley que rige para la identificación genética, basta que exista una diferencia de alelos de dos marcadores, para excluir de toda duda a un sospechoso que se compara con una muestra. En este caso, en las evidencias no existen huellas genéticas de él, y en algunos elementos que fueron encontrados en el sitio del suceso, existen 7 marcadores diferentes, o sea, si la ley considera dos para excluir, con siete, estábamos hablando de un individuo completamente diferente”, explicó.
EL DILUYENTE Y LA ARISTA DE LOCALES NOCTURNOS
Este viernes declaró también el jefe de la SIP de Carabineros, Roberto Gutiérrez, sobre los interrogatorios efectuados a Mauricio Ortega con una distancia aproximada de ocho horas desde el ataque a su ex conviviente. El suboficial mayor relató que, a eso de las 14:15 horas del día 14, llegó al domicilio de Ortega y lo saludó «de mano», percatándose de un «fuerte olor que traía a diluyente esta persona».
Recordemos que, según lo dicho en otra jornada por el jefe del Labocar de Coyhaique, Luis Rebolledo, el presunto lavado de manos del imputado con diluyente no fue consignado en los informes del equipo investigador, puesto que no se realizaron pericias químicas para establecer la presencia de hidrocarburos.
En la misma exposición, Gutiérrez indicó al fiscal que las diligencias de la SIP descartaron la supuesta participación de extranjeros en los golpes propinados a Nabila Rifo, como también, la eventual relación de ésta con el local nocturno «Acapulco», cuya administradora fue condenada por facilitar la prostitución de mujeres de nacionalidad colombiana en la misma ciudad.
Respecto a este punto, El Ciudadano logró establecer que, a fines de 2016, el general subdirector de Carabineros Marcos Tello ordenó un sumario para indagar los potenciales nexos del prostíbulo ya señalado con altos oficiales de la Región de Aysén, hecho que motivó el envío a la zona del general inspector Nabih Soza.
El miembro del Alto Mando desechó la pista cuando el fiscal regional Pedro Salgado le envió un oficio secreto (Nº 12/2016), informando el «archivo provisional» de una causa abierta para indagar una presunta protección policial de locales nocturnos, caratulada como «corrupción de menores» (RUC 1600424678-4 de la Fiscalía Local de Coyhaique). Según el Ministerio Público, en dicha investigación no fue posible identificar a víctimas o a imputados.
EXTRAÑO TRÁFICO TELEFÓNICO
El condimento sorpresa de la tercera semana del juicio oral la dio el perito de Carabineros Jaime Huiriqueo, quien reveló la existencia de un llamado telefónico desde el celular de Nabila Rifo al de Mauricio Ortega, horas después de la extracción de sus globos oculares, a dos kilómetros y medio del lugar de los hechos y en momentos en que la mujer luchaba por su vida en el Hospital.
Huiriqueo precisó que el último registro que existe en el teléfono de Rifo corresponde a las 13:42 horas del día 14, teniendo como destinatario el padre de sus hijos, a raíz de lo cual se produce una conversación de dos segundos. El uniformado precisó que el lugar de la llamada -cerro San Luis- fue posible de establecer gracias a la triangulación de las antenas ubicadas en el sector.
Según lo declarado en el juicio, los aparatos de llamada de Rifo y Ortega -involucrados en el intercambio- fueron posteriormente encontrados por funcionarios de Carabineros en la casa del imputado, ocultos bajo un colchón, pasadas las 00:30 horas del 15 de mayo. Esto, cuando la vivienda estaba a cargo de Eduardo Soto y Jorge Ortega, padrastro y sobrino del imputado, respectivamente, de acuerdo a lo informado por El Diario de Aysén.
Frente a esta última prueba presentada por el Ministerio Público, el abogado defensor Ricardo Flores señaló que «si hubiere existido participación de Mauricio Ortega o en concomitancia con cualquiera de sus familiares, ¿a quién se le habría ocurrido ocupar ese celular? Eso es bastante simple y obvio. Desde nuestro punto de vista no hay mayor análisis».