El portal estadounidense PanAm Post publicó un reportaje en el que cuenta detalles cronológicos sobre el caso de SilverCorp USA INC, Juan Guaidó, Jordan Goudreau, Juan José Rendón y la fallida incursión de mercenarios a Venezuela con el objetivo de derrocar y secuestrar al presidente Nicolás Maduro.
El trabajo se fundamentó en «los testimonios de cuatro fuentes protagonistas, documentos a los que tuvo acceso el PanAm Post y los artículos publicados en The Washington Post y AP».
Las versión del medio pareciera buscar limpiar la imagen del equipo de Guaidó al intentar hacerlos pasar como víctimas de la ambición monetaria de Goudreau. Sin embargo, a lo largo del texto se pueden determinar varios vínculos, nombres y lo que planeaban con esta intervención paramilitar.
«Consistía en una operación quirúrgica, con la pretensión de ser limpia, que pasaba por la infiltración de células militares en Venezuela. Un extenso documento de 42 páginas detalla, paso por paso, el desarrollo de la aventura», describe el medio.
Según el artículo, todo se cuadró en la ciudad de Miami, Estados Unidos, en un apartamento del centro financiero de esa ciudad y seis meses después, cuando las partes que habían definifo la invasión con mercenarios a Venezuela presentaron desacuerdos, por motivos de dinero, el plan se ejecutó «arbitrariamente».
Un par de horas luego que el Gobierno venezolano informara sobre la incursión mercenaria, «un video apareció en las redes sociales», el audiovisual grabado por Javier Nieto Quintero y Jordan Goudreau, al que describen como «un mercenario estadounidense y propietario de la agencia de seguridad privada Silvercorp, atribuyéndose, no solo la incursión marítima que el régimen había logrado frustrar, sino futuras operaciones».
Según Panam Post, Goudreau y el equipo de Guaidó tuvieron «una discusión agresiva» el «8 de noviembre» de 2019. «Aunque toda la operación se tramó bajo el estricto respeto de dos acuerdos de confidencialidad, el americano decidió revelar todo ante los medios».
En una entrevista a la periodista venezolana Patricia Poleo en el medio Factores de Poder, Goudreau delató los detalles y argumentó el porqué lo hacía, además de permitir la publicación de un aparente contrato de ocho páginas firmado por Guaidó, su estratega J.J. Rendón y el diputado Sergio Vergara.
Para justificar lo que claramente era un incumplimiento con lo acordado y la delación sensible de una operación militar, Goudreau arguyó que lo hacía para proteger a sus hombres en tierra y para exponer la supuesta traición a la que había sido sometido: Guaidó, según él, incumplió el contrato porque no pagó los servicios de Silvercorp», cita el artículo.
«El resto de la historia está ahí: la operación fue frustrada enteramente por el chavismo y los demás hombres que se dispusieron a incursionar a Venezuela aún considerando que ya el régimen estaba al tanto, cayeron como chinches. Fue señalada como tal: una operación suicida. Nadie entendía, porque la sensación era que quien apadrinaba la operación estaba mandando a sus hombres al matadero», agrega el medio estadounidense.
Goudreau en el Cucutazo
Añade el Panam Post que «un par de semanas antes» dde la incursión «ocurrió un hecho que explica la naturaleza de la demasiado rústica y torpe operación. Un intento de extorsión que no terminó bien. Sin embargo, ese solo fue el último de muchos gestos que ya alertaban a todas las partes. De hecho, son muchos los elementos que dan cuenta de las irregularidades que, ahora no solo nublan estos primeros días de mayo, sino todo lo relacionado al desarrollo de las negociaciones».
«Hay que ir meses atrás. Cuando los protagonistas de la historia armaron y desarmaron el plan para capturar a Maduro. Esa operación, que en un momento parecía estar a punto de sellarse, pero que terminó abortándose —y que, aún así, se ejecutó en unas maniobras que parecían más esfuerzos kamikazes que un intento real por deponer al régimen chavista—».
De acuerdo con el portal, el 22 de febrero en Cúcuta, cuando se realizaba el concierto Venezuela Live Aid, financiado por el multimillonario Richard Branson, el principal guardia de seguridad del evento era Jordan Goudreau.
«El calor era insoportable en Cúcuta. Siempre lo es. Pero ese día, 22 de febrero de 2019, picaba particularmente. Ya habían pasado por la tarima Miguel Bosé y Silvestre Dangond. Hablaba Richard Branson, el organizador del megaconcierto por Venezuela. Detrás de él estaba el principal guardia de seguridad del evento: Jordan Goudreau, un exmilitar del Ejército estadounidense con una trayectoria aparentemente intachable y que en 2018 estableció la empresa de seguridad privada Silvercorp USA».
De acuerdo con un reportaje de la agencia Associated Press, Goudreau se interesó activamente por la causa venezolana luego del concierto de Cúcuta que terminó con el intento fracasado de ingresar ayuda humanitaria al país regido por Nicolás Maduro. Dado el interés, Goudreau asistió a un par de eventos organizados por venezolanos en Estados Unidos. En uno de ellos, en Miami, conoció a Lester Toledo.
Toledo escuchó a Goudreau atentamente. Todas las hazañas del ex boina verde. Sus pasos por Irak y Afganistán, las tres condecoraciones por su laudable valentía, los servicios que ofrecía su empresa de seguridad y las supuestas relaciones directas que guardaba con la Casa Blanca de Donald Trump. Era el hombre y Toledo se lo presentó a Leopoldo López.
La primera vez que el afamado estratega Juan José Rendón, o J.J., conoció a Goudreau fue el 5 de septiembre. J.J. Rendón acababa de ser designado por Guaidó como miembro del Comité de Estrategia. Su objetivo se reducía a diseñar la estrategia para conquistar lo que en ese momento era el primer objetivo de Guaidó: el cese de la usurpación. Para ello, «todas las opciones estaban sobre la mesa»: la A, que pasaba por un Gobierno de emergencia nacional, le correspondía al interinato; la B, una alianza con la comunidad internacional, también; pero la C, era responsabilidad del recién nombrado Comité.
Según los testimonios «se exploraron muchas alternativas. Todas se sometieron a un extenso equipo legal de más de diez abogados. El Comité de estrategia estudió más de diez casos de operaciones ensayadas en la historia que, o fueron exitosas o un completo desastre. Desde Bahía de Cochinos hasta aventuras africanas o el caso de Eichmann en Argentina. Finalmente, se dieron los encuentros con las empresas para estudiar las operaciones. Una de ellas, fue la de Jordan Goudreau».
«Quien le presentó al mercenario a J.J. Rendón fue el capitán retirado de la Guardia Nacional Bolivariana, Rodney Pacheco, quien se había convertido en una especie de edecán» de Guaidó.
Guaidó le pagaría a Goudreau con dinero robado
Agrega el medio que en la primera reunión, en el apartamento de Rendón en Miami, «hubo tres firmas: un acuerdo de confidencialidad, una carta de intención y un memorándum de entendimiento. Se encontraban presentes Pacheco, el diputado Sergio Vergara, Goudreau y Rendón».
«A partir de ese primer encuentro, continuaron explorando las opciones con la empresa Silvercorp. «Todo lucía muy profesional. Goudreau se presentó como un militar americano, honesto e intachable, con muy altas conexiones con el Gobierno de Trump», dice una de las fuentes. La página web de Silvercorp se veía sumamente profesional. Trataban con un experto.
Fue el precio y la posibilidad de financiamiento lo que llevó al Comité de Estrategia a decantarse por Silvercorp. Como se lee en The Washington Post, otras empresas de seguridad cobraban hasta $ 400 millones. La de Goudreau, en cambio, por toda la operación, cobraba $ 212 millones, más algunos privilegios a futuro».
Ambas partes, agrega el medio, «fueron desarrollando el documento final de la operación. Todos los elementos se tomaron en cuenta: cómo iba a ejecutarse, con qué armamento, qué se iba a evitar y qué debía concretarse, a qué riesgo y con qué garantías».
«Al final, luego de más de cinco encuentros, se esbozó el acuerdo del servicio definitivo —que fue revelado por The Washington Post—: Silvercorp iba a capturar, detener —o, de ser necesario, remover— a Nicolás Maduro (quien era el principal objetivo) y a Diosdado Cabello, en una operación limpia en la que se trataría de evitar la utilización de explosivos o algún armamento que produjera daños colaterales; iban a trabajar 800 hombres que se iban a infiltrar con cautela antes y solo podían disparar ante la amenaza inminente, el ataque del enemigo o la necesidad de proteger objetivos específicos».
Entre las cláusulas del contrato se consideró que el costo estimado de la operación serían $ 212 millones y tendría una duración de 492 días (a partir del momento de la firma hasta la conquista del objetivo). El primer adelanto de $ 1,5 millones lo pagaría Guaidó en un plazo de cinco días luego de la firma del acuerdo. Asimismo, el monto total del acuerdo se empezaría a pagar un mes después de que se haya completado la misión. Petróleo, dinero incautado a chavistas y privilegios cubrirían, también, parte del pago».
Guaidó sí firmó el contrato
El artículo añade que «aunque en el acuerdo se lee que el primer adelanto lo aportaría el Comité, Goudreau se comprometió con conseguir él mismo el back up. Necesitaría medirle la temperatura a posibles financistas y, para ello, según dijo, requería de un acuerdo (…) Finalmente, en Washington DC, el 16 de octubre de 2019, Sergio Vergara, como alto comisionado presidencial; Rendón, como estratega presidencial; y Jordan Goudreau, como CEO de Silvercorp, firmaron el documento.
Según dice Rendón, Guaidó no firmó. Sin embargo, la parte de Goudreau y quienes se relacionaron con él, afirman que el estadounidense requería de, principalmente, «la firma del presidente». Además, Goudreau dio al Washington Post y a la periodista Patricia Poleo una grabación secreta en la que se escucha a Guaidó decir: «Ya voy a firmar». Una fuente dijo al PanAm Post que vio la firma de Guaidó en el documento. «No creo que se la hayan falsificado», dijo.
Como Goudreau aseguró que necesitaba el acuerdo firmado para recabar fondos, el equipo de Guaidó se mantuvo en suspenso. Por su parte, el Comité de Estrategia tanteó a algunos empresarios y las respuestas, en absolutamente todos los casos, fueron negativas. «Acudió a mí y preferí retirarme. Apoyaba la iniciativa pero era arriesgada», dijo al PanAm Post uno de los empresarios consultados.
A los cinco días de la firma del acuerdo, Goudreau les dijo que había logrado recibir financiamiento pero no pudo mostrar evidencia. Fue la primera señal de alerta. Luego, llegó la demanda que agrietó las relaciones: el estadounidense empezó a exigir a Guaidó el pago definitivo de la inicial, según aparecía en el acuerdo. El Comité aludió a que eso no fue lo pactado, que no tenía el dinero ni había logrado conseguir recursos para el financiamiento de la operación».
Después de esto, Goudreau, «según cuentan tres fuentes, empezó a asumir una conducta hostil ante la deuda que él reclamaba. Por las presiones, Rendón tomó la iniciativa de darle un pequeño adelanto de $ 50 mil a Silvercorp. El dinero salió del bolsillo del mismo estratega y lo hizo con el propósito de mitigar la exasperación de Goudreau y de ayudarle a sostener los viajes con los que continuaría buscando financistas.
Pero Goudreau siguió presionando. Llegó incluso a amenazar a Rendón: «Yo jodí tu credibilidad en Washington DC». El mercenario le aseguró al estratega que su participación en la operación podría costarle su condición de asilado en los Estados Unidos.
Ante la hostilidad que se había alzado, ya era evidente que las relaciones no eran iguales».
Cliver Alcalá, Lester Toledo y Goudreau se conocieron en Colombia
Clíver Alcalá conoció a Goudreau gracias a Lester Toledo, de acuerdo con el reportaje de AP. «Ninguna de las fuentes consultadas certificó esa información. Sin embargo, es cierto que Goudreau y Toledo se conocieron en Bogotá».
«La discordia llegó al paroxismo el 8 de noviembre de 2019 en una reunión en el apartamento de J.J. Rendón. En el encuentro había más de seis personas y todas presenciaron una discusión que estuvo a punto de volverse violenta», reseña el Post.
«Jordan llegó al apartamento muy molesto, reclamándoles por supuestamente haber incumplido el acuerdo. Exigía el pago de inmediato o mandaría todo a la mierda«, dijo al PanAm Post uno de los testigos. J.J. Rendón, según comentó al PanAm Post, exigió a Goudreau una disculpa por haberlo amenazado previamente. Eso detonó la discusión».
Añade el texto que Goudreau le sugirió a Rendón que vendiera una propiedad para pagar la inicial. «Él había quedado casi que en bancarrota con esta operación. Necesitaba la plata. Además, tenía a los hombres en Colombia, en los campamentos, que la estaban pasando realmente mal», relata una de los testigos.
«Para evitar un encontronazo violento, tuvieron que interceder los venezolanos que se encontraban presentes. Algunos eran militares, como Rodney Pacheco y el capitán Javier Nieto Quintero, quien ese día tuvo el primer acercamiento con la operación. Le pidieron al estadounidense que se calmara», añade el texto.
Pero al final, Rendón botó a Jordan Goudreau de su apartamento. Fue la última vez que se vieron. Ese día, según dice Rendón, quedó claro que la operación «estaba muerta».
300 mercenarios pasaron hambre por culpa de Guaidó
A Associated Press, el exSeal de la Armada de Estados Unidos, Ephraim Mattos, le dijo que visitó los campos de entrenamiento que tenía Goudreau en Colombia luego de enterarse de ellos por un amigo. Al llegar, «le sorprendieron las condiciones llenas de carencias». «No había agua corriente y los hombres dormían en el suelo, se saltaban comidas y entrenaban con palos de escoba en lugar de fusiles de asalto», dijo Mattos, quien asevera: «No vas a eliminar a Maduro con 300 hombres hambrientos y sin entrenamiento».
«Dada las condiciones de los militares en Colombia, el capitán Javier Nieto junto a otros efectivos en Estados Unidos se dispusieron a buscar, por su cuenta, asistencia. Fue su forma de reaccionar a la discusión del 8 de noviembre, en la que quedó claro que ninguna de las dos partes contaba con recursos para sufragar la operación. No solo pidieron dinero —considerando lo sensible que es para un empresario colaborar con una operación de este calibre—, también plantearon que, otra forma de asistirlos, era con comida o uniformes. La respuesta, en todos los casos, también fue negativa.
Goudreau, junto a los militares que coordinaban los esfuerzos, siguió adelante con el plan, presuntamente por compromiso con sus hombres. Según asegura uno de los testigos al PanAm Post, el 8 de noviembre no quedó claro que el acuerdo se había suspendido. De hecho, para ellos esto no había sido así. Y, aunque rompieron toda relación con el equipo de Guaidó, continuaron desarrollando la operación»..
Añade Panam Post que «En el marco de la gira de Juan Guaidó por Europa y Estados Unidos, el capitán Javier Nieto logró reunirse en persona (…) mientras estaba en Miami. En ese encuentro, aunque Nieto no se refirió concretamente al acuerdo con Silvercorp, habló de los hombres que en Colombia estaban comprometidos con la causa y dispuestos a empuñar los fusiles en nombre de la libertad. «Usted podría convertirse en un segundo Libertador», dijo Nieto a Guaidó, de acuerdo con uno de los testigos del encuentro».
«El plan se mantuvo, pero atenuado debido a la falta de recursos y exigua capacidad logística. Los hombres en Colombia, casi todos famélicos y aletargados, siguieron bajo las órdenes de, principalmente, Cliver Alcalá Cordones y el capitán Antonio Sequea Torres. Desde Estados Unidos, Nieto Quintero y Goudreau se esforzaban por coordinar los entrenamientos. Pero todo pareció desmoronarse el 25 de marzo de este año».
EE. UU. pone precio a la cabeza de Maduro y Diosdado
Las policía de tránsito colombiana incautó un arsenal de 26 fusiles de asalto AR-15 y accesorios de uso militar que eran transportados en una camioneta por la carretera entre las ciudades de Barranquilla y Santa Marta, reportó el 25 de marzo el diario El Espectador, a pesar de esto el régimen de Iván Duque hasta el momento, y luego de las confesiones de los mercenarios capturados en Venezuela, no ha dicho nada.
«No entendíamos bien lo de las armas porque entendíamos que no había recursos. No sé si las armas las había comprado Clíver o Jordan», dijo uno de los militares de la operación.
Al día siguiente de la incautación del armamento, Estados Unidos acusó a Maduro y a su cúpula política por supuesto narcotráfico. El Departamento de Justicia anunció recompensas por la cabeza de Maduro (por $ 15 millones), Cabello ($ 10 millones) y otros hombres. Lo mismo hizo con Clíver Alcalá, quien pasó a valer 10 millones, pero al ser una ficha de la DEA, al día siguiente, supuestamente, se entregó.
Ese 27 de marzo, justo antes de ponerse en manos de la DEA, Alcalá grabó un video en el que se atribuyó la responsabilidad de las armas incautadas dos días antes y reveló que todo era parte de una operación en desarrollo cuya génesis era un contrato que se había firmado entre Guaidó, su estratega J.J. Rendón, y «asesores estadounidenses.
«Las armas incautadas en Colombia pertenecían al pueblo venezolano en el marco de un pacto o de un convenio firmado desde hace muchos meses. Venimos trabajando en la conformación de una unidad Libertad para Venezuela. Leopoldo López conoce de esto. A la reunión con los asesores norteamericanos me envió el señor Juan Guaidó», dijo Clíver Alcalá Cordones en un audiovisual que publicó él mismo el 27 de marzo. Esa fue la primera vez que se mencionó públicamente el contrato.
Goudreau y mercenarios traicionados por Guaidó
A finales de abril, Goudreau empezó a amenazar con hacer todo público si no se cumplía el acuerdo firmado en octubre de 2019, dice el Panam Post.
«La caída de Clíver Alcalá fue lo que alentó a Goudreau a meditar la posibilidad de revelar todo. Estaba molesto. Quería dañar a quienes, para él, lo habían traicionado. Empezó a discutir la idea con su círculo de venezolanos. Todos trataron de disuadirlo».
Goudreau dijo a Rodney Pacheco que iba a demandar a J.J. Rendón, a Sergio Vergara y a Juan Guaidó. Un testigo de las discusiones dijo al PanAm Post que el mercenario empezó a exigir una reunión con los implicados y siempre fue desoído.
Incluso, para evadirlo, los representantes de Guaidó llegaron a utilizar el argumento de la pandemia del coronavirus. «Hasta dijeron que estaban enfermos».
El 28 de abril en la mañana le llegó a J.J. Rendón una carta de los abogados de Goudreau. «Era un intento de extorsión», dice Rendón. En la carta, el estadounidense exigía el pago del adelanto acordado en octubre o, de lo contrario, revelaría todo.
La misma carta llegó a la embajada de Guaidó en Washington DC. Fue ignorada. La operación, hasta el final, no tuvo el aval» de Guaidó, «era un esfuerzo descabezado», cita el medio.
Aunque Guaidó insiste en negar su participación, este lunes anunció que «aceptó» las renuncias de J.J. Rendón y Sergio Vergara por sus acciones. Quién no la debe no la teme, ¿no?.
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