Bullying escolar contra migrantes enciende las alarmas en España

En 2020 el bullying o acoso escolar en un país como España provocó el suicidio de 61 niños, niñas y adolescentes.

Bullying escolar contra migrantes enciende las alarmas en España

Autor: Ronald Ángel

«Esto no es ‘bullying’ ni ‘bulan'», le espetó la profesora a Saray, una niña de 10 años, cuando esta le intentaba explicar el acoso escolar que sufría.


El pasado viernes, pocas horas después de salir de clase, la menor se lanzó por la ventana de un tercer piso de un inmueble en la ciudad española de Zaragoza. Fue su madre, que había salido a hacer algunas compras, la que la vio tirada en el suelo y llamó a la ambulancia. No murió. Se fracturó la cadera y se fisuró el tobillo izquierdo. 

«Le decían sudaca de mierda vete a tu puto país, le tiraban del cabello, le mojaban la ropa o le quitaban los útiles del colegio. Imagino que como no encontró ayuda ni en el colegio ni en nosotros, empezó a guardarse las cosas y como única salida, el viernes decidió lanzarse por el balcón», relató el padre al Heraldo de Aragón.

La familia, de origen colombianorecurrirá ante la Justicia para determinar las presuntas responsabilidades del centro que, por su parte, se mostró a «disposición» de colaborar en la investigación, reseña RT.

Bullying = «Gordo, foca»

El caso de Saray ocurre unos días después de que se hiciese viral el video de Izan, un niño acosado por sus compañeros el día de su cumpleaños en la localidad española de Lloseta, en Mallorca.

Su hermano publicó un mensaje en las redes contando la historia. «Hoy mi hermano cumple 11 años, ayer emocionado fue a comprar una tarta para celebrarlo en el colegio y la grata sorpresa ha sido que sus compañeros en vez de cantarle cumpleaños feliz, lo que han hecho ha sido empezar a cantarle pero llamándole ‘gordo, foca'», explicó. 

ATENCIÓN: Las siguientes imágenes pueden herir su sensibilidad

El hermano –que acusó a los profesores de «hacer la vista gorda»– continuó: «Ha llegado a casa y lo primero que ha hecho es echarse a llorar y decir que esta vida es una mierda, que no quería vivir más». 

Las muestras de apoyo fueron tantas que Izan agradeció el gesto a través de las redes. «Muchas gracias a todos los que me habéis enviado los vídeos de felicitaciones por mi cumpleaños, por todo el apoyo que he recibido después de lo que me pasó. Me habéis subido mucho la moral«, comentó.

Unos días después del arranque del curso escolar, casos como los de Saray o Izan hacen que se enciendan las alarmas y se abre, una vez más, el debate sobre las víctimas de acoso escolar en España, un país donde en 2020 se suicidaron 61 niños, niñas y adolescentes.

Según Save The Children, los menores víctimas de ‘bullying’ tienen 2,23 veces más riesgo de tener ideas suicidas y 2,55 veces más riesgo de realizar intentos de quitarse la vida que aquellos que no lo han sufrido.

En el informe ‘La Opinión de los Estudiantes’, realizado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, uno de cada cuatro alumnos, un 24,4 %, percibe que existe acoso escolar en su clase, un dato superior al del curso pasado (15,2 %), cuando las aulas no fueron presenciales por la pandemia.

Insultos, motes y burlas

El estudio, para el que se entrevistó a 5.123 alumnos y 229 profesores de cinco comunidades autónomas, concluye que el acoso escolar ha cambiado desde la pandemia. El tipo de ‘bullying’ más común en el último curso fueron los insultos, motes y burlas, seguidos del aislamiento (dejar de lado), la difusión de rumores, los golpes y patadas y las amenazas.

Los motivos principales del acaso son el aspecto físico de la víctima, las cosas que hace o dice, las buenas notas o que, simplemente, el agresor es agresivo (20 %). 

En lo que respecta al ‘ciberbullying’ –las herramientas más utilizadas son WhatsApp, Instagram y TikTok–, en la inmensa mayoría de los casos los acosadores son compañeros del centro escolar.

Un dato sorprendente es que uno de cada cuatro estudiantes reconoce que ha podido participar en una situación de ‘bullying’ o ‘ciberbullying’ sin darse cuenta. Asimismo, casi la mitad percibe que su profesor «no hace nada» y cerca de dos tercios que el centro escolar no actúa. 

Desde el Observatorio estatal de la Discapacidad se recuerda que esta forma de violencia afecta de manera más significativa a determinados colectivos como «las minorías étnicas, las personas LGTB o las personas con discapacidad«.

Entre las batallas más sonadas se encuentra la de José Manuel López Viñuela, padre de Kira, una niña de 15 años que se suicidó el año pasado tirándose de la azotea de su vivienda. Viñuela pide, a través de la plataforma ciudadana Change.org, la creación por parte del Ministerio de Educación de una ley de acoso escolar que «especifique las actuaciones pertinentes tanto en caso de acoso de profesores hacia alumnos como en caso de ‘bullying’ entre iguales».

«Cada día me pregunto por qué. Qué puede hacer que una niña de 15 años sienta que no puede más. Qué le pasó en el colegio el día de antes y qué temía que le pasara aquel día si volvía a ir. Lo que le esperaba tenía que ser terrible si con tal de no ir a clase prefirió incluso morir», relata.

Y matiza: «Basta de pensar que la burla, el insulto, las agresiones ‘son cosas de críos’. No lo son. Son un problema social grave que puede acabar (y que acaba) con vidas inocentes».

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