Como consecuencia de la pandemia del coronavirus COVID-19, las perspectivas económicas de Catalunya para el resto del 2020 son muy negativas y se espera un escenario solo comparable con la crisis de 1929 o la guerra civil.
Al respecto, se prevé una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 7,6 % a 8,8 %, que irá acompañado de una destrucción de 261 mil 800 puestos de trabajo, con una tasa de desempleo de 17 % a 18 %.
Asimismo, se espera que el consumo en los hogares caiga alrededor del 7 % y que las exportaciones se reduzcan entre 15,5 % y 17,1 % en 2020.
La Generalitat contempla que el crecimiento variará en función de los sectores económicos y que, en 2021, todo indica que no se habrá recuperado el volumen de PIB previo a la crisis sanitaria.
El vicepresidente económico de la Generalitat, Pere Aragonès, llamó a aplicar «políticas contracíclicas y de estabilización», y pidió aparcar la austeridad y los recortes por su efecto «negativo sobre la economía».
“Es fundamental que en esta crisis no se opte por las medidas de crisis anteriores, de austeridad, porque estamos ante una situación con una naturaleza totalmente diferente. Es un choque de oferta y un choque de demanda”.
La percepción de la situación no es positiva. Un estudio realizado por el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) muestra que hasta el 59,6 % de los catalanes ve una crisis económica durante años, con cambios sustantivos respecto a la situación previa a la pandemia, y cree que la economía saldrá “debilitada” tras la crisis sanitaria. Mientras, el 30,5 % cree que saldrá “fuertemente dañada” durante años. Sólo el 8,8% considera que se producirá una “rápida” recuperación.
En tanto, el 50,3 % considera que el Gobierno central no sabe cómo resolver la situación, mientras que ese porcentaje cayó al 40 % cuando se hizo referencia a la Generalitat. En ambos casos hay desconfianza sobre la posibilidad de que se atiendan los problemas de la población.
Ante este panorama, el periodista y analista internacional Patricio Mery Bell propuso que para enfrentar la crisis económica posCOVID-19, Catalunya podría estudiar el cambio de matriz productiva y energética que aplicó Ecuador durante la administración de Rafael Correa, entre 2007 y 2017.
Catalunya y Ecuador
Aunque Catalunya representa 2.3 veces el PIB de Ecuador, y su economía cuenta con realidades distintas a las del país suramericano, Mery Bell señaló su panorama económico guarda relación con el que encontró Correa a su llegada al poder.
Mery Bell recordó que Ecuador se encontraba endeudado, en ruinas y con una economía colapsada, dependiente del petróleo; y que ahora Catalunya enfrentará una caída en su PIB de 3 puntos por cada mes de confinamiento, debido al desplome de los servicios hoteleros y de la industria.
No obstante, planteó que una catástrofe puede ser convertida en una oportunidad y refirió que en el caso de Ecuador, Correa aportó su preparación como PHD en Economía, junto a su decisión política y liderazgo estratégico, para impulsar el desarrollo de su país.
“Durante su gestión de diez años y dos periodos presidenciales, el país de la mitad del mundo apostó por cambiar su matriz productiva y energética, con excelentes resultados. Estudiar y analizar esa transformación puede ser de utilidad para la sociedad catalana que observa cómo sus principales factores productivos se desploman: comercio, industrias y hotelería; áreas que requieren adaptarse a la crisis del coronavirus y al desplome de los precios del petróleo que provocarán una histórica contracción económica”, explicó el analista.
“Entonces, ¿si Ecuador, siendo un país en vías de desarrollo, pudo revertir este magro contexto, por qué Catalunya siendo una sociedad desarrollada no podría?”, subrayó.
El experto en política analizó el escenario económico de Catalunya y señaló que el 94,6 % de las empresas catalanas tiene menos de 10 trabajadores, y casi el 99 % tiene menos de 50.
“Gran parte de este empresariado ha visto detenida su actividad repentinamente debido a la pandemia y el estado de alarma decretado por el Gobierno”, expresó.
Explicó que los sectores que se han visto claramente más afectados son: comercio -principalmente el comercio al detalle-, industria, turismo y hostelería, y destacó que los datos que recogen el primer mes de confinamiento y las pérdidas por una Semana Santa confinada “evidencian el estrangulamiento de estos sectores”.
Mery Bell indicó que uno de los ítems reveladores de la afectación del virus en las empresas es el número de ERTE, como se le conoce en España a los despidos temporales por los cuales los trabajadores pasan a cobrar el paro durante un periodo determinado.
“Ya se han registrado en el Departamento de Trabajo al menos 92.148 ERTE, que afectan a un total de 676.919 trabajadores y de ellos más del 95 % son por fuerza mayor”, indicó.
Según los últimos datos de la consellería de Empresa y Conocimiento de Catalunya, el comercio pierde cada semana 525 millones de euros a causa del confinamiento. En el acumulado, desde el 16 de marzo hasta el 12 de abril, se estima que la facturación del sector ha perdido 2.100 millones de euros.
¿Cómo enfrentarán las pequeñas y medianas empresas este momento? ¿Cómo fomentar la demanda y evitar que cientos de empresas colapsen, quiebren y cierren afectando gravemente la cadena productiva? ¿Podemos utilizar esta crisis para cambiar nuestra matriz cultural, productiva y energética?, preguntó el periodista.
Para responder esta incognita, el investigador planteó que la capacidad de resiliencia socioeconómica entre 2007 y 2017 en Ecuador puede aplicarse al contexto particular de Catalunya poscoronavirus.
“Comparativamente, en 2007 Ecuador estaba peor preparado para cambiar de rumbo que Catalunya en 2020”, afirmó.
La crisis en Ecuador
En 2007, Ecuador venía saliendo de una profunda crisis económica y de inestabilidad política que había dejado al país en la catástrofe social.
Entre 1996 y 2007, esta nación tuvo ocho presidentes constitucionales, tres de ellos derrocados y dos triunviratos militares.
En 1999 llegó una crisis financiera conocida como el «Feriado Bancario», que ocasionó el cierre del 70 % de las instituciones financieras y el desembolso de 1.600 millones de dólares de fondos del Estado hacia bancos quebrados.
Asimismo, el desempleo subió a 14,7 %, la inflación se disparó a 96,1 % y la pobreza aumentó de 9 % a 17 %. Según datos del Banco Central de Ecuador (BCE), las pérdidas económicas ascendieron a 8.600 millones de dólares y el PIB cayó 4,7 puntos.
Este período de la historia puso a Ecuador en una profunda crisis que incluyó la dolarización de su economía y el quiebre de 17 bancos, provocando que miles de ciudadanos perdieran sus ahorros de vida.
Debido a esta hecatombe financiera, cerca de dos millones de ecuatorianos emigraron a otros países.
No obstante, el periodista recordó que este catastrófico escenario fue visto como una oportunidad estratégica para implementar las políticas de la Revolución Ciudadana, aplicadas por el Gobierno de Correa.
Logros de la Revolución Ciudadana
El proyecto político de la Revolución Ciudadana debe su nombre a uno de sus principales ideales: fomentar la participación popular en las toma de decisiones del país. De hecho, en 10 años se aprobaron casi 200 leyes que transformaron las relaciones de poder e impulsaron las garantías sociales.
Bajo este esquema de Gobierno, Rafael Correa logró una serie de transformaciones socioeconómicas en Ecuador.
Durante la Revolución Ciudadana, el PIB ecuatoriano creció en promedio de 3,9 % entre 2007 y 2015, comparado con el 2,9 % de Latinoamérica, de acuerdo con las cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El Gobierno tomó control del petróleo y sus recursos naturales, alejándose de la dominación de las multinacionales, lo que le permitió cancelar sus deudas internacionales.
En 10 años, Ecuador diversificó su economía altamente dependiente de los hidrocarburos, lo que fue vital para desarrollar el sector productivo y para incrementar la inversión social en pro de mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos.
Un ejemplo es la cifra del nivel de pobreza por ingreso que en 2007 era de 36,7 % y que descendió al 23,3 % en 2015. En el caso de la pobreza extrema, registró un descenso de ocho puntos porcentuales desde 2007, ubicándose en 2015 en 8,5 %. Asimismo, entre 2007 y 2013, el país suramericano bajó su coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, en 6 puntos (del 0,55 al 0,49).
La tasa neta de matrícula en educación básica subió de 92 % a 96 % en ocho años y el total de matriculados en el sistema público aumentó de dos millones 604 mil a tres millones 479 mil.
En salud, el Estado invirtió más de 13 mil 500 millones de dólares. La Revolución Ciudadana construyó al menos 20 hospitales y formó a 20 mil nuevos profesionales médicos que se sumaron al sistema público.
Otro logro fue en desempleo, ya que durante la administración Correa Ecuador llegó a ostentar la tasa más baja de Sudamérica, con 4, 3 % en 2015, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Mientras, el salario básico, que antes de la Revolución Ciudadana era de 160 dólares, subió a más 366 dólares, lo que supuso un incremento mayor a 220 %, para cubrir al ciento por ciento las necesidades de la canasta básica.
Claves para el desarrollo socioeconómico
Patricio Mery Bell indicó que para afrontar la crisis posterior a la pandemia, Catalunya puede replicar parte de las acciones y que desarrolló la Revolución Ciudadana en Ecuador.
El periodista chileno trabajó como asesor de Rafael Correa y conoce de primera mano las claves del éxito de sus dos periodos presidenciales.
“Lo primero que realizó Correa fue liderar un cambio cultural, para que la sociedad entendiera que es la política la que debe cambiar la realidad económica y no la economía terminar condicionando a los políticos. Sin liderazgo y decisión es imposible generar cambios estructurales”, destacó.
Destacó el hecho de que la Revolución Ciudadana apostó en grande, aumentó la inversión pública para generar medidas contra cíclicas y promover la demanda interna, protegiendo la economía nacional.
“Se construyeron escuelas, hospitales, universidades, infraestructura vial, todas las condiciones habilitantes de una nueva economía, que buscaba implementar un incipiente Estado de protección social y de equidad económica. Eso mejoró el encadenamiento productivo de los sectores estratégicos, afianzado y construyendo nuevos socios, como por ejemplo la Comunidad Europea y países vecinos”, expresó a El Ciudadano.
Explicó que estas condiciones sirvieron de base para pasar al segundo paso, que supuso el cambio de la matriz productiva y energética.
“Ecuador pasó de ser un país dependiente y carente de electricidad a ser un país autosuficiente energéticamente con la construcción de ocho hidroeléctricas”, afirmó.
De acuerdo con el investigador, Catalunya podría apostar por un ambicioso plan de generación de energía limpia a través de parques solares y eólicos.
“Se necesita solo el 2 % del territorio de Catalunya para contar con un equilibrio energético entre la demanda y la oferta energética, un proyecto de alto impacto que requerirá mano de obra, hoteles, comida, manufactura y recursos humanos calificados. Se revitalizaría el encadenamiento productivo cambiando la generación de contaminantes, apostando por ciudades limpias, modernas y eficientes”, explicó.
Para Mery Bell, Catalunya no necesita solo un plan de rescate, sino un cambio de paradigma, “asumiendo que el mundo cambió y que son ellos los llamados a liderarlo”.
“Un mega proyecto emblemático mejorará el estado de ánimo y la confianza en la economía. Se requiere de un sueño que aglutine los esfuerzos, por ejemplo la construcción de una ciudad 100 % auto sustentable y sostenible”, planteó el investigador.
“¿El parque solar y/o eólico más grande de España?, ¿Una ciudad solar colocada en los techos de los edificios de Barcelona?, ¿El primer puerto de navegación moderna y limpio, con embarcaciones a propulsión nuclear o eléctrica, de nueva generación para pasajeros, que puedan conectar Europa en forma expedita?”, subrayó.
Señaló que un proyecto de alta envergadura podría generar industria local, socios estratégicos y un plan de desarrollo, con el fin de construir un nuevo encadenamiento productivo que revitalice la economía catalana.
“Las crisis nos obliga a cambiar y evolucionar. La sociedad catalana suele ser extremadamente reflexiva, pero a ese interesante proceso intelectual deben sumar la capacidad de adaptarse al cambio pensando en el corto, mediano y largo plazo”, detalló.
Para el experto en política, otro paso para afrontar la crisis económica apunta a salvar al pequeño comercio, logrando mantener la demanda interna.
“Para ello deben poner dinero en la gente que quedó sin trabajo, intentar que la rueda no pare y el consumo pueda recuperarse”, sotuvo.
A medidano plazo, Mery Bell propone visualizar un proyecto de alta envergadura que traiga socios y capital de fuerte inversión, algo que podría contribuir a “reactivar en parte la industria hotelera; un proceso de pre industrialización agraria, un centro de investigación farmacéutico, generación de energía limpia y en el largo plazo dar una discusión de fondo sobre como viviremos a partir de ahora”.
En su análisis, el periodista destacó que si se desarrollan los megaproyectos de forma casi simultánea, esto permitirá reactivar varios sectores económicos. Además se podrá impulsar la construcción, que a su vez activa otros sectores que requieren de mano de obra semi-calificada, lo que apunta a la generación de empleos.
Otra de sus recomendaciones es apostar por el desarrollo de proveedores locales que generan la creación o fortalecimiento de pequeñas y medianas industrias; y la contratación local tanto de bienes y servicios como de mano de obra.
“¿Puede ser Catalunya un centro de investigación y desarrollo de energía nuclear de nueva generación que revolucione la forma en que nos movilizamos? ¿Utilizará Catalunya su espléndida posición geopolítica en el mediterráneo para reordenar el mapa comercial de Europa con barcos y submarinos rápidos de nueva generación? ¿Apostará Catalunya por la teoría de países en decrecimiento propuesta por académicos de Holanda?” Esas son parte de las opciones que según Mery Bell tiene el pueblo catalán para enfrentar una crisis y convertirla en oportunidad.
Para que Catalunya pueda aprovechar sus potencialidades y afrontar el futuro con un proyecto de desarrollo sustentable, similar al de Ecuador, el analista propone “comenzar por generar un comité de expertos y líderes de opinión que puedan analizar distintas alternativas, en el que trabajadores, migrantes, grandes, medianos y pequeños empresarios, investigadores, académicos, dirigentes sociales y políticos puedan dialogar sin tapujos para dibujar la Catalunya del futuro”.
“Entendiendo que el mundo tal y como lo conocíamos no regresará y esto representa una oportunidad histórica para tener una economía más robusta, independiente, limpia y sostenible que no termine arruinada por los influjos externos”, subrayó.