La pandemia del coronavirus ha provocado un parón en la economía mundial y una contracción en la demanda de crudo, algo que amenaza la estabilidad de las petromonarquías del Medio Oriente como Arabia Saudita.
La emergencia sanitaria promete ocasionar una recesión histórica para la gran mayoría de los países y acelera el fin de la era dorada del comercio de los hidrocarburos, por lo que Riad decidió apretarse el cinturón ante el eventual descalabro.
El ministro de Finanzas saudí, Mohammed al Jadaan, anunció hace una semana un recorte presupuestario de 10 %, por un valor de 26.000 millones de dólares.
De este modo, el Gobierno canceló y suspendió algunos gastos operativos y de capital para algunas agencias gubernamentales y recortó las asignaciones para algunas iniciativas y proyectos de reforma económica.
Al mismo tiempo, desde el 1 de julio triplicó el Impuesto al Valor Agregado (IVA), de 5 % a 15 %, y a partir de junio eliminó el subsidio al costo de vida de 275 dólares, del que se beneficiaban casi dos millones de empleados estatales desde 2018.
Sin embargo, el Ministro aclaró que los salarios básicos no se verán reducidos y que se están destinando miles de millones de dólares para garantizar el empleo privado durante los próximos seis meses.
«Se han reducido los ingresos estatales y presionado las finanzas públicas a un nivel que es difícil de afrontar sin afectar la economía a mediano y largo plazo, lo que requiere más recortes de gastos y medidas para apoyar la estabilidad de los ingresos no petroleros”, afirmó en un comunicado difundido por medios locales.
«Estas medidas son dolorosas, pero necesarias para conservar la estabilidad financiera y económica a mediano y largo plazo y para superar la crisis sin precedentes del coronavirus con el menor daño posible», subrayó, citado por BBC Mundo.
Economía en apuros
La caída global de los precios del crudo y la desaceleración de las economías mundiales por las cuarentenas obligó al Reino Saudí a aplicar medidas de austeridad con el objetivo de mantener a flote las finanzas estatales.
Los ingresos provenientes de las exportaciones petroleras, que son la principal fuente de dinero para el país (superior al 70 %), cayeron entre enero y marzo casi una cuarta parte de lo recaudado en el mismo periodo de 2019.
Por tal motivo, durante el primer trimestre de este año Riad arrojó un déficit presupuestario de 9.000 millones de dólares, por lo que decidió tapar la mitad del hueco con 32.000 millones de dólares de sus reservas, mientras que el otro 50 % provendrá de préstamos.
Con un crudo que promedia los 30 dólares por barril, el gigante petrolero Aramco anunció un descenso del 25% de sus beneficios en el primer trimestre y prevé un año 2020 muy difícil.
Al mismo tiempo, el Banco Central experimentó una caída de sus reservas extranjeras, al punto de alcanzar su nivel más bajo desde 2011.
¿Adiós a la diversificación?
La pandemia golpeó la economía justo en el intento del Reino por reducir su dependencia de los mercados mundiales de petróleo y deja en suspenso las reformas de diversificación económica que tenía previstas.
Por tal motivo, el Gobierno debe reestructurar o considerar el futuro del programa Visión 2030, el proyecto estrella del príncipe heredero Mohamed bin Salman, con el que pretende sacar a la economía de su dependencia del petróleo y desarrollar sectores como salud, educación, infraestructura, recreación y turismo.
“En total, se habla de un recorte de inversiones de 8.000 millones de dólares”, reseñó La Vanguardia.
Por el momento, no está claro si las medidas de austeridad afectarán a Neom, el proyecto de megalópolis futurista del Príncipe heredero, que está destinado a multimillonarios e implica una inversión de 500.000 millones de dólares.
Igualmente, no se conoce si se reducirán las estratosféricas importaciones de armas estadounidenses, o si continuarán los suntuosos gastos del Gobierno en entretenimiento y grandes acontecimientos deportivos.
“Estos gastos incluyen una oferta de 372 millones de dólares para adquirir el club de fútbol inglés Newcastle United, una participación de 775 millones de dólares en la empresa de cruceros Carnival y una inversión de 450 millones de dólares en Live Nation, promotor de eventos de Hollywood”, refirió BBC.
Petromonarquía en riesgo
En una sociedad acostumbrada a la bonanza petrolera, este cambio hacia la austeridad podría alimentar un resentimiento contra el contraversial Mohamed Bin Salmán, dirigente de facto del reino, ya que el recorte del presupuesto, el retiro de subsidios y el aumento de los impuestos afectarán a gran parte de la población.
Dos de cada tres saudíes trabajan para el Estado, mientras que la fuerza de trabajo en el sector privado es abrumadoramente extranjera. Por su parte, la población joven cuenta con ingresos bajos y condiciones de vida degradadas.
El temor de la población es que aumente la tasa de desempleo, que actualmente ronda el 12 %.
“Las medidas de austeridad se convertirán en una ‘carga pesada’, pero nadie se atreverá a cuestionarlas”, señaló la consultora británica, Capital Economics.
Varios expertos advierten que en un país sin elecciones y con una legitimidad política que se basa en gran parte en la distribución de los ingresos del petróleo, la aceptación de los ciudadanos a las reformas de austeridad es crucial para que se mantenga la petromonarquía.
“Triplicar el IVA pondrá a prueba los límites del equilibrio entre ingresos estatales y consumo local a medida que la economía se sumerge en una profunda recesión», señala John Sfakianakis, analista de la Universidad de Cambridge citado por la agencia Reuters.
El investigador, quien está especializado en temas de Medio Oriente, indicó que aunque los recortes y el aumento de los impuestos pueden aumentar los ingresos no petroleros del Reino, eso no significa que la economía del país vaya a crecer.
En cualquier caso, Mohamed bin Salman se enfrenta a un grave reto, ya que según los cálculos es muy probable que las economías del Consejo de Cooperación del Golfo hayan tocado techo y jamás vuelvan al nivel de bonanza anterior a la crisis del COVID-19, calculado en 1,6 billones de dólares.
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