El pueblo estadounidense está «en ascuas». A 48 horas de haberse celebrado elecciones presidenciales aún no se conoce un ganador. De ganar Nevada, Joe Biden resultaría electo. Sin embargo, hay otros estados que tampoco han dado resultados. Pero, aunque Donald Trump se vaya o se quede, este es el panorama que dejaron sus cuatro años de mandato en Yemen.
A finales de enero de 2017, pocas semanas después de que Donald Trump asumiera como presidente de Estados Unidos, tropas militares de ese país ejecutaron una “redada” en la aldea de al-Ghayil, al suroeste de Yemen. Así, Trump inició su mandato: con derramamiento de sangre.
Esta presunta “redada”, dirigida por decenas de tropas de las fuerzas especiales estadounidenses. tuvo el respaldo de helicópteros. La misión -supuestamente- era atacar operativos de Al Qaeda que “se creía” que vivían en esa aldea. Al final, la misión “exitosa”, tal como la calificó Trump, no fue más que otra “masacre sangrienta”.
The Intercept retrata ese día en Yemen. Los militares descendieron sobre la aldea, arrasaron casas con explosivos y llenaron los callejones de al-Ghayil con disparos. Al terminar los tiroteos, decenas de civiles yemeníes fueron asesinados, mientras un solo oficial gringo falleció.
Entre los asesinados destacaron muchos niños, incluida una pequeña de ocho años, Nawar al-Awlaki, ciudadana yemení-estadounidense. Nawar era hija de Anwar al-Awlaki, un estadounidense que supuestamente se unió a una red local de Al Qaeda. Él y su otro hijo, Abdulrahman (15), ya habían sido asesinados en un ataque con drones ordenado por Barack Obama.
Informes posteriores incluyeron a Nawar entre la decena de niños menores de 13 años asesinados en el ataque. Su muerte, ordenada por Trump, marcó el último capítulo trágico en la colisión de la familia al-Awlaki con Washington.
«Fue alcanzada con una bala en el cuello y sufrió durante dos horas«. Así lo relató más tarde a los periodistas su abuelo, Nasser al-Awlaki. “¿Por qué matar niños? Esta es la nueva administración”, la era Trump, “es muy triste, un gran crimen”.
El informe sobre la ofensiva en Yemen
Un nuevo informe del grupo de monitoreo independiente Airwars se publicó este miércoles 28 de octubre. El documento ofrece una imagen más clara del impacto devastador de la administración Trump en Yemen.
El reporte se llama “Erosionando la transparencia: acciones antiterroristas de Estados Unidos en Yemen bajo el presidente Donald Trump”. En él se describe una guerra librada brutalmente durante los últimos cuatro años, mientras se aleja silenciosamente de la atención pública.
Ese accionar contrasta con la imagen que había dado Trump meses antes. Cuando hizo campaña en 2016 se presentó a sí mismo como un “contrapeso al establishment de la política exterior estadounidense sedienta de sangre y fuera de control”. Pero, el informe de Airwars demostró que el magnate no encaja -jamás- con ese panorama optimista.
El informe determinó que al menos 86 civiles murieron en ataques aéreos y redadas en Yemen por órdenes de Trump. La mayoría de estos asesinatos ocurrieron durante 2017 y 2018. En la nación africana, esos dos años fueron los más activos en términos de ataques, y los más mortíferos para los civiles.
El esfuerzo de guerra completo de Washington en Yemen contiene diferentes componentes: redadas y ataques aéreos ejecutados por el Ejército. También, una campaña encubierta separada que involucra drones y otras medidas emprendidas por la CIA.
Finalmente, destaca el apoyo indirecto de EE. UU. a la coalición liderada por Arabia Saudita. La nación árabe libra una guerra separada y devastadora contra las fuerzas rebeldes hutíes de Yemen.
Trump dice que Yemen es una “herencia”
Trump dice que heredó estos conflictos” de su predecesor, Barack Obama. Peor aún, se niega a aceptar que él mismo los intensificó. The Intercept asegura que Trump ayudó a convertir a Yemen en “la mayor crisis humanitaria del mundo”, en palabras de Human Rights Watch.
En Yemen, después de más de cinco años de guerra, millones se encuentran al borde de la inanición. Y eso sucede en “uno de los países más pobres del mundo”. Por su parte, Trump expresa sentirse bien al supervisar la crisis, bombardear y hacer redadas. Pero, también arma estados extranjeros -como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos- que tienen sus propios intereses políticos en Yemen.
En 2019, Trump ni siquiera pudo tomar “una vía de salida” en Yemen. Incluso, uso su veto presidencial para bloquear una decisión del Congreso que establecía el fin de la participación estadounidense en esa guerra.
Para colmo de males, el informe de Airwars sacó otra revelación. Trump revirtió los intentos modestos de Obama, tras años de presión, para brindar transparencia sobre las operaciones militares en Yemen.
También en 2019, Trump emitió una orden ejecutiva para revocar una medida de Obama. Ésta obligaba a hacer público el número estimado de civiles asesinados en operaciones en “zonas de guerra activas” como Yemen.
La medida se produjo dos años después de que Trump relajó las reglas sobre los ataques aéreos y las redadas de comandos. Esto último le dio al Ejército la capacidad de ejecutar operaciones con una supervisión reducida.
¿Cuántos civiles asesinó Trump en esta gestión?
En los informes anuales de Trump, el Ejército afirma que “cero civiles” murieron en Yemen durante las operaciones que ejecutaron entre 2018 y 2019. Pero, esa afirmación contradice los informes minuciosos de grupos de monitoreo como Airwars.
Lamentablemente, “el absurdo número de muertos no fue cuestionado por una administración que se esfuerza por alentar y defender a las personas acusadas de matar a civiles en combate”, reseñó el medio británico.
Entonces, la huella sangrienta de la administración Trump en Yemen es solo un ejemplo de cómo continúa y se intensifica el brutal legado de la política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente.
Precisamente, el accionar en África y Medio Oriente incluye cómo los ataques aéreos en Somalia alcanzaron niveles récord con Trump. Esto fue así, incluso cuando el país cedió bajo la presión del coronavirus.
Por otro lado, EE. UU. emprende una política de guerra y asedio contra la población de Irán, justo cuando ambos países enfrentan uno de los peores brotes de virus en la historia.
Además, por sus sanciones y medidas coercitivas, Washington niega a la población iraní la posibilidad de acceder a suministros vitales. Eso sucede mientras el sistema de salud está bajo tensión, por no decir provocación, tras el asesinato de comandantes militares iraníes.
El accionar de Donald Trump en Afganistán es mucho más sencillo de explica y fácil de entender. Durante su gestión, ordenó solo 10 ataques aéreos contra esa nación, pero al final terminpo asesinando a por lo menos, 150 civiles.
La farsa de Trump sobre el Estado Islámico
Uno de los supuestos éxitos militares de Trump -jamás comprobado- fue la guerra contra el Estado Islámico (ISIS). Esa batalla se ejecutó con similar brutalidad e indiferencia ante las consecuencias futuras. Incluso, tan pronto como asumió la presidencia, las muertes de civiles por ese conflicto se dispararon.
Bajo su administración, los ataques de la coalición gringa en Irak y Siria contra el grupo terrorista asesinaron a unos 13.000 civiles. Es el más reciente capítulo trágico en décadas de historia de campañas militares en Medio Oriente. Esas acciones son las que engendran radicalismo entre las ruinas de los países árabes.
The Intercept reseñó declaraciones de un militar francés que sirvió en la coalición y habló sobre cómo Trump libró esa guerra. “Hemos destruido masivamente la infraestructura. Le hemos dado a la población una imagen repugnante de lo que puede ser una liberación al estilo occidental”. Así lo relató el coronel Francois-Regis Legrier, en 2019.
Los comentarios de Legrier dieron una idea importante de cómo Washington y sus aliados libraron la guerra bajo el mando de Trump: con la mayor brutalidad y poca preocupación por los civiles.
El epílogo
Tras la incursión de 2017 en al-Ghayil, un reportero de The Intercept visitó la aldea y encontró una escena de destrucción y dolor entre los sobrevivientes. Miles de personas quedaron abandonadas en un lugar remoto donde Trump aprobó enviar al Ejército.
Incluso, un niño le contó al reportero sobre la muerte de su madre. “Fue atropellada por el avión americano (…) Ahora está en el cielo».
Así, mientras Trump buscaba la reelección, se promocionó a sí mismo como un oponente de «guerras interminables». Pero, vale la pena reflexionar sobre el destino de los civiles en al-Ghayil y en muchos otros pueblos, desconocidos para la mayoría de los estadounidenses, destruidos por el Ejército gringo y por órdenes del magnate.