«Señor Presidente, tiene que ir a la carpa, señor Presidente tiene que ir a la carpa, tiene que ir a ver la carpa (…) ¿por qué lo dejan ir? (…) ¡Señor Presidente, no se vaya!», gritó desesperada y entre lágrimas Celia Capira mientras corría por las calles de la ciudad de Arequipa, la tarde del pasado domingo 19 de julio.
Celia pretendía alcanzar la camioneta en la que iba el mandatario peruano, Martín Vizcarra, para pedirle que se acercara a la carpa ubicada en las afueras de un centro hospitalario que está abarrotado de personas infectadas con COVID-19. Y también para rogarle por una cama para su esposo que agonizaba por el coronavirus.
El drama de Celia, una humilde mujer comerciante de 33 años y madre de tres hijos, se tornó en tragedia cuando su marido, Adolfo Mamani, de 57 años, terminó en la mencionada carpa sin poder ser atendido debidamente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
El rostro empapado en lágrimas mientras pedía ayuda desesperadamente al Presidente, usando mascarilla y escudo facial para protegerse del virus, se viralizó en los medios peruanos y redes sociales, una situación que al mismo tiempo refleja la desesperación de centenares de miles de peruanos que exigen respuestas a las autoridades de Gobierno.
«Presidente, tiene que ir a la carpa (levantada por la emergencia al lado del hospital para acoger más pacientes), no se vaya del hospital sin ver las condiciones en que están (los enfermos)«, gritaba Celia mientras se alejaba la comitiva presidencial.
«¿Por qué no le dejan ir?, ¡piensen en sus familias!», dijo Celia mientras agregaba: «Mucha gente se está contagiando (…) Yo tengo a mi esposo mal (…) Va a pasar lo mismo, todos tenemos familia (…) ¡Señor presidente, ¿por qué es malo e inhumano?!«, dijo cuando vio que nadie de los que trabajan para el mandatario se dignó a escuchar sus suplicas.
La persecución por las calles de Arequipa que emprendió Celia detrás de la camioneta en la que Vizcarra se retiraba del hospital Honorio Delgado quedó registrada en un video.
Celia: ícono del sufrimiento peruano
La señora Celia Capira se ha convertido, tras el incidente con el jefe de Estado, en un ícono que refleja el sufrimiento, dolor y angustia de los peruanos en medio de la pandemia ocasionada por la COVID-19.
Las impactantes imágenes de esa tarde muestran a una mujer desesperada por la vida de los enfermos y sobre todo de su marido, quien a pesar de que había sido diagnosticado con la enfermedad del nuevo coronavirus, lo mantenían en la calle en una carpa sanitaria sin darle ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos.
Celia nunca fue escuchada por Vizcarra, quien asegura que no se dio cuenta de su presencia. Lamentablemente, su esfuerzo por llamar la atención del mandatario fue inútil. Dos días después, el martes 21 de julio, su esposo -el señor Adolfo Mamani Tacuri de 57 años- falleció súbitamente mientras los médicos le aseguraban que él estaba estable y no requería cuidados intensivos.
«Ellos lo han matado, lo han matado, él estaba bien (…) aquí el Gobierno toma represalias contra mí y contra mi esposo (…) nos dijeron que estaba estable, en la mañana le traje desayuno», dijo indignada Celia, quien considera que lo mataron por represalias en su contra. A su vez, denuncia a los médicos por la falta de atención en hospitales donde no hay camas ni oxígeno para salvar a los enfermos.
Según los medios peruanos, al señor Mamani no lo ingresaron al hospital porque realmente no habían camas disponibles para atenderlos, pues la pandemia del COVID-19 ha desatado la saturación de los centros hospitalarios, rebosados de centenares de miles de personas infectadas.
Luego de que los medios reseñaron lo que había hecho la señora Celia por su esposo, las autoridades de Arequipa se comprometieron a trasladar a Mamani Tacuri a una cama en la unidad de cuidados intensivos; pero nunca cumplieron.
El señor Manami ingresó el martes 14 de julio por problemas al respirar, fiebre y tos; estuvo esperando por una cama a las afueras del hospital Honorio Delgado Espinoza, lugar donde empeoró su salud y falleció una semana después.
Celia no sabe cómo, de un momento a otro, falleció su esposo
En declaraciones al medio peruano RPP Noticias, la señora Celia manifestó que el personal que atendía a su esposo siempre le manifestó que él se encontraba estable. “Hoy le llevé el desayuno y me dijeron que estaba estable, con una saturación de 93”, dijo la señora el mismo día de su fallecimiento.
Entre lágrimas dijo que ningún doctor le dio información sobre cómo falleció su cónyuge. “Es una negligencia, no sé qué fue, nadie me explicó qué ocurrió. Intenté buscar a alguien que me diera información sobre las circunstancias de su muerte, pero nadie me explicó”.
En medio de su dolor, pidió al presidente Vizcarra que se dote de más personal médico a los hospitales de Arequipa. “Por favor ponga más médicos especializados por favor, es demasiado este dolor, que haya más medicinas”, dijo.
También se dirigió a la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, a quien solicitó ayuda. “Señora ministra por favor ayúdenos, nuestras familias se mueren, mi esposo está muerto, por favor investiguen, es una negligencia».
Ante la presión de los medios, el presidente Vizcarra dijo sobre este caso lo siguiente: «No escuché el domingo a la señora Celia, no me di cuenta, ante el caos y el tumulto. ¿Cómo no escucharla si es parte de mi forma de ser? Es parte de lo que infundo en este gobierno. Le pido disculpas sinceramente por no haberla escuchado. A nosotros nos duele como propia la muerte de todas las personas que han sufrido el COVID19”.
Seguidamente, la señora Celia respondió al mandatario no electo por voto popular sino impuesto por el Congreso, lo siguiente: “Las disculpas no son sólo para mí, es para todo el Perú”.
«Incompetentes»
La madre de tres hijos calificó de “incompetentes” a las autoridades regionales y pidió a Vizcarra, investigar la muerte de su esposo. «El daño se está haciendo a todo el Perú; no se trata de una sola persona, el presidente tiene que ver esta realidad. Este es un daño común a la sociedad y los más perjudicados son los pequeños emprendedores, la gente pobre”, subrayó Capira.
En este momento, la señora Capira se encuentra junto a sus hijos aislados en su vivienda, en el distrito arequipeño de Alto Selva Alegre, porque también dieron positivo al COVID-19.
“Él (Martín Vizcarra) es el padre de la patria y un padre por sus hijos da la vida. Mi esposo dio la vida por Arequipa y por todo el Perú. Mucha gente está muriendo, no solo con este virus, también por otras enfermedades. Nosotros pagamos nuestros impuestos y no es justo que estemos suplicando atención en un hospital”, añadió la mujer.
Por lo pronto, ella y su familia -según los medios peruanos- estarían recibiendo apoyo del Ministerio de la Mujer para superar el la situación. Al 30 de julio, Perú es el séptimo país con mayor cantidad de personas contagiadas con COVID-19, al superar la cifra de 395.000 positivos, con más de 18.600 fallecidos, según el mapa interactivo de la Universidad Johns Hopkins.
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