En medio de una profunda crisis política, Donald Trump le declaró la guerra a Twitter. El presidente de Estados Unidos firmó este jueves un decreto para limitar la protección de las redes sociales y la laxitud de la que gozan para publicar contenidos.
«Estamos aquí para defender la libertad de expresión frente a uno de los peores peligros», indicó el mandatario republicano refiriéndose a lo que llamó el «monopolio» de los gigantes tecnológicos.
«Tienen el poder incontrolado de censurar, editar, ocultar o modificar cualquier forma de comunicación entre individuos y grandes audiencias públicas», explicó el republicano al firmar el polémico decreto, que abre la puerta a una batalla en plena crisis sanitaria, económica y política por los efectos de la pandemia del COVID-19 y a seis meses de las elecciones presidenciales.
Muy activo en Twitter, donde publica anuncios políticos, ataques personales, teorías de conspiración y declaraciones, el inquilino de la Casa Blanca ha venido denunciando desde hace tiempo un supuesto sesgo ideológico y político por parte de la red social. «No podemos permitir que esto continúe, es muy, muy injusto», dijo.
Decreto contra la libertad de expresión
El decreto permite regular la sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, o «Communications Decency Act«, de 1996, pilar del funcionamiento de las plataformas digitales.
Esta norma le otorga cierta inmunidad a Facebook, Twitter, YouTube o Google contra cualquier acción legal relacionada con el contenido publicado por terceros y les permite intervenir en las plataformas como lo deseen.
“El decreto modificaría el alcance de esta ley y permitiría a las autoridades reguladoras decidir sobre las políticas de moderación de contenido”, reseñó el diario Chicago Tribune.
El ultraderechista acusa a Twitter de tomar «decisiones editoriales» y mostrar «activismo político» en la elección de los mensajes que decide enviar a verificación. Mientras que sus detractores le recriminan que no actúa en nombre de la libertad de expresión, sino por interés propio.
Según el senador demócrata Ron Wyden, Trump amenaza la Sección 230 para «intimidar» a las redes sociales. «Creo que estas compañías, y todos los estadounidenses que ejercen su derecho a expresarse en línea, resistirán este decreto ilegal de todas las formas posibles», condenó.
Los mensajes de la discordia
Twitter, que ha sido tildado de negligente en el tratamiento de los comentarios de ciertos políticos, publicó en dos mensajes de Trump, en los que por primera vez agregó la mención: «Verifique los datos«.
Eran dos tuits en los que el Mandatario afirmaba que la votación por correo era necesariamente «fraudulenta» porque está sujeta a manipulación.
En respuesta, la red social calificó los mensajes como “engañosos” y los editó agregando al final de cada texto el enlace para conocer los hechos verdaderos sobre el voto por correo. «Estos tuits contienen información potencialmente engañosa sobre el proceso de votación y han sido reportados», afirmó un portavoz de la red social.
Indignado, Trump agregó leña al fuego y publicó que era «ridículo» y «estúpido» por parte de Twitter afirmar que no existía fraude en el voto por correo.
Lo cierto es que numerosos trabajos de investigación, incluyendo los del Centro Brennan para la Justicia, han planteado que el potencial para el fraude electoral (o el registro ilegal de votantes) en el voto por correo es inferior al 0.0025 %, una posibilidad muy pequeña para ser abordada como un factor que podría alterar un resultado.
Trump no abandonará Twitter
A pesar de la guerra declarada, Trump cuenta con 80 millones de seguidores en Twitter y no piensa renunciar a participar en la red social.
Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de eliminar su cuenta en Twitter, respondió: «Si tuviéramos una prensa honesta en este país, lo haría en un segundo».
Twitter, sin embargo, tomó medidas contra otros mensajes controvertidos publicados recientemente por el Presidente norteamericano.
El viernes acusó al Mandatario de infringir las normas de uso de la plataforma por “ensalzar la violencia” en uno de los mensajes que publicó sugiriendo una intervención militar ante los disturbios en Mineápolis por el vil e injustificado asesinato de una afroamericano por parte de un policía blanco.
En vez de bloquear el mensaje, el equipo de la red social dirigida por Jack Dorsey lo dejó visible en aras del “interés público”, pero adjuntó una advertencia: «Este tuit infringió las reglas de Twitter sobre ensalzamiento de la violencia».
“…Estos MATONES están deshonrando la memoria de George Floyd, y no permitiré que eso suceda. Acabo de hablar con el Gobernador Tim Walz y le he dicho que el Ejército está a su total disposición. Cualquier dificultad y asumiremos el control pero, cuando empiezan los saqueos, empiezan los disparos. ¡Gracias!”, reza el tuit de Trump en el que abrió la puerta a la posibilidad de que los militares salgan a la calle y empleen las armas.
Una cortina de humo
Desde su campaña presidencial en 2016, Twitter se convirtió en el medio de comunicación por excelencia de Trump. A través de esta red comunica la mayoría de sus reflexiones, insultos, descalificaciones y políticas de gobierno.
El ultraderechista desconfía de la “prensa manipuladora”, y utiliza a Twitter para llegar directamente a sus seguidores, sin intermediarios ni filtros.
Aunque esta plataforma parece ser su nuevo enemigo, el inquilino de la Casa no quiere dejar de publicar ahí, por lo que el decreto es visto por los analistas como una nueva cortina de humo en medio dela pandemia.
“Es una medida de presión para oficializar un nuevo enemigo ‘exterior’, siguiendo las teorías populistas, y justificar que él es siempre la víctima. Si abandonara Twitter no encontraría ninguna alternativa lo suficientemente importante. Trump quiere alimentar la polarización de sus electores en las redes. No puede abandonarlas”, señaló el analista español y asesor en comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, en un artículo publicado por El Periódico.
El magnate necesita un tema que le sirva para generar polémica. Los promedios en las encuestas nacionales, así como en los estados clave para la elección presidencial, muestran márgenes favorables para el demócrata Joe Biden.
Asimismo, los sondeos reflejan que la gran mayoría de la población también desaprueba su actuación frente a la crisis de la pandemia de COVID-19, que ha dejado más de 100 mil muertos y 40 millones de desempleados en Estados Unidos.
Para Luis Tejero, director de Asuntos Públicos de la agencia de comunicación y consultora Grayling, el republicano ha demostrado que es todo un maestro en el arte de la distracción, porque a diferencia de otros políticos que dejan sus perfiles oficiales en manos de asistentes, se toma las redes como algo personal.
“Con apenas 280 caracteres es capaz de orientar la discusión pública y establecer los temas de los que deben hablar inevitablemente los periódicos, las televisiones, las radios y, por supuesto, sus rivales. Si la polémica con Twitter le sirve para desviar la atención del coronavirus durante unas horas, bienvenida sea para sus intereses”, indicó en un artículo publicado por el diario La Razón.
“Todo es útil para desviar la conversación sobre su actuación durante esta crisis sanitaria. La semana pasada era China y el Obamagate, ahora lo está siendo Mineápolis y Twitter. La culpa es siempre de los demás y Trump es un candidato que necesita bronca verbal y fango digital, por eso ha publicado casi 50 mil tuits, explicó Antoni Gutiérrez-Rubí.
Relación simbiótica
Twitter también ha sido motivo de señalamientos por entrar en la guerra con Trump. Algunos analistas se preguntan si cada vez que los políticos publiquen información dudosa en sus perfiles oficiales, ¿la red social asumirá un papel corrector para advertir sobre las posibles falsedades?.
También cuestionan si de ahora en adelante, o al menos hasta las elecciones de noviembre, se aplicará este criterio a todos los mensajes de Trump y si la misma regla servirá también para el demócrata Joe Biden.
Lo cierto es que esta red social necesita la presencia de los líderes políticos para mantener activas las discusiones. “Sin tuiteros no hay Twitter”, destacó Tejero, quien plantea que en cierto modo, ambos lados (Twitter y Trump) se necesitan aunque se miren mutuamente con desconfianza.
Según un estudio publicado 2017, sin Trump, Twitter podría perder casi una quinta parte de su valor. James Cakmak, analista de Monness Crespi Ha
rdt & Co., planteó que el Mandatario podría valer para Twitter alrededor de 2.000 millones de dólares, por lo que la compañía perdería ese valor de mercado si el usuario @realDonaldTrump dejara de tuitear.
Por tal motivo, se espera el desenlace de los acontecimientos, porque una ley contra las redes sociales no afecta sólo a Twitter, sino a un negocio de ingresos millonarios. Twitter, Facebook e Instagram obtienen cientos de millones de dólares con la publicidad de los candidatos durante las campañas electorales.