Un ex empleado civil del Ejército envió una carta a la presidenta Michelle Bachelet para denunciar eventuales humillaciones, descalificativos y maltratos físicos a su persona, ocurridos al interior del Comando General del Personal de esa institución.
Según el documento enviado a La Moneda en octubre de 2016 – y que a la fecha no ha tenido respuesta – el funcionario administrativo de planta Cristián Bórquez Lineros fue sacado repentinamente de las filas con 17 años de servicio, presuntamente por cometer faltas de respeto a un superior.
Esa fue, por lo menos, la explicación que le dio el coronel Samuel Poblete, ex tesorero del Ejército que asumió el mando de la sección de Bienestar del Departamento II «Contraloría Interna» de la CGP tras el destape del escandaloso robo a los fondos reservados del cobre, más conocido como «Milicogate».
Allí, desempeñando labores de analista en temas presupuestarios del área habitacional y asistencial, Bórquez tenía la tarea de elaborar informes sobre la situación financiera de varios centros de recreación militares, algunos en quiebra.
Según relata en la carta que fue conocida en exclusiva por El Ciudadano, su clima laboral se tornó insoportable en 2015, cuando empezó a ser constantemente maltratado «con vejaciones, insultos… e incluso me ofrecieron ‘combos en hocico’, ‘patadas en la raja’ y finalmente me arrojaron una botella de agua mineral por la cabeza».
Bórquez manifiesta a Bachelet que un teniente coronel de apellido González acostumbraba a criticar su labor, refiriéndose a él como un «hueón» que armaba carpetas «ordinarias» en presencia de otros compañeros de trabajo. Posteriormente se enfrentó al reemplazante de dicho oficial, quien no soportó la entrega extemporánea de un documento.
«Un viernes llega un documento en la tarde con plazo, el viernes nos retiramos a las 16:00… fui a su oficina y no se encontraba, me devolví a mi puesto y dieron las 17:00. Yo tenía que llevar a mi hija al HOSMIL (Hospital Militar), ya que se había contagiado de parvovirus y otra peste B19 y tenía la carita hinchadita y manchado su cuerpo, manos, palmas… hablé con el SOF Carroza y le dije ‘mi SOF, me tengo que retirar por mi hija, son las 5 y el jefe no está’… me fui a las 17:15», evoca.
A primera hora del lunes – acorde a esta versión – el suboficial Carroza dijo a Bórquez que el jefe lo quería ver en su oficina. El mayor, pese a escuchar detalles de la urgencia médica, le habría dicho cuatro veces «no cumpliste la orden». Tras el incidente, el coronel Guillermo Sánchez se limitó a registrar una observación en su hoja de vida, pero el hostigamiento se mantuvo.
«No le importó lo que me sucedía, cero familia militar… (El coronel Sánchez) me dice ‘consígueme los datos del comité (económico institucional)’… ya no era mi pega, pero se los traigo y me dice ‘apúrate po’ hueón’, y toma una botella de agua mineral chica… y me la tira desde su escritorio hacia mí, yo alcancé a esquivarla llegando a otra oficina, a los pies de un empleado civil y todos se rieron», prosigue el denunciante.
El estrés laboral, señala Bórquez, derivó pronto en conflictos familiares. Cuando el coronel Samuel Poblete – investigado como presunto autor del delito de malversación de caudales públicos por negligencia inexcusable en el «Milicogate» – tomó el puesto del coronel Sánchez, le habría indicado al afectado: «Si yo descubro que tienes problemas más graves con tu señora, te cago y te dejo en Lista 3 y te echo… te voy a dar como bombo en fiesta».
Y así fue, explica Bórquez. En la carta dice que el coronel Poblete estampó otra «observación» por «falta de respeto y no hacer bien los oficios», y que lo obligó a firmar un documento ilegible en presencia de dos oficiales. Esta acción fue gravitante para que, tiempo después, se le incluyera en la Lista Anual de Retiros.
«Me sentí muy presionado… nunca había sido llamado a retiro y con 17 años y deudas, pagando la casa, salud para mi familia, educación para mis hijos, no lo podía creer, el corazón me latía fuerte», recuerda en el escrito.
Pese a que habló con el general Luis Chamorro, Bórquez no logró que los hechos fueron objeto de una investigación sumaria administrativa (ISA). Junto con ello, se le dijo que la reconsideración presentada a la junta secreta que lo desvinculó había sido rechazada, por «no aportar antecedentes que permitan modificar el acuerdo».
El ex funcionario destaca en su misiva que al momento de ser incluido en la lista de retiros – y sin que estuvieran agotadas todas las instancias para revertir esa decisión – «me eliminaron del sistema informático… yo pensaba que le había pasado a todos pero al llamar a informática me dicen que me habían eliminado del sistema… el Cdte. Rodríguez me llamó y me solicitó todos los archivadores y documentos que tengo y que estoy trabajando, por orden del Coronel Poblete, para guardarlos bajo llave en su oficina».
El mismo oficial habría ordenado impedir que Bórquez pudiese «ocupar internet, imprimir y menos sacar fotocopias».
«Me tratan como un delincuente… encuentro injusto que después de haber sido siempre leal a la institución, me traten de este modo. Además me he dado cuenta que en la calle me siguen como si fuera un terrorista y eso no debiera ser, porque estamos en democracia y todos somos libres de pensar y hacer lo que estime conveniente ante la ley», puntualiza Bórquez.
Cabe señalar que el comandante en jefe del Ejército, general Humberto Oviedo, no ha querido recibir a la supuesta víctima de acoso laboral por «problemas de agenda». Según confirmó este medio, los pormenores del caso ya fueron informados al ministro de Defensa, José Antonio Gómez, y al contralor general de la República, Jorge Bermúdez.