Cruces de fierro de Don Pepe, tradición viva para honrar a los muertos

En el Mercado de Fierro de "Santa Rosa", José Carlos García Martínez ha elaborado por 55 años las estructuras que se colocan en las tumbas de los difuntos

Cruces de fierro de Don Pepe, tradición viva para honrar a los muertos

Autor: Jesús Arróniz

A finales de la década de 1960, a la edad de 12 años, José Carlos García Martínez comenzó junto a sus hermanos un pequeño negocio familiar que sigue vigente en la actualidad: la elaboración artesanal de las cruces para los difuntos.

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Don Pepe es conocido en el Mercado de Fierros “Santa Rosa” porque lleva décadas convirtiendo metal en hermosas cruces que se colocan en tumbas de quienes perdieron la vida.

Los primeros en realizar este oficio en toda la ciudad fueron sus hermanos, y su curiosidad desde pequeño lo encaminó a aprender a armar cada una de las cruces.

“Los primeros que empezaron a hacer las cruces fueron mis hermanos mayores, ellos eran herreros, yo tenía en ese entonces como 12 años, ellos fueron los que me empezaron a llevar a los depósitos de fierro y ahí empecé a hacer cruces”

Don Pepe

Herencia de familia

Al inicio el material que ocupaban eran los tubos de fierro de algunos tambores de cama que la gente iba desechando, pues existían pocos depósitos de metales en la ciudad; con los años fue cambiando.

Don Pepe precisó que los primeros diseños que él y sus hermanos comenzaron a realizar estaban inspirados en algunas fachadas antiguas de la ciudad, por lo que nombró a sus creaciones como “cruces coloniales”.

“La historia de las cruces que hoy se venden en la ciudad de Puebla empezó hace más o menos a principios de los años 70’s. Las primeras cruces que se hacían eran principalmente de fierro, en lo que nosotros nos basamos para hacer las cruces fue en las estructuras coloniales de la ciudad de Puebla, principalmente, en sus fachadas, en sus puertas, entonces nosotros comenzamos a hacer unas cruces coloniales”

No obstante, al pasar los años, las cruces fueron adaptándose a otros diseños y materiales como el aluminio con la intención de satisfacer las peticiones de sus clientes, pero, conservando en cada una de ellas la idea original.

Don Pepe se instaló, hace más de 50 años, en el local 55 del Mercado de Santa Rosa, donde hasta la fecha sigue trabajando todos los días junto a su esposa, sus hijos, uno de sus hermanos y otras cinco personas más.

“Yo empecé solo, mis hermanos que comenzaron con esto hoy ya no están con nosotros, pero hoy el negocio sigue siendo prácticamente familiar, desde que mis hijos iban a la escuela venían a ayudar, y actualmente les doy trabajo a cinco personas”

Aumentan sus ventas previo al Día de Muertos

José Carlos García Martínez afirmó que la temporada de muertos es cuando más ventas tiene al año, ya que muchas personas acuden del 27 de octubre al 1 de noviembre a su negocio para renovar la cruz de sus difuntos en los panteones.

“En estas fechas claro que aumentan las ventas, porque nosotros como mexicanos siempre festejamos a los muertos, y como parte de ese festejo del Día de Muertos muchas personas van y arreglan las tumbas de sus seres queridos, las limpian y sí la cruz está deteriorada por el paso del tiempo vienen con nosotros para cambiarla”

Detalló que antes del 27 de octubre le piden cruces chicas, principalmente para niños, mientras que después de esa fecha se venden las más grandes, por lo que dos semanas antes se preparan para esta temporada.

Apoyo a familias en la pandemia de covid

Don Pepe lamentó que la pandemia por covid-19 provocará tantas muertes, lo que tuvo un impacto en su economía porque mejoraron sus ingresos.

Indicó que este repunte en las ventas no sólo se debió a las víctimas del covid-19, que también repercutieron en funerarias y florerías, si no, que sus cruces fueron requeridas en otros municipios del estado.

No obstante, a pesar del aumento en el precio de algunos de los materiales, durante ese periodo, tomó la decisión de vender las cruces más barato “al comprender el dolor de las personas que perdieron a sus seres queridos”, así como la crisis económica.

“Los clientes nos decían que les bajemos un poco el precio, a nosotros no nos bajaban el precio de los materiales, en realidad lo que nosotros ganamos es un por ciento muy mínimo, pero también comprendemos la situación y se les bajaba un poquito el precio para echarles la mano”

Hoy, Don Pepe, se dijo orgulloso de su trabajo, pues a pesar de verlo como un negocio, también le tiene cariño, lo que intenta reflejar en cada una de las cruces que sigue elaborando a sus 67 años de edad.

“Este es un negocio, siempre va a haber difuntos, desgraciadamente, nadie es eterno, mis hermanos con los que yo empecé este negocio hoy ya no están, también, hay que tener en cuenta que no cualquier persona quiere hacer cruces, pero, nosotros las hacemos con mucho cariño, con amor porque a la gente que viene a comprarnos les gusta que hacemos cruces bonitas y que no se maltratan”

Fotos: Jesús Arróniz

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