Conoce la verdadera historia de «Romualdito», la animita más famosa de Santiago

Las múltiples animitas de Romualdito a estas alturas son un pequeño santuario para los santiaguinos y un lugar de gran atractivo turístico del sector de la mítica Estación Central. Pero ¿cuál es la historia de este milagroso "santito"?

Conoce la verdadera historia de «Romualdito», la animita más famosa de Santiago

Autor: Ángela Barraza
romualdito
La animita de Romualdito, está ubicada en la calle San Francisco de Borja casi al llegar a la esquina con la Alameda Bernardo O’Higgins, junto a lo que va quedando de un viejo muro al costado de la Estación Central.

Si uno pregunta, mucha gente la conoce por ser «milagrosa» mas nadie te puede entregar información fidedigna de la identidad o de la razón por la que dicha animita está situada en ese lugar; sin embargo, hay relatos que coinciden de que se trata de una persona que fue asesinada en el año 1933.

En el mes de Agosto de este año, supuestamente se cumplen 80 años de la muerte de Romualdo, si hacemos concordar la fecha con las investigaciones más aclaradoras y coherentes que se han encontrado sobre él, durante todos estos años de devoción popular y en este breve reportaje intentaré contarles un poco más sobre su verdadera identidad, la forma en que comienza el mito y la razón que ha permitido que su memoria prevalezca a través de los años, colindando entre lo sobrenatural y el folclor.


La historia sobre quién fue y cómo murió Romualdito

Una cosa curiosa de sobre las animitas, es que la gente que es devota comienza a darle connotaciones angelicales al difunto. Generalmente, siempre se habla de niños, de personas que sufrieron mucho en vida, que eran personas nobles, sabias y de buen corazón. Generalmente se trata de seres «indefensos» u «oprimidos». Tal como lo dicta la tradición de la Iglesia Católica, los santos informales también deben cumplir (claro que bajo el escrutinio de sus fieles), condiciones de mártir y uno que otro milagro. Tal como lo es el caso de Santa Bernardita, San Pancracio o nuestra chilensis Laura Vicuña.
Gracias Romualdito 1

Respondiendo a este imaginario, la primera versión que podemos encontrar sobre este personaje, es que se trata de un pequeño infante que, luego de ser violado, habría sido brutalmente asesinado por delincuentes y borrachos que andaban por el lugar.

Atendiendo a esta versión de los hechos, no faltan los fieles que para pagar sus mandas, dejan en el «santuario» velas, flores y juguetes.
Romualdo

Otra potente versión que también incluye juventud y vulnerabilidad, consiste en que se trataba de un chico de unos 18 o 20 años que «era enfermito mental» (aunque no sea políticamente correcto usar esta terminología, quisiera ser fiel a los dichos de los testimonios rescatados). Este joven supuestamente vivía en el sector junto a su papá que estaba postrado a razón de alguna enfermedad. Cuenta la leyenda que el chico iba de camino a su casa para darle de comer a su padre (o que llevaba una manta de Castilla) cuando fue atacado por vagabundos, quienes lo asesinaron despiadadamente a palos y chuchillazos, dejando su cuerpo tirado en el lugar donde se encuentran las animitas.

Romualdo 1

Una tercera versión de lo que sucedió, habla de que Romualdo sería un huaso que, cual Carmela, había recién llegado a la ciudad cuando fue embaucado por unos malhechores para quitarle sus cosas; entre ellas, un poncho. Lamentablemente no varía el triste desenlace de la historia. Sin embargo, esta versión lo le agrada mucho a sus fieles.

Gracias Romualdito2

Ahora que la versión menos aceptada por su gente y ampliamente abordada por los maravillosos estudios de don Oreste Plath, se trata de que Romualdo era un peligroso maleante del sector, que fue «ajusticiado» por la policía de la época.

Gracias Romualdito3

Dicho todo lo anterior, hay una quinta historia y es, quizás la más coherente: Cuenta la leyenda de que se trataba de un hombre maduro, que bordeaba los 40 años. Su nombre era Romualdo Ibáñez y lamentablemente, también habría sido asesinado a razón de un asalto, en el que le habrían quitado unos pocos pesos y una manta, con la que se abrigaba. Lo curioso es que en esta historia se le vuelve a otorgar la condición de vulnerabilidad de la que les hablaba al principio, ya que se cuenta de que este sujeto venía saliendo recientemente del hospital Barros Luco, ya que había estado largamente enfermo de tuberculosis.  Esta historia también la rescató don Oreste Plath en su maravilloso libro «L’Animita» cuya última edición fue lanzada en 2012 por Fondo de Cultura Económica.

Una de las cosas que se repiten, a parte de la violenta causa de muerte, es la imagen de una manta o poncho. Quizás sea uno de los pocos elementos reales que se mantuvieron durante el tiempo.
De la fecha exacta de su muerte, pues la verdad es que es difícil determinar; sin embargo sabemos que «los milagros» pudieron comenzar en la década del 50 ya que de esa fecha datan las placas de agradecimiento más antiguas que se pueden leer todavía. Sin embargo, placas más antiguas podrían haber quedado tapadas bajo las nuevas o simplemente se despegaron y se perdieron con el tiempo, si definimos que la fecha de muerte fue realmente en la década del 30.

Rumuañdito / Romualdito #popular

Una foto publicada por Arturo LedeƵma Martinez (@arturoledezmamartinez) el


La Verdadera Historia

Ahora, los estudios respecto de Romualdito que realizó don Oreste Plath vieron la luz a principios de los 90 (1993 para ser más precisa) y en estos 23 años siguientes, no ha sido el único que se interesó por este santito. Es así como en 2012, unos chicos aspirantes a detectives de la PDI se involucraron con este caso criminal y descubrieron en base a partes médicos y policiales la información que ya ha sido tomada como definitiva (aunque no muy conocida por los fieles).
Cabe mencionar que el estudio fue comandado por don Gilberto Loch, que era en esos años el Jefe de la PDI de Valparaíso y del Grupo de Investigación Histórica Forense.
El verdadero nombre de Romualdito era Romualdo Ivani Zambelli. A la fecha de su muerte tenía 41 años. Vivía a penas a 5 cuadras de donde se levantó el memorial en su honor, en la dirección Lisperguer 3548 de Estación Central, en la que vivió por 4 años. (Anteriormente vivía en San Bernardo) y se ganaba la vida como mecánico. Era soltero y no tenía hijos.
A las 20:30 horas, del 8 de Agosto de 1933, fue abordado por delincuentes los que, en pleno asalto, le dieron una estocada en el corazón. El asesinato fue tomado por la 11ª Comisaría de Carabineros, sin embargo, el crimen no apareció en los medios de comunicación de la época, lo más seguro es que no fue considerado importante al ser un crimen de «barrios bajos». Su cadáver fue llevado al Instituto Médico Legal, donde se emitió el certificado de defunción con fecha del 10 de agosto. La causa del deceso fue «herida mortal en la región pericordial provocada por la agresión con arma blanca, específicamente un puñal.»
El caso es que no hubo detenidos ni culpables por el homicidio. Tampoco se encontraron registros de algún juicio, por lo que el asesinato quedó en la más absoluta impunidad. Y fin de la historia.
Sin embargo, en vez de terminar con esta investigación el mito, se sumaron más palitos al fuego de la devoción ya que al momento de hacerse la investigación, en la casa vivía doña Eugenia de la Fuente Góngora y, a pesar de que residía en esa casa desde 1934, aseguró frente a las cámaras de un noticiario de la TV, que no sabía que ahí vivió Romualdo, pero en todo momento afirmó que desde siempre había sentido «presencias extrañas» en su hogar y desde ese día, que atribuye  esa presencia al fantasma del célebre difunto.

Otro dato importante a saber es que la tumba de Romualdo Ivani existe y se encuentra en el Cementerio General, Patio 44, Pabellón 4, Anexo 4, nicho número 1.063, en la calle Dávila. Su madre doña Herminia, hizo grabar en una placa de mármol de la tumba: «Recuerdo eterno de su madre». Este lugar también comenzó en algún momento a ser venerado como animita. Al día de hoy cuenta con una gran cantidad de placas de agradecimiento por favores concedidos al extremo de que algunas se pasan al espacio de nichos vecinos.


La maldición de Romualdito

No es de extrañarse que las autoridades hayan querido borrar este lugar del mapa; sin embargo, no ha sido posible gracias (según la creencia popular) al mismísimo Romualdito. Cuenta la historia que un policía intentó quitar las velas montado en un caballo, mientras le alegaba a los devotos que podían provocar un incendio; sin embargo, sufrió un grave accidente cuando su caballo resbaló, a poca distancia del lugar,quebrándole las piernas al oficial. El accidentado inmediatamente se volvió devoto de Romualdito y gracias a eso se sanó.
Otro intento fallido de quitar la muralla sucedió con máquinas retroexcavadoras ya que se buscaba ampliar la calle San Borja. Sin embargo, los obreros comenzaron a acusar actividad paranormal en las máquinas. Que estas funcionaban erráticamente o que dejaban de hacerlo. Seguramente tenían miedo de que algo les fuera a suceder y encontraron ahí un pretexto para que no recayera sobre ellos alguna maldición.
Así que las autoridades ya están advertidas. Ni se les ocurra intentarlo otra vez.

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