Una nueva hipótesis surgió en Estados Unidos tras el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero. Ese día, miles de simpatizantes de Donald Trump intentaron impedir el nombramiento de Joe Biden como presidente de la nación. De acuerdo con fiscales que investigan el caso, los manifestantes e invasores tenían entre sus objetivos asesinar a congresistas demócratas.
Durante el asalto al Capitolio resultaron asesinadas cinco personas, incluyendo una mujer que estaba entre los manifestantes. Los fiscales determinaron que hay «pruebas sólidas» de que los invasores pro-Trump querían «capturar y asesinar» a congresistas «pro-Biden».
La información de los fiscales fue difundida en un nuevo documento judicial. Allí resalta la acusación presentada por los abogados del Departamento de Justicia el jueves 14 de enero por la noche.
En tanto, se informó que las autoridades estadounidenses mantienen detenido a Jacob Chansley, de Arizona. Se trata del chamán de las teorías conspirativas de QAnon que entró al Capitolio con el torso desnudo y unos cuernos en la cabeza.
Chansley debe comparecer ante el tribunal en los próximos días. Los fiscales dijeron que consume drogas habitualmente y que probablemente tiene problemas de salud mental.
«Pruebas sólidas» contra seguidores de Trump
«Pruebas sólidas, incluidas las propias palabras y acciones de Chansley en el Capitolio, respaldan que la intención de los alborotadores era capturar y asesinar a funcionarios electos del Gobierno de Estados Unidos», se lee en una declaración de los fiscales sobre el asedio del 6 de enero.
Los juristas afirmaron que Chansley, de 33 años, dejó una nota para el vicepresidente Mike Pence. Llas autoridades la encontraron en el estrado del Senado, donde el funcionario había estado minutos antes. El texto decía: «Es sólo cuestión de tiempo, la justicia está llegando».
«Chansley ha hablado abiertamente sobre su creencia de que es un extraterrestre, un ser superior. Asegura que está aquí en la Tierra para ascender a otra realidad», afirman los fiscales en el documento.
Este nuevo documento ofrece más información sobre la investigación que el FBI lleva adelante sobre el ataque al Congreso. Entre los cinco fallecidos ese día también destaca un oficial de policía que intentaba contener a los asaltantes.
Las autoridades presentaron cargos contra algunas de las personas involucradas en el asalto. Entre ellas se incluye un hombre que enarbolaba la bandera confederada dentro del edificio. Igualmente, hubo otro que vestía una sudadera en la que se leía «Camp Auschwitz». Incluso, también estuvo presente un nadador estadounidense ganador del oro olímpico.
Chansley pide indulto
Mientras, el hombre que irrumpió en el Congreso disfrazado de guerrero sioux pidió en las últimas horas que el presidente Trump le conceda un indulto. Así lo dio a conocer Albert Watkins, abogado de Chansley, también conocido como Jake Angeli.
«Dada la forma pacífica y obediente en que el señor Chansley se comportó, sería apropiado y honorable que el presidente lo perdonara. No solo a él, sino también a otras personas pacíficas de ideas afines”. Así lo afirmó el defensor del sujeto cuya presencia en el Capitolio se hizo viral en redes sociales y llamó la atención de millones de personas.
Por su parte, los fiscales solicitaron que Chansley permanezca detenido, ya que existe «riesgo de fuga y peligro para la comunidad». Chansley está vinculado a QAnon, grupo de extrema derecha defensor de teorías de la conspiración. A esta asociación se le acusa de arengar a una parte de los seguidores de Trump en el edificio del Capitolio.
Las plataformas de redes sociales comenzaron a tomar medidas enérgicas contra los seguidores más radicales de Trump. Estas personas realmente creen que el presidente saliente está librando una guerra secreta contra un culto liberal de pedófilos adoradores de Satanás.
La Cámara de Representantes votó el miércoles a favor de someter a Trump a un segundo juicio político. En este caso, por “incitación a la insurgencia” por alentar a sus seguidores a marchar hacia el Congreso. El caso pasa al Senado, donde comenzará el debate el venidero 19 de noviembre.
De momento, más de 20.000 efectivos de la Guardia Nacional están desplegados en Washington. El centro de la ciudad está cerrado desde la madrugada del viernes por temor a nuevos episodios de violencia durante la toma de posesión de Joe Biden el 20 de enero.
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