En Tabacundo, una población del norte de Ecuador conocida como la ‘capital mundial de la rosa’, se levanta el primer cultivo de cannabis legal y formal del país suramericano. Lo que no se sabe es que este proyecto podría convertir al país andino en el mayor exportador de cannabis, pero, ¿esto significa que podría convertirse en la capital mundial de la marihuana?
En medio de grandes extensiones de tierra dedicadas a la plantación de flores está el cultivo de CannAndes, una empresa que recibe ese nombre haciendo referencia a cannabis de los Andes, que nació dentro de la florícola Boutique Flower’s, donde por ahora ocupa una hectárea de la extensa plantación, de las nueve que el Ministerio de Agricultura y Ganadería le autorizó a la firma.
«Esta es la primera vez que se siembra en el Ecuador cannabis así legalmente. Aquí ya ves plantación de cannabis en cantidades comerciales«, dice, en entrevista con RT, Klaus Graetzer, presidente de CannAndes y quien conforma la empresa junto a Felipe Norton y Alfredo López.
En el recorrido por la estancia se puede observar el área de plantación, otro espacio más pequeño que es el invernadero de propagación —donde empiezan las plantitas, que se siembran por semillas y esquejes—, un lugar para el secado de las plantas, otro más para el almacenamiento a bajas temperaturas, un laboratorio para extracción y estudio de las plantas y las oficinas de la firma.
Además de las nueve hectáreas que podrán usar en Tabacundo para el cultivo de cannabis, el Ministerio de Agricultura y Ganadería le aprobó a CannAndes 45 más en otras dos propiedades, ubicadas en diferentes lugares de Ecuador, describe el periodista de RT, Edgar Romero.
Cannabis por debajo del 1 % de THC
Graetzer señala que él y sus socios son pioneros en este negocio en el país, puesto que comenzaron a trabajar en la iniciativa, haciendo los estudios respectivos, mucho antes de que la legislación ecuatoriana les favoreciera. En agosto de 2019 les fue otorgado el registro como importador de semillas.
Recién en diciembre de 2019, la Asamblea Nacional aprobó la despenalización del cannabis no psicoactivo en el país, que es el que le permiten cultivar, al establecer en el artículo 127 de la Ley Orgánica Reformatoria al Código Orgánico Integral Penal lo siguiente: «Se excluye de las sustancias catalogadas sujetas a fiscalización al cannabis no psicoactivo o cáñamo, entendido como la planta de cannabis y cualquier parte de dicha planta, cuyo contenido de delta-9- tetrahidrocannabinol (THC) es inferior a 1 % en peso seco, cuya regulación es competencia de la Autoridad Agraria Nacional».
Más adelante, en octubre de 2020 se dio a conocer el Acuerdo Ministerial 109 del Ministerio de Agricultura y Ganadería en el que se estableció el «reglamento para la importación, siembra, cultivo, cosecha, postcosecha, almacenamiento, transporte, procesamiento, comercialización y exportación de cannabis no psicoactivo o cáñamo y cáñamo para uso industrial».
En este mismo reglamento se clasificó a la planta de cannabis en «plantas de genética no psicoactiva» y «plantas de genética psicoactiva». Las primeras son aquellas que contienen menos del 1 % de THC de su peso seco y las segundas tienen un porcentaje igual o mayor a 1 % de THC, que ya sería marihuana, considerada ilegal en el país y su cultivo constituye un delito penal.
En esas normativas se ampararon en CannAndes para constituir la empresa y, como establece la ley, su cultivo debe estar por debajo del 1 % de THC; cuestión que monitorea constantemente Stalin Suntaxi, quien se encarga del laboratorio que tienen en la misma finca de Tabacundo.
Graetzer explica que en la semilla de su cultivo predomina el cannabidiol (CBD) y tiene muy poco THC, ambos son cannabinoides que se encuentra en la planta de cannabis y destacan por sus cualidades terapéuticas. La diferencia es que el primero no tiene efectos psicoactivos y el segundo sí.
La compañía ya cuenta con las licencias que expide el Ministerio de Agricultura y Ganadería para trabajar en esta industria, que son: para la importación y venta de semillas; para la producción y venta de semillas y esquejes; para producción de cannabis no psicoactivo y cáñamo industrial; para el fitomejoramiento y bancos de germoplasma; para producción y procesamiento de derivados; y para comercialización y exportación.
Aunque son los pioneros, no son los únicos. Según Graetzer ya hay más de 40 compañías en Ecuador tratando de embarcarse en el negocio; sin embargo, asegura que ninguna otra llega al nivel que ellos han avanzado.
«Muchas empresas están entrando ahorita a la industria, están recién empezando, están recién constituyéndose, sacando permisos, viendo las semillas, entonces les va a tomar uno o dos años estabilizarse y llegar al punto que estamos nosotros ahora», indicó.
Las ventajas del país
«En el momento en el que Ecuador entre a esta industria, como país, rompe el tablero, porque tiene el potencial para dominarla en muy poco tiempo», enfatizó Graetzer.
Él menciona que Ecuador tiene, básicamente, dos ventajas sobre otros países que ya cuentan con una industria cannábica establecida, como Uruguay o Canadá, que son el clima y la experiencia como uno de los mejores productores de rosas del mundo.
Sobre el clima y las condiciones geográficas, el titular de CannAndes explica que de los 13 países que están atravesados por la línea ecuatorial, Ecuador es el único que está «en una parte de una cordillera (la de los Andes) donde tiene mayor cercanía al sol», lo que beneficia a los cultivos porque favorece la fotosíntesis. Incluso resaltan las bondades del suelo de Tabacundo, que es rico en nutrientes, al ser volcánico, debido a que a pocos kilómetros se levanta el volcán Cayambe.
En cuanto a la experiencia como país floricultor, esto le permite «hacer algo que ya sabe hacer» y más al considerar que el cultivo del cannabis es más fácil que el de las rosas.
«Yo no veo forma donde el Ecuador en los próximos cinco años no domine por completo el mundo del cannabis», destaca Graetzer.
Los productos a base de cannabis
El objetivo de CannAndes es vender la materia prima y, además, sus propios productos a base de cannabis. Para el desarrollo de estos está Nina Tapia, quien también conforma el equipo.
Ella menciona que el cannabis funciona como un «eje regulador de los procesos fisiológicos y patológicos del cuerpo». Entonces, añade, «te lo puedes estar tomando para mejorar el sueño, pero además estás mejorando los niveles de azúcar en la sangre y sin darte cuenta empieza a circular mejor […] te regula el apetito y entonces bajas de peso porque el metabolismo se acelera».
Tapia indica que hasta ahora se han desarrollado 18 productos, entre los que se incluye una línea de cosméticos, que abarca champú, acondicionador, jabón, aceite corporal, desodorante, gel desinfectante, crema humectante, entre otros.
«Si tú te pones cannabis en la piel puedes tratar desde afecciones dermatológicas como psoriasis, dermatitis, acné, hasta tener una piel más brillante y sana y por ahí prevenir melanomas», menciona.
También, comenta que están «trabajando en una línea de comestibles», que incluye chocolates, alfajores, gomitas, té, cervezas, café, aguas aromáticas, entre otros. Asimismo, han desarrollado goteros de suplemento alimenticio.
Los productos aún no están a la venta, puesto que deben contar con el registro que emite la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA).
A futuro esperan también aprovechar, incluso, el tallo de la planta, cuya fibra, comenta Graetzer, se puede usar, por ejemplo, para hacer tela. «Estamos guardando todos estos tallos y tenemos una alianza con unas universidades para que empiecen a desarrollar ellos ya la industria», dijo, al tiempo que señaló que del cáñamo también se puede obtener biocombustibles y bioplásticos.
El plan de CannAndes es abrir un local en Quito, para que la gente conozca ‘in situ’ los beneficios del CBD, en busca de acabar con la estigmatización que tiene la planta de cannabis, cuya ilegalidad apenas data de las primeras décadas del siglo XX.
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