Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) dirigieron un comunicado al presidente Iván Duque. A su juicio, al pupilo de Álvaro Uribe “le quedó grande el más elevado cargo de la Nación”.
Meses atrás, una fracción del grupo guerrillero retomó las armas luego de que Duque decidiera romper con los Acuerdos de Paz firmados en 2016. El presidente comenzó perseguir y ejecutar a los guerrilleros que se habían sumado al proceso de desarme para reinsertarse en la sociedad.
El reciente mensaje tuvo como principal protagonista al exsenador Iván Márquez, del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).
En el comunicado, varios líderes guerrilleros se refirieron a la actualidad de Colombia. Aprovecharon la ocasión para exigir la renuncia de Duque, así como también la de su vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez.
Además de Márquez otros dirigentes que firmaron el comunicado fueron Jesús Santrich, El Paisa, Aldinever Morantes, Walter Mendoza y Romaña-. Todos denunciaron que el Duque “tiene el alma contagiada de narcotráfico, de fraude electoral y compra de votos; y sus manos manchadas de sangre”.
En la misiva, califican el periodo de Duque, “a nombre de Uribe”, como una maldición que está dañando el futuro del país, de una forma irracional y absurda.
Según Márquez y compañía, recientemente Colombia se ilusionaba con la posibilidad de inaugurar una nueva era de paz. Pero, “el Gobierno Duque-Uribe convirtió la destrucción del más hermoso sueño de los colombianos en el principal objetivo de su estrategia”.
«Duque y Uribe son un par de locos sueltos»
Para los subversivos, describe el diario El Espectador, Duque y Uribe son “un par de locos sueltos” que actúan contra el sentido común. Ambos, no solamente “incendian el país”, sino que buscan también, “bajo el apremio de Washington”, incendiar el vecindario: Venezuela.
“Esta guerra que vivimos es impuesta por mentes criminales que creen que, desviando la atención hacia sus horrores, podrán hundir definitivamente en el foso de la impunidad y el olvido la responsabilidad de Álvaro Uribe por décadas de violencia paramilitar desde el Estado; y eclipsar simultáneamente la verdad de sus alianzas con el narcotráfico”.
El grupo explica en la carta que el narcotráfico y el paramilitarismo tienen misiones claras en el gobierno de Duque. “Obstruir la justicia, robar el erario, darle rienda suelta a la corrupción, al despojo violento de tierras, y a la desfachatez de gobernar solo en beneficio de los poderosos”.
Incluso, explica las FARC, “Uribe debe tener encendidas en el altar de su corazón velas de agradecimiento a Pablo Escobar, a los Ochoa Vásquez, al Chapo Guzmán… y al gobierno de Estados Unidos que lo protege”.
En esa línea, advierten que Colombia “sabe muy bien” que Duque fue electo presidente “gracias al dinero proveniente del tráfico de cocaína”. También hacen alusión al fallecido ganadero investigado por narcotráfico José Ñeñe Hernández, asesinado en Brasil en 2019. Este personaje, en varios audios filtrados, habla sobre una presunta compra de votos para beneficiar la elección de Duque.
Asimismo, las FARC denuncian que Ñeñe Hernández fue «amigo de Uribe, de Duque, de generales antinarcóticos y de otros que ponían a su disposición aviones de la fuerza aérea para sus desplazamientos seguros”.
igualmente, condenan que el Ejecutivo persiga “con saña” al campesino cocalero y pobre. Mientras que, por otro lado, abraza al capo, “canta y baila con él, y hasta lo invita al Palacio» de Nariño, sede del Ejecutivo.
FARC: Duque debe irse
Por todo esto, las FARC insisten en que Duque debe “irse anticipadamente de la Presidencia”. ¿El motivo? Alegan que es un “mandatario ilegítimo” -por comprar votos y sobornar- al que “le quedó grande el más elevado cargo de la Nación”.
Además, agregan que Duque quiere generalizar el caos destruyendo el equilibrio de poderes. “Al incurrir en desacato y cuestionamiento público a decisiones de la Corte Suprema de Justicia”.
El grupo rebelde que lucha desde hace más de 60 años por un cambio político, también se refiere al fallo de Corte Suprema contra Uribe. El expresidente está vinculado a hechos de corrupción, sobornos y crímenes de lesa humanidad. Precisamente, el máximo tribunal le abrió una investigación en julio de 2018, pero por sobornar a testigos que lo vinculan con el paramilitarismo para que cambiaran su versión.
Las FARC también mencionaron el fallo que obliga al Ministerio de Defensa a pedir perdón a familiares de víctimas de abuso policial y militar. El caso más reciente es el del abogado, Javier Ordoñez, asesinado por la brutalidad de los funcionarios de seguridad.
Además, el grupo advierte que el Gobierno “quiere borrar a plomo las movilizaciones sociales que estremecen al país”, porque ya “Colombia no quiere la dictadura.
“No más tolerancia con Iván Duque, tenemos que cerrarle el paso a la tiranía, a la ineptitud y al mal gobierno. El coronavirus, que lo había salvado de la ira y la indignación popular volcada en las calles, ya no sirve para apaciguar el descontento. Mucho menos sus aburridas e insulsas comparecencias diarias por televisión», dice las FARC.
Añaden que «de nada sirven» las «palabras hipócrita «de Duque. «El Gobierno, en lugar de ayudar a los pobres en confinamiento y sin comida, ayudó fue a los empresarios que todo lo tienen. Ni siquiera repartió tapabocas gratuitos en los barrios populares”.
Duque y Uribe sólo quieren salvar la impunidad
Precisan también que Duque “quiere que muera Sansón y todos los filisteos”, mientras pueda salvar de la cárcel y del castigo judicial a Uribe. “No tanto por su condición de zar de los testigos falsos, sino por sus crímenes de lesa humanidad”.
Los guerrilleros advierten a Colombia que Duque, Uribe y el partido Centro Democrático pretenden “dinamitar con desacatos a la Corte». Entre todos tratan de imponer una reforma judicial que les permita construir una rama institucional garante de la impunidad de su capo político y rendida a su bufete de abogados del diablo”.
Por otro lado, las FARC-EP alegan que Colombia “no quiere un gobierno facho”. Al contrario, quieren uno «verdaderamente democrático, incluyente, del pueblo y para el pueblo, de coalición democrática y que garantice la paz».
«Sin traiciones, que dé titulación de tierras a los campesinos, con una reforma política y una cancillería de paz y hermandad con América Latina”, añaden.
Entonces, defienden que para ello Colombia debe extirpar la corrupción y comenzar a escuchar a sectores sociales como mujeres, estudiantes e indígenas.
De igual manera, sostienen que el pueblo debe insistir con las protestas, las manifestaciones de calle y el llamado conjunto a un cambio de gobierno.
FARC a «volcarse a las calles»
«Saliendo ya de la mala hora de la pandemia”, Colombia debe volcarse a las calles con marchas, plantones y cacerolazos para gritar su inconformidad contra el mal gobierno. Las FARC también alertan que se debe abogar por el fin de la represión, el respeto constitucional a la protesta social y el castigo para los responsables de las “masacres de ciudadanos inermes en Bogotá”.
El grupo también aboga por poner fin al exterminio de líderes sociales, campesinos, indígenas y excombatientes, así como el esclarecimiento pleno de la «ñeñepolítica».
“Revocatoria a todos los corrompidos por los dineros mal habidos del Ñeñe Hernández hoy vinculados al Ejecutivo, al Legislativo y al Poder Judicial. Se debe empezar por la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, por sus nexos con el paramilitarismo y con el mafioso y lavador de activos, Memo Fantasma», exigen.
«No más impunidad para Álvaro Uribe, despojador violento de tierras y autor de los más horrorosos crímenes de lesa humanidad”, precisan.
Los guerrilleros concluyen su carta con un llamado a la unidad y pidiendo el “fin de la impunidad con castigo judicial ejemplar” para casas políticas del calibre de los Char, los Gerlein. También para “todos los delincuentes que se han mantenido en la política a través del fraude electoral y la compra de votos. Cárcel y pérdida de derechos políticos para los denunciados por Aída Merlano”.
A finales de agosto de 2019, tras un año de su desaparición del Espacio Territorial y de Reincorporación de Miravalle (Caquetá), el exjefe negociador de paz, Iván Márquez, reapareció para anunciarle al mundo que renacían las FARC-EP, producto de lo que él denomina en su intervención “la traición al Acuerdo de Paz”, firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla, en Cuba, a finales de 2016.
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