A unos meses de iniciar el proceso electoral, alcaldes de los principales municipios de Puebla ya construyen su reelección o impulsan a hermanos, hijos o esposas para que “hereden” el cargo en las elecciones de 2024.
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A través de actos proselitistas, reparto de apoyos y aprovechando los programas sociales, presidentes municipales de diferentes partidos políticos promueven su imagen personal o la de sus familiares, quienes además cuentan con cargos en la administración pública y personal a su disposición.
Este fenómeno actualmente se replica en San Andrés y San Pedro Cholula, Amozoc, Cuautlancingo y Ocoyucan, municipios de la zona metropolitana de Puebla, donde habita un tercio de la población de todo el estado.
No obstante, es una práctica que ha caracterizado también a municipios de la Sierra Norte del estado, como Chignahuapan, Teziutlán, Huauchinango y Venustiano Carranza, donde las mismas familias han gobernado por varios lustros, entre hermanos, tíos, primos y esposas.
La Constitución del estado actualmente permite la reelección de alcaldes para un periodo adicional de tres años, pero nada impide que un familiar acceda al cargo al final del primer periodo, si gana la elección.
“Los presidentes municipales, regidores y síndico de los ayuntamientos podrán ser electos consecutivamente para el mismo cargo por un periodo adicional. La postulación sólo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los integrantes de la coalición que los hubieren postulado, salvo que hayan perdido o renunciado a su militancia antes de la mitad de su mandato”
Artículo 102 constitucional
Actualmente, el 20 por ciento de los 217 presidentes municipales ejerce la reelección tras ganar los comicios de 2021. Algunos de esos presidentes son Norma Layón Aarún, en San Martín Texmelucan; Angélica Alvarado Juárez, en Huejotzingo; Carlos Peredo Grau, en Teziutlán; Mario de la Rosa Romero, Amozoc; Porfirio Loaeza Aguilar, Tlatlauquitepec y Guadalupe Vargas Vargas, en Xicotepec.
Esto significa que en 2024 no podrán postularse para la reelección, por lo que algunos de ellos han apostado por una sucesión familiar, ya que para 2027 podrán postularse de nuevo a la presidencia municipal y, si ganan, otra vez podrían reelegirse, como es el caso de Peredo Grau y Loaeza Aguilar, que han sido alcaldes cuatro veces, en diferentes periodos y hasta con diferentes partidos políticos.
Alcaldes buscan sucesión familiar
En cada proceso electoral la sucesión familiar suele ser una tentación los presidentes municipales, que ven en esta opción una oportunidad para mantener presencia, poder e influencia en el Ayuntamiento, además de garantizar que su administración no tendrá cuestionamientos y mucho menos alguna acusación o investigación en contra.
Si bien toda persona tiene el derecho político de aspirar a un cargo público, es inevitable despertar suspicacias en la ciudadanía cuando la o el aspirante es familiar de quien entregará el puesto.
Esto además se vuelve antidemocrático cuando se convierte en cacicazgo y se recurre a la violencia o intimidación para cerrar el paso a nuevos aspirantes que representen un riesgo para el proyecto familiar.
En San Andrés Cholula, edil promueve a su esposa
A casi un año de la elección, la presidenta honoraria del DIF de San Andrés Cholula, Guadalupe Cuautle Torres, ha manifestado su interés por suceder en la presidencia municipal a su esposo, el alcalde panista Edmundo Tlatehui Percino.
Lo mismo ocurre en San Pedro Cholula con la presidenta del DIF, María Fernanda de la Barreda, hija de la alcaldesa panista Paola Angón Silva, quien al mismo tiempo no ha descartado buscar la reelección.
En Amozoc, el alcalde morenista Mario de la Rosa Romero ejerce su segundo mandato tras reelegirse en 2021, aunque en sus dos gestiones se han conocido escándalos de nepotismo y por el apoyo con recursos públicos a la agrupación religiosa “La Luz del Mundo”, de la cual forma parte.
Su hija, Zury de la Rosa, es coordinadora del DIF municipal y percibe un sueldo a pesar de que el cargo es honorífico, y ahora busca ser la próxima presidenta municipal.
Mayra Ramírez Escamilla, presidenta del DIF en Cuautlancingo y dirigente municipal del PAN, ha abierto la posibilidad de postularse a la alcaldía, que actualmente tiene su marido, Filomeno Sarmiento Torres.
Otro modelo de sucesión en Puebla resulta del control político que ejercen agrupaciones como el Movimiento Antorchista, que por varios trienios ha gobernado municipios como Tecomatlán, Huaquechula, Huitzilan de Serdán, Cuayuca de Andrade y recientemente Ocoyucan, parte de la zona metropolitana de Puebla y con un acelerado crecimiento inmobiliario y comercial.
Con ayuda del PRI, el Antorchismo ha desplazado en cada elección cualquier intento de alternancia, mediante la organización de miles de personas en condición de pobreza, que han sido agremiados a cambio de apoyos en especie, que van desde despensas y material para construcción, hasta terrenos y viviendas.
Alcaldes de Puebla van por la reelección
Algunos alcaldes buscan reelegirse a pesar de llevar una gestión gris o marcada por tropiezos y escándalos, por actos de autoritarismo contra regidores y la población; opacidad y anomalías en el gasto del presupuesto; deficientes servicios públicos y creciente inseguridad y violencia en los municipios.
A pesar de ser la segunda ciudad más importante del estado por la cantidad de habitantes, Tehuacán lleva cinco años de inestabilidad política e institucionalidad, pues en octubre de 2018 asumió la presidencia municipal Felipe Patjane Martínez, postulado por Morena, pero fue detenido en noviembre de 2019 y a la fecha sigue en prisión, acusado de desvío de recursos y abuso de autoridad.
De 2019 a 2021 fungió como alcalde suplente Andrés Artemio Caballero López, mientras que para 2021 ganó la elección Pedro Tepole Hernández, abanderado de la alianza PAN-PRI-PRD, quien ahora aspira a la reelección aunque se ha visto envuelto en conflictos como el colapso del servicio de la recolección de basura, la falta de un relleno sanitario a dónde depositar los residuos; contratos y licitaciones cuestionados y enfrentamientos con regidores y el sindicato de trabajadores del ayuntamiento.
En Izúcar de Matamoros la alcaldesa morenista Irene Olea Torres aspira a la reelección, aunque tiene abiertos varios frentes: un Cabildo dividido que le ha rechazado sus estados financieros por presuntas anomalías en compras y contratos; un partido fracturado, con un sector afín y otro controlado por el exalcalde y exsecretario de Educación del estado, Melitón Lozano Pérez; protestas en las calles por la inseguridad y casos de abuso policial contra periodistas y jóvenes, que siguen impunes.
El perredista Filomeno Sarmiento Torres ganó la alcaldía de Cuautlancingo tras la polémica gestión de la morenista Guadalupe Daniel Hernández, y su gobierno tampoco ha sobresalido por buenos resultados sino por el aumento de la violencia, como el reciente asesinato del dueño de un gimnasio y el ataque a balazos que hubo días después al mismo establecimiento.
A esto se suman las denuncias por asaltos en el transporte público que circula en la zona de la planta de Volkswagen y el parque industrial Finsa, así como los conflictos sociales por la falta de agua potable y las obras no consensuadas con la población.
Chignahuapan ha sido gobernado varias veces por la familia Rivera, y ahora es alcalde el priista Lorenzo Rivera Nava, que va por la reelección aunque enfrenta señalamientos de conflicto de interés, por beneficiar con contratos de obra pública a empresas de su familia, además del aumento de la delincuencia, que a finales del año pasado arrebató la vida a tres policías en un enfrentamiento con presuntos huachicoleros.
En Atlixco la morenista Ariadna Ayala Camarillo se perfila como aspirante a la reelección, pero afronta la actividad del narcomenudeo que ya ha ocasionado enfrentamientos armados, ejecuciones y, en marzo del año pasado, la masacre de diez integrantes de una familia veracruzana, presuntamente dedicada al narcomenudeo.
Los alcaldes el efecto trampolín
La presidencia municipal también suele utilizarse de escalón para llegar a un cargo público más alto, como una diputación local o federal, una senaduría o incluso la gubernatura del estado.
La alcaldía de Puebla capital comúnmente es la catapulta a la gubernatura, pero el edil panista Eduardo Rivera Pérez no ha confirmado su aspiración aunque en las últimas semanas ha realizado eventos y recorridos en el interior del estado para ganar popularidad y posicionamiento.
Hace unos días anunció que hasta después de su informe de gobierno, en octubre, dará a conocer si buscaría el gobierno del estado, la reelección o incluso una senaduría, como también ha trascendido.
La alcaldesa de San Martín Texmelucan por Morena, Norma Layón Aarún, se reeligió en 2021 luego de un primer periodo y ahora se ha anotado en la larga lista de aspirantes de la candidatura a la gubernatura, aunque ha reconocido que cuenta con más posibilidades de llegar al Senado de la República.
Con esta intención recurrió también a la pinta de bardas con su nombre en varios municipios de la zona metropolitana del estado, muchas de ellas junto a las bardas del senador Alejandro Armenta Mier, también aspirante a la gubernatura.
Ilustración: Iván Rojas
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