Pese a la crisis sanitaria, económica y política que atraviesa Brasil, el máximo interés del presidente Jair Bolsonaro es proteger a sus hijos de investigaciones judiciales que los vinculan con varios delitos.
Durante los últimos meses, el Mandatario brasileño ha intentado hasta en cuatro ocasiones tomar el control de la Policía de Río de Janeiro para bloquear las averiguaciones en contra de sus familiares.
«Tú tienes 27 superintendencias; yo solo quiero una: Río”, expresó el ultraderechista en una conversación que sostuvo con su entonces ministro de Justicia, Sergio Moro, tal y como revelan algunos medios brasileños.
De cómplice a enemigo
Sergio Moro había amenazado con dejar el Gobierno si Mauricio Valeixo, su mano derecha, era reemplazado como director general de la Polícia Federal. Bolsonaro lo destituyó el pasado 24 de abril y el exministro de Justicia cumplió su palabra. Ese mismo día convocó una conferencia de prensa en la que anunció su salida y advirtió que el Mandatario lo presionaba para tener acceso ilegal a reportes de inteligencia y a información de investigaciones en curso.
En la rueda de prensa lo acusó de obstruir e interferir en investigaciones y de querer ubicar en un ente autónomo, como la Policía Federal, a un hombre de su confianza, el comisario Alexandre Ramagem, a quien Bolsonaro nombró en el cargo, aunque luego la decisión fue anulada por un juez del Tribunal Supremo.
El ambicioso juez del caso Lava Jato, quien encarceló -sin pruebas- al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, hoy en libertad, se convirtió en el principal enemigo de Bolsonaro al denunciarlo por atentar contra el Estado de derecho, solo 16 meses después de unirse a su Gobierno y ser su cómplice en el manejo de la justicia y la seguridad en Brasil.
Tan solo días después, las acusaciones de Moro llevaron a la Fiscalía General a abrir una investigación sobre la conducta del Mandatario brasileño.
Así, si se concluye que Bolsonaro ejerció presiones políticas ilegales, la Fiscalía debería presentar una denuncia formal al Supremo, que a su vez debería pedir autorización a la Cámara de Diputados para iniciar el proceso correspondiente.
En el caso de que no se comprueben sus acusaciones, el exministro podría ser denunciado por «calumniar» al Jefe de Estado del país suramericano.
Investigaciones contra los hijos de Bolsonaro
En sus declaraciones, Moro dejó caer que el Presidente quiere hacerse con el mando de la Policía de Río, donde vive su familia para interferir en las investigaciones abiertas contra tres de sus hijos.
“Bolsonaro teme que las investigaciones de la policía alcancen a sus hijos”, explicó el analista político de la Fundación Casa Rui Barbosa, Fabio Kerche, citado por La Vanguardia.
El senador Flavio Bolsonaro –el segundo de los cuatro hijos varones del presidente– es investigado por la Policía de Río por presunto desvío de dinero público para beneficiar a grupos paramilitares de ultraderecha, así como por delitos de blanqueo de dinero en el sector inmobiliario de Río.
La Policía Federal también investiga al diputado federal Eduardo Bolsonaro y al concejal Carlos Bolsonaro por presunto desvío de fondos públicos para financiar y dirigir campañas sucias en redes sociales contra sus rivales políticos y periodistas.
El video que puede hundir a Bolsonaro
Aunque el Mandatario ha negado las acusaciones de su exministro, a quien llamó «ególatra y oportunista», existe una prueba de que Bolsonaro sí exigió el cambio de la dirección general de la Policía Federal con el objetivo de evitar problemas para sus tres hijos y varios de sus amigos y allegados.
La Fiscalía General tiene un video de una reunión del Gabinete en la que Bolsonaro amenazó con echar a Moro si no interfería ante la Policía Federal para tener acceso a posibles investigaciones contra sus familiares.
“No voy a esperar que jodan a alguien de mi familia, cambio a todo el área de la seguridad, cambio al jefe, cambio al ministro”, expresó el ultraderechista, según el video que difundió la cadena O Globo. Debido a esas afirmaciones el Mandatario podría ser enjuiciado por incurrir en al menos cuatro delitos previstos por el Código Penal.
Según la prensa, el video pertenece a una reunión de Gabinete del 22 de abril y es la principal prueba que tiene el fiscal general, Augusto Aras, en la investigación abierta por el Supremo Tribunal Federal para determinar si la renuncia de Moro como Ministro de Justicia tiene que ver con intereses particulares de Bolsonaro para obstruir a la justicia.
Según el abogado de Moro, Rodrigo Sánchez Rios, el material audiovisual «confirma integralmente» las denuncias del exministro, por lo que «es de extrema relevancia» que su contenido, hasta ahora bajo secreto de sumario, sea divulgado.
Luego de revelarse el contenido del video, el Mandatario reaccionó y desmintió cualquier presión para interferir en investigaciones de la Policía Federal.
“En ese video no existe la palabra Policía Federal, todo lo que la prensa está montando es fake news”, sentenció, al tiempo que defendió su derecho constitucional de nombrar al jefe de la fuerza.
En diálogo con los periodistas, negó las acusaciones que hizo Moro tras su salida forzada del gobierno y minimizó el contenido filtrado del video de la reunión de gabinete, reportó República.
Sin embargo, si se encuentran indicios suficientes para una acusación formal, Bolsonaro podría ser suspendido del cargo durante los 180 días que duraría el juicio y sustituido por el vicepresidente Hamilton Mourao, quien también concluiría el mandato que vence el 1 de enero de 2023, si el gobernante fuera hallado culpable.
Desaprobación en aumento
La investigación no es el único problema que enfrenta el ultraderechista, pues la tasa de desaprobación de su Gobierno aumentó 12 doce puntos porcentuales desde enero y se sitúa en 43,4 %, según un sondeo difundido esta semana por la patronal Confederación Nacional del Transporte (CNT).
Según la consulta, el 55,4 % desaprueba la figura de Bolsonaro, contra el 47 % que respondía eso mismo en la encuesta previa, realizada en enero. En tanto, la tasa de aprobación en la nueva encuesta es de 39,2 %, contra el 47, 8 % de enero.
Sin embargo, la tasa de desaprobación podría empeorar por la desastrosa gestión del Gobierno de la pandemia del COVID-19, que sigue siendo minimizado por Bolsonaro aún cuando la curva de contagios y muertos aumenta cada día sin parar.
Mientras que el coronavirus ha infectado a más de 180.000 personas y cobrado la vida de 12.500 en el país suramericano, el ultraderechista está más preocupado en intentar bloquear las investigaciones criminales contra sus hijos.
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