El avance de la COVID-19 en Suramérica evidencia que los gobiernos de los países que comparten la Amazonía han descuidado la atención a los pueblos indígenas en medio de la pandemia. La crisis sanitaria se suma a otros problemas históricos que sufren estas comunidades, como carencia de servicios básicos, acceso a la salud, alimentos, destrucción de su medio ambiente, entre otras situaciones que hacen su vida bastante difícil.
La pandemia que ataca con mayor rudeza al continente americano, con más de 10 millones de personas infectadas -unos 4,5 millones en Suramérica, también está golpeando con gran intensidad a los pueblos indígenas, que ya contabilizan sólo en el cono sur más de 23.000 afectados con al menos 1.000 fallecidos, en casos detectados en 190 pueblos indígenas.
Estas cifras, recogidas y publicadas por la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), detallan que más de la mitad de estos casos afectados por el nuevo coronavirus, corresponden a Brasil.
Al respecto, la plataforma regional -que reúne a nueve países que cuentan con Amazonía- recogió declaraciones del apu (líder indígena) Gregorio Mirabal, sobre la situación de la Amazonía y la atención pendiente para las comunidades indígenas.
“Esta pandemia ha demostrado que no había un plan para los países y menos para los pueblos indígenas. Históricamente tanto los hospitales y las escuelas estaban en la misma situación [de olvido]”, dijo Mirabal, coordinador general de la Coica, durante una intervención en el programa peruano OjoPúblico-Pregunta.
En el programa también participaron Alicia Abanto, Adjunta en Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo; y Carol Zavaleta, médico e investigadora en salud, nutrición y seguridad alimentaria indígena de la Universidad Cayetano Heredia. Conversaron sobre el avance de la pandemia en comunidades y la respuesta de las autoridades frente a la situación, la relevancia del Acuerdo de Escazú para la región y estrategias para mitigar el impacto de la COVID-19 en territorios indígenas.
Indígenas olvidados y vulnerables
Entre tanto, Alicia Abanto señaló tres de los principales problemas estructurales en la atención de los pueblos amazónicos. El primero de ellos es la propia pandemia, que empeora los problemas estructurales que ya afectaban sistemáticamente a las mujeres y a los pueblos indígenas en Perú, pero también en el resto de países de la región».
El segundo es la profunda desigualdad que afecta aún más a los indígenas, víctimas de la discriminación que se expresa también en la falta de servicios, originada por una desatención histórica del Estado hacia los pueblos indígenas.
En tercer lugar está la precariedad de los Gobiernos en abordar adecuadamente el diálogo y la prevención de conflictos sociales.
A estos problemas también se suma la falta de registros oficiales sobre los casos de COVID-19 en la población indígena, que lamentablemente en el caso peruano, han tenido que sumar la muerte de históricos líderes ambientales, como el apu Santiago Manuin, quien falleció a inicios de julio pasado.
Al ser consultado sobre el duelo y los indígenas fallecidos, el apu Mirabal consideró que la región se encuentra en una etapa donde la partida de los abuelos -sumada a la destrucción de la selva por el extractivismo- representa la despedida de historias de miles de años. Pero además, según Mirabal, los pueblos indígenas ya enfrentaban varias pandemias en simultáneo como consecuencia de la falta de preocupación de los gobiernos de turno.
“Una de ellas es nuestra falta de memoria para todo el pueblo. La pandemia sin agua es otra, porque el agua contaminada con mercurio o con petróleo o en las ciudades es otra pandemia. ¿Cómo vas a lavarte las manos o a tener sanidad si no tienes agua; o si la tienes pero contaminada. La otra pandemia de nuestro gobierno es la falta de diálogo y acción. No quieren articular. Esa es otra pandemia que tenemos que superar juntos como pueblos”, explicó el líder indígena.
El caso peruano
En el caso peruano, Alicia Abanto también alertó que en la región Ucayali existen hasta el momento 325 comunidades afectadas por la pandemia, mientras que en otra región amazónica como Loreto, se han detectado 15 establecimientos de salud cerrados por falta de personal, cuyos miembros se encontraban contagiados y enfermos de COVID-19.
«Hay 844 trabajadores de salud contagiados. Eso implica que al no haber reemplazo de personal, los establecimientos de salud que están más cerca a la comunidad cierran. Si estamos hablando de que nos falta personal para las capitales o para las ciudades importantes de la región, imagínense lo que está pasando en los centros de salud que están en territorios indígenas», agregó Abanto.
Solamente en Perú los contagios indígenas superan los 4.700 casos confirmados por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep).
Entre tanto, para la doctora Carol Zavaleta, los gobiernos no han considerado a las comunidades y las prioridades han apuntado a zonas urbanas, a obtener insumos, como la adquisición de ventiladores o enviar medicamentos. Así se ha olvidado a los pueblos aislados que han tratado de resistir el avance de la pandemia.
“Por un lado miramos a la Amazonía como un lugar hermoso, lleno de recursos e importante para el desarrollo de los países de América Latina. Sin embargo, a la hora de preocuparnos de mirar a su gente y a su población, los ponemos en la cola”, cuestionó Zavaleta.
En Satipo, región Junín, la Defensoría del Pueblo ha reportado contagios en centenares de personas integrantes de tres comunidades indígenas lo que demuestra que los mecanismos de prevención están fallando.
Pandemia transfronteriza
La zona de frontera en la Amazonía ha sido sede de encuentros oficiales, como la firma del Pacto de Leticia en septiembre de 2019, para supuestamente coordinar la preservación de los recursos naturales de la zona más biodiversa del mundo.
Pero, según el apu Gregorio Mirabal la visita de los mandatarios -entre ellos Martín Vizcarra, presidente de Perú- no cumplió más que un rol protocolar.
“Resulta que Leticia ahorita es uno de los epicentros más graves de la pandemia. ¿Por qué? Porque esta pandemia es transfronteriza. Leticia tiene frontera con Colombia, Perú, y Brasil”, dijo Mirabal al recordar el Pacto de Leticia.
“Firmaron ese Pacto de Leticia, pero ni siquiera fueron a ver cómo estaba el hospital de Leticia, ni siquiera fueron a ver si había médicos, si había escuelas y cómo estaba la situación en la Triple Frontera. Estuvieron allí para sacarse la foto”, insistió el apu del Coica.
Para Abanto y Zavaleta, si bien una solución inmediata resulta compleja, se debe apostar por una intervención masiva del gobierno respecto a la prevención. Bien se podría volver al principio y comunicar de una forma adecuada los mensajes que lleguen a la población indígena.
Por su parte, el apu recomendó que los mandatarios que suscribieron el Pacto de Leticia el 2019 deberían trabajar en una medida para combatir al COVID-19. “Así como se reunieron para el Pacto de Leticia, para hacer una foto, reúnanse urgentemente para un plan transfronterizo en salud para erradicar esta pandemia».
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